El triunfo ‘azzurro’ con menos posesión
El grupo de Mancini se impone pese a tener la pelota solo un 30% del tiempo. “Hemos sufrido muchísimo”, dijo el seleccionador italiano
Sucedió lo que suele suceder cuando se enfrentan dos modelos idénticos con futbolistas de calidad similar. El balón y los espacios fueron propiedad de los más expertos. Italia y España juegan a lo mismo sobre la base del mismo esquema de 4-3-3, pero los españoles dominaron el partido a partir de los hábitos. A su favor pesaron los años de experiencia en la práctica de un tipo de fútbol que depende de la constancia en la repetición de maniobras en unos espacios que los italianos todavía no asimilan completamente. Lo que en Italia es un empeño colectivo por cambiar, en España ya es una cultura. ...
Sucedió lo que suele suceder cuando se enfrentan dos modelos idénticos con futbolistas de calidad similar. El balón y los espacios fueron propiedad de los más expertos. Italia y España juegan a lo mismo sobre la base del mismo esquema de 4-3-3, pero los españoles dominaron el partido a partir de los hábitos. A su favor pesaron los años de experiencia en la práctica de un tipo de fútbol que depende de la constancia en la repetición de maniobras en unos espacios que los italianos todavía no asimilan completamente. Lo que en Italia es un empeño colectivo por cambiar, en España ya es una cultura. Sometidos a la presión máxima de una semifinal de Eurocopa, Jorginho, Verratti y Barella se encontraron más incómodos para articular combinaciones largas que Busquets, Koke y Pedri.
“Hemos sufrido porque España es maestra en la circulación del balón”, dijo Mancini, el seleccionador italiano, cuando acabó la tanda de penaltis. “Ha sido un partido durísimo. Pero sabíamos que nos pasaría. El mérito es de los chicos que han creído en lo que hacían. Pero esto no ha terminado aquí. Nos queda un trabajo por acabar. Tenemos que recuperar las fuerzas para jugar la final”.
Italia, que había gobernado todos sus partidos con un mínimo de 49% de posesión (ante Suiza), contra España no pasó de 30%. La pérdida de la pelota obligó a los italianos a moverse contra su naturaleza. Insigne —el más creativo de los atacantes azzurri— estuvo más pendiente de cubrir la banda izquierda que de ocupar espacios que obligaran a Koke y Busquets a desgastarse física y mentalmente.
Los padecimientos de Italia sobre la hierba contrastaron con el ambiente festivo en las gradas. Desde que en Wembley resonaron las notas de Fratelli d’Italia la atmósfera fue más benévola con las camisetas azules. La sonoridad de la tifoseria repartida entre los 60.000 asistentes fue proporcional a la colonia italiana en Inglaterra, superior a la española. Pero en el campo de juego, la pelota exhibió otra predilección.
Italia remató 24 veces contra Turquía, 13 contra Suiza, 23 contra Gales, 27 contra Austria (contando la prórroga) y 14 contra Bélgica. La amenaza constante de Immobile y su línea se extinguió este martes. Al cabo del primer tiempo, España registró cinco tiros por uno solo de Italia. El único remate italiano en los primeros 45 minutos fue obra del más inesperado de los futbolistas: Emerson Palmieri, convertido contra el guión en el hombre más desequilibrante del equipo de Mancini en la primera parte.
Bonucci: “El partido más difícil de mi carrera”
Suplente en el Chelsea desde enero de 2020, Emerson denuncia una situación extraordinaria. No jugaba en su club pero con Mancini era titular fijo. La anomalía se prolongó hasta la penúltima convocatoria. Llegada la Eurocopa, el futbolista se encontraba tan falto de ritmo que Mancini no tuvo más remedio que darle la titularidad a Spinazzola. Contra la preferencia del técnico, que siempre consideró a Emerson como uno de sus futbolistas fundamentales. Lesionado Spinazzola, la exhibición que dio Emerson en los 73 minutos que disputó contra España le dio la razón a Mancini.
Desde el lateral izquierdo, este brasileño de 26 años formado en el Santos protagonizó todas las jugadas desequilibrantes de Italia en el arranque del encuentro. Comenzó por romper un fuera de juego, atraer a Simón y dejar a Immobile en la frontal del área española; continuó con una acción en la que salió jugando desde su zona y a base de paredes recorrió 80 metros y se plantó en la medialuna del área de Simón, otra vez. Lo frenó Busquets con una entrada que Brych pasó por alto. Emerson culminó su despliegue a un minuto del descanso, visualizando la línea del fuera de juego antes de que lo habilitara Insigne para que entrara por afuera y definiera estrellando la pelota contra el palo. Su lectura de las jugadas fue siempre acertada. Mientras le respondieron los pulmones y las piernas, al menos. Mancini lo sustituyó en el minuto 62.
Italia marcó el 1-0 más por un error encadenado de Eric García que por su constancia en el control de las situaciones. Chiesa hizo el gol al que se aferró su equipo hasta los penaltis. Por el camino remató siete veces, su peor registro en el torneo.
“Ha sido el partido más difícil de mi carrera”, admitió Leonardo Bonucci en la televisión italiana, mientras por la megafonía del estadio retumbaba el “explota-explotame-explo” de “Raffaella Carrà. “España ha sido grande pero nosotros hemos puesto el corazón de los italianos para llegar a la final. Ahora nos queda un centímetro. Volveremos a Wembley para llevarnos a casa este trofeo que nos falta desde hace 50 años”.
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