El alpinista alemán Martin Feistl fallece tras caer mientras escalaba sin cuerda una pared en el Tirol austriaco
El deportista, de 27 años y que practicaba solo integral, fue miembro del equipo alemán de jóvenes alpinistas entre 2016 y 2018 y destacaba por encima de todo por su defensa de una ética sólida aplicada a terrenos alpinos mixtos
Viendo escalar sin cuerda a Patrick Edlinger, el cineasta francés Jean Paul Janssen describió le estética y el compromiso del momento con un acertado comentario: acababa de ver La vida en la punta de los dedos. Escalar en solo integral, es decir, sin cuerda que detenga una caída, es un ejercicio tan infrecuente como aterrador y que solo seduce a unos pocos. Martin Feistl es la última víctima de un juego en el que los errores o la mala fortuna se pagan con la vida. El alpinista alemán de 27 años murió el pasado 18 de mayo tras sufrir una caída de 40 metros en la ruta Spitzenstätter, de 270 metros, en el Tirol austriaco. Las autoridades desconocen la causa exacta de su caída (¿Un resbalón?, ¿Un agarre que pudo romperse?...) y los miembros del equipo de rescate que acudieron al lugar del siniestro únicamente pudieron certificar la defunción de un alpinista de élite que este mismo invierno había destacado protagonizando varias importantes aperturas de nuevas vías en terreno mixto junto a Simon Gietl, otro joven escalador de enorme talento.
En sus redes sociales, Gietl quiso destacar “el estilo purista” de Feist , “su habilidad como escalador, su sentido del humor y su deseo de vivir dejando la mínima huella ecológica”. Antes que viajar de un continente a otro buscando aventuras en la vertical, Feistl defendía la posibilidad de hallarlas cerca de casa, exprimiendo su imaginación, una tendencia que creció durante el confinamiento. A su entender, no era absolutamente necesario volar de aquí para allá para ponerse a prueba escalando: valoraba mucho más la intuición para encontrar retos interesantes en Centroeuropa.
Feistl fue miembro del equipo alemán de jóvenes alpinistas entre 2016 y 2018 y destacaba por encima de todo por su defensa de una ética sólida aplicada a terrenos alpinos mixtos: anteponía el estilo minimalista a la hora de medirse a grandes retos. Reconocido como un purista Feistl había elegido afrontar sus retos en montaña de acuerdo a unos valores estrictos: importaba más el cómo que el resultado. Defendía un alpinismo ligero, técnico y sin trampas en el que pesasen más las aptitudes físicas y psicológicas que el uso indebido de materiales que facilitasen o rebajasen la dificultad de sus ascensiones. Su forma de relacionarse con las cimas también estaba unida a una de sus mayores preocupaciones: el cambio climático. Así, se había impuesto la necesidad de respetar el entorno, tratando de no dejar huella alguna tras su paso por las paredes. Su muerte viene a unirse a un lento pero incesante goteo de desgracias relacionadas con la práctica del solo integral, posiblemente la única actividad deportiva que no admite errores.
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