Salir del laberinto
A veces un consejo es la frase más obvia, simple y tontorrona hasta entre tipos que desgranan cada milímetro de ese juego maravilloso que es el fútbol
Hace más de 10 años tuve la suerte de asistir en Bilbao a una comida entre dos buenos amigos que se dedican a eso de los banquillos, actividad que para mí siempre ha sido un enorme enigma. Vaya usted a saber si es por esa vida deportiva vivida en la soledad que era ser portero en el siglo XX; o porque no había grandes ejemplos de porteros que siguieran su carrera deportiva en los banquillos; o porque en mi carrera había visto sufrir tanto, tanto, tanto a los entrenadores, que consideré que para tener una vida profesional en la que siempre eres culpable de lo malo y muy pocas veces de lo bueno,...
Hace más de 10 años tuve la suerte de asistir en Bilbao a una comida entre dos buenos amigos que se dedican a eso de los banquillos, actividad que para mí siempre ha sido un enorme enigma. Vaya usted a saber si es por esa vida deportiva vivida en la soledad que era ser portero en el siglo XX; o porque no había grandes ejemplos de porteros que siguieran su carrera deportiva en los banquillos; o porque en mi carrera había visto sufrir tanto, tanto, tanto a los entrenadores, que consideré que para tener una vida profesional en la que siempre eres culpable de lo malo y muy pocas veces de lo bueno, ya había tenido muchos años de portería profesional.
O bueno, tal vez, solo, porque no me gustaba nada eso de la banqueta.
La comida fue magnífica, la comprensión entre mis dos amigos a pesar de la diferencia entre sus equipos fue extraordinaria. Y tras una exhibición de vasos y botellas jugando en las más variadas posiciones del terreno de juego con consistencia de mantel, uno de mis amigos le aconsejo al otro:
—“Gana ya y rápido, que lo más importante es cortar las malas rachas cuanto antes”.
Mi amigo se refería a la mala racha de resultados que acompañaba a su colega y que le estaba haciendo sufrir más de lo que el juego de su equipo merecía.
Ya ven, a veces un consejo es la frase más obvia, simple y tontorrona hasta entre tipos que desgranan cada milímetro de su profesión y de ese juego maravilloso que es el fútbol.
Y este consejo me ha solido volver a la mente cuando he estado en equipos que entraban en esa fase en la que no consigues sumar de tres en tres puntos (en aquel tiempo era de dos en dos), y lo he solido utilizar en alguna reunión compleja porque los resultados empezaban a ser complicados. Lo resumía muy bien Carlo Ancelotti cuando afirmaba que prefería ganar a jugar bien, aunque seguro que el sabio Carlo sabe que jugar bien es la mejor forma de llegar a ganar un partido. Pero no la única y ese es uno de los mayores encantos del fútbol.
Claro que si tú estás en el FC Barcelona, con todas esas cosas de su ADN, su juego con el balón, los elementos asociativos y demás asuntos, conceptos y palabros culés, te encuentras enseguida con la cuestión del cómo llegar a esa deseada victoria. Porque si tienes un plan preciso, un análisis certero del partido a jugar y de las dificultades del mismo, una semana por delante en la que trabajar las soluciones que crees correctas a las preguntas que el rival te va a presentar..., si todo eso está claro es mucho más fácil conocer por dónde se ha ido el partido por el desagüe. Sí, claro, siempre existe la imprevisibilidad del juego y esas cosas, pero si tienes claro el plan preparado es más sencillo encontrar los sitios donde ha fallado ese partido, los errores cometidos, las fortalezas del rival mal evaluadas. Y, sobre todo, eso permite responder a los porqués y a los cómos que surgen tras las derrotas. Claro que los datos, los mapas de calor y los algoritmos te van a dar pistas, pero solo cuando los pongas sobre tu plan inicial y sobre lo que interpretes de esa información exacta pero sin alma.
Diría Johan Cruyff que jugar mal o es mental (añadiría que el cansancio no existe si la motivación está correctamente activada, otra vez mental) o bien diría que el buen amigo en el vestuario no es el que te apoya sin fisuras, que también, sino el que es capaz de decirte qué estás haciendo mal y qué debes corregir para que entre todos se pueda sacar el equipo y el calendario hacia adelante.
Claro que estas cosas eran del siglo pasado y para entrenadores y jugadores de sistema analógico y, seguramente, se hayan quedado desfasadas, por lo que ahora haya que ir a buscar las soluciones por otros laberintos.
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