El ultra alpinista Kilian Jornet vuela por las montañas de Colorado: cuenta ya 11 cimas en menos de cuatro días
El catalán suma su primera decena de picos de las 67 montañas norteamericanas de más de 4.267 metros que se ha propuesto escalar. Un reto exagerado e inédito
Mientras usted lee, Kilian Jornet corre. A veces, pedalea. Siempre avanza, con lo que resulta casi imposible ubicarle en la inmensidad de las montañas de Colorado. Durante un mes, aproximadamente, su vida será movimiento. Paradas breves para dormir y para comer, a veces sencillos bocadillos, como si fuese aquel que de niño recorría los Pirineos con sus padres. Se sabe que pasa frío y cal...
Mientras usted lee, Kilian Jornet corre. A veces, pedalea. Siempre avanza, con lo que resulta casi imposible ubicarle en la inmensidad de las montañas de Colorado. Durante un mes, aproximadamente, su vida será movimiento. Paradas breves para dormir y para comer, a veces sencillos bocadillos, como si fuese aquel que de niño recorría los Pirineos con sus padres. Se sabe que pasa frío y calor como un alpinista, que disfruta como un corredor de ultra trail y que usa una bicicleta para acortar las largas transiciones entre los fourteneers, los picos que superan los 14.000 pies de altitud (4.267 metros) en Estados Unidos. Se sabe que desde que arrancó el pasado 5 de septiembre su nuevo gran proyecto, el reto de escalar los 67 fourteneers repartidos entre los estados de Colorado, California y Washington, el atleta catalán suma ya 11 cimas, más de 60 horas en movimiento, 382 kilómetros y cerca de 19.000 metros de desnivel positivo acumulado. Se sabe que su conquista del oeste americano no es solo un viaje de exploración, una comunión pura con un medio natural exuberante, poderoso, vibrante: también es un ejercicio de marketing para colocar en aquel imponente mercado las zapatillas de su marca Nnormal.
Jornet arrancó su proyecto a ritmo de bombo y platillo para encadenar la mítica LA Freeway que une el Longs Peak (su primer catorcemil) con el South Arapahoe Peak: 58 kilómetros de cresta y 7.500 metros de desnivel positivo recorridos en 16 horas por un terreno técnico, con trepadas y largos de escalada. No satisfecho con su avance, el catalán saltó sobre su bici y añadió a la jornada 5 horas y media más para cubrir 79 kilómetros y 1.900 metros de desnivel en mitad de la noche. El desgaste de la primera jornada le generó ligeros problemas de adaptación a la altitud, por lo que decidió descansar un poco más (durmió 6 horas) y reajustar su estrategia de hidratación y alimentación. El año pasado, tras coronar en verano los 82 cuatromiles de los Alpes en apenas 19 días, Jornet no perdió un gramo de peso gracias a una gestión modélica (y científica) de sus necesidades a la hora de reponer combustible. Aquí, aspira a alcanzar el mismo estado de forma y motivación que le permitió exclamar hace un año una barbaridad: “hubiera podido seguir escalando”. No era una fanfarronada.
El frío, la lluvia y hasta la nieve saludaron su paso por las montañas del Mosquito, donde escaló cuatro fourteneers más: Democrat, Cameron, Lincoln y Sherman. Un poco más tarde, saltó de nuevo sobre su bici: pedalear se ha convertido en una de las aficiones preferidas de los alpinistas, que ven en las dos ruedas una forma fresca y alternativa al coche para crear viajes de aventura más genuinos si cabe. Tres horas de pedaladas le permitieron alcanzar Leadville para enfrentarse al Holy Cross Trailhead a la carrera.
Algunos de sus seguidores se alegran de ver a Kilian corriendo a pie: muchos lo consideran un corredor de ultra trail, el hombre dominador del UTMB, de las Western States 100 o de la Hardrock 100, amén de tantas prestigiosas pruebas europeas. Pero Kilian ha trascendido hace tiempo esa etiqueta. Algunos lo definen ahora como un ultra alpinista, una combinación perfecta entre resistencia inhumana y capacidad técnica y mental para recorrer sin cuerda terrenos complejos. De hecho, el alpinismo de vanguardia transita idénticos senderos, a imagen, por ejemplo, de los franceses Benjamin Védrines o Léo Billon, capaces de escalar lo que se propongan a una velocidad desconocida hasta la fecha.
El terreno de juego en el que se desenvuelve Jornet ahora mismo no resulta tan exigente desde el punto de vista técnico como el que afrontó en los Alpes, donde asumió mucho más riesgo del que hubiese deseado. Esta circunstancia le permitirá ‘volar’, y tanto es así que nadie se atreve a poner fecha al desenlace de su epopeya.