Wembley busca nuevo Gascoigne
El duelo entre ingleses y escoceses remite al de la Euro 96 que coronó al extravagante ‘Gazza’, cuya huella futbolística persiguen jóvenes como Foden y Grealish
Inglaterra busca nuevo icono que se parezca al último, que paradójicamente les sedujo tanto por ser único y contracultural. Como todos los países que prueban la felicidad de la rara aparición de un genio, imprevisible y de carácter arrollador, quieren repetir, y llevan años aguardando la venida del nuevo Paul Gascoigne. Estos días las señales parecen haberse intensificado. La Eurocopa ha vuelto a Wembley, donde este viernes se juega un Inglaterra-Escocia (21.00, Telecinco), el clásico de los clásicos, y se debate si lo s...
Inglaterra busca nuevo icono que se parezca al último, que paradójicamente les sedujo tanto por ser único y contracultural. Como todos los países que prueban la felicidad de la rara aparición de un genio, imprevisible y de carácter arrollador, quieren repetir, y llevan años aguardando la venida del nuevo Paul Gascoigne. Estos días las señales parecen haberse intensificado. La Eurocopa ha vuelto a Wembley, donde este viernes se juega un Inglaterra-Escocia (21.00, Telecinco), el clásico de los clásicos, y se debate si lo será Phil Foden, o quizá Jack Grealish. Todo tres días después de que el martes se cumplieran 25 años de uno de los instantes mágicos de Gazza.
El 15 de junio de 1996, en otro Inglaterra-Escocia, en otra Eurocopa, marcó uno de sus goles más recordados, aquel en el que hace con la zurda un sombrero por encima del escocés Hendry, entra en el área y antes de que caiga la pelota bate con la derecha a Goram. El final de la jugada es sensacional, pero el contexto convierte el lance en leyenda inglesa. Era su torneo, en su estadio, en el partido más viejo de todos los tiempos (la primera vez que jugaron contra Escocia fue en 1872, hace casi siglo y medio), y sucede en el punto en el que se decidía el destino del encuentro.
Shearer había adelantado de cabeza a Inglaterra en una jugada en la que intervino el actual seleccionador, Gareth Southgate. Se entraba en el último cuarto de hora y Terry Venables, en el banquillo inglés, decidió sustituir a Gascoigne. El cartel con su número se encontraba preparado cuando Tony Adams cometió un penalti. Venables suspendió el cambio. El capitán escocés, McAllister, tiró duro y paró Seaman, que enseguida sacó en largo. Del penalti y el posible 1-1 al instante de prestidigitador de Gazza transcurre apenas un minuto. Wembley explota, Gascoigne se tira extasiado de espaldas sobre la hierba y Redknapp le vacía un bote de bebida a chorro sobre la cara. Esa escena terminó de completar su retrato de leyenda de selección que había empezado a dibujarse con sus lágrimas de seis años antes en la semifinal del Mundial de Italia, cuando vio una amarilla contra Alemania y se dio cuenta de que se perdería la final si llegaban. Que no llegaron.
Pero hace un cuarto de siglo en Wembley, con 29 años y un sobrepeso incipiente, Gascoigne se coronó y, en cierto modo, también allí comenzó un descenso doloroso. Mientras, Inglaterra emprendió la búsqueda de un repuesto, en la que ha señalado por ejemplo a Wayne Rooney.
Hasta que asomó esta nueva generación de la esperanza que añade pólvora a la selección que pisó las semifinales del Mundial de Rusia. En este punto, además, Phil Foden (Stockport; 21 años) pidió a su peluquero algo que resultó impactante. “Llevaba siglos con el mismo corte de pelo, así que pensé en un cambio”, dijo hace diez días, en la primera ocasión en que los futbolistas ingleses aparecían ante los medios desde su concentración en St. George’s Park. “Me levanté esta mañana y me comparaban con Gazza y con Eminem”, contó de su nueva cabellera platino. “Me dijeron que les había gustado”.
La impresión por el nuevo aspecto de Foden despertó la ilusión de un nuevo advenimiento, aunque el mismo Rooney aseguró en The Times que no le bastará con el pelo. Él ha identificado otro sucesor: “Jack Grealish es lo más parecido que he visto a Gazza en un campo de fútbol. Tiene mucho que hacer para llegar a los niveles de Gazza, pero su estilo de juego, la manera en la que coge el balón y corre con él de un modo que es tan desconcertante para quien se enfrenta a él, su confianza pura en el campo; todo eso me recuerda a la leyenda que veía en el Everton y con la que después entrené”, escribió el exfutbolista.
Grealish (Birmingham; 25 años), jugador del Aston Villa, es consciente de encontrarse entre los candidatos a la sucesión: “Lo tomo como algo positivo. Ser comparado con esta gente significa que estoy haciendo algo bien. La presión es algo bueno”, dijo.
A Foden, que se mostraba extremadamente reservado cuando saltaba las primeras veces de la cantera al vestuario del Manchester City de Guardiola, tampoco le asustan las ilusiones que ha despertado: “No me importan las comparaciones con Gazza. Es un gran jugador. Recuerdo ver resúmenes de sus mejores jugadas. No estaría mal traer de nuevo al campo a Gazza”, jugueteaba.
Compañía para Kane
Grealish, que ha llegado a la Eurocopa después de un año difícil por las lesiones, también explotó el lado lúdico: “[Foden] tiene más opciones, porque tiene el pelo... Es un jugador extremadamente talentoso”, afirmó. Aunque en el caso de Foden y sus opciones para cuajar como referencia que acompañe la de Harry Kane en el campo, no se trata solo del talento, o del pelo, aunque el tinte revele una evolución en su carácter más allá del impacto visual: “No todos son tan valientes como yo”, sostuvo cuando le preguntaron si creía que sus compañeros se teñirían si ganaban la Eurocopa.
Sin embargo, Rooney mantiene su apuesta por Grealish, que no jugó el primer partido contra Croacia. Para frenar a Modric y Kovacic, Gareth Southgate prefirió alistar a Kalvin Phillips, otra luminosa aparición joven, quizá el futbolista más decisivo en aquel encuentro. “Pero si buscas alguien que abra el equipo con un poco de magia, Grealish es el que puede hacerlo”, escribió el exdelantero.
El efecto del futbolista del Villa en las defensas contrarias es una atracción casi de fuerza gravitatoria: fue el jugador de la Premier que más faltas recibió la temporada pasada, 100, cuando al segundo, Mané, le hicieron 64. Pero Grealish se muestra más reservado sobre su acercamiento a la leyenda de Gazza: “Los dos [Foden y él] sabemos que nos que nos queda mucho para acercarnos a él”, dijo. Además, el del Villa ya ha dejado atrás los experimentos con el tinte: “Me teñí un poco el pelo el año pasado y a mi madre no le gustó, así que me voy a quedar así”.
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