La ilusión de jugar por un día junto a tu ídolo

El alero del Movistar Estudiantes Sergio Rodríguez se empeñó en ser jugador profesional tras su paso por un campamento de baloncesto estival. Su visita a uno de ellos confirma el éxito de los campus Gigantes, que han duplicado sus sedes en tres años hasta tener 26 repartidas por toda España. Este año acogen a cerca de 4.000 niños

Una voz chillona resuena entre el alboroto que decenas de alumnos del colegio Maristas San José del Parque de Madrid han formado en el pabellón de baloncesto. “¡Ya viene, ya viene!”, dice uno de los críos al ver que, por una de las puertas, entra la imponente figura del baloncestista Sergio Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 1993). El alero del Movistar Estudiantes camina entre un pasillo que han formado algunos de los niños, a modo de comitiva de bienvenida, y se dirige a las gradas donde espera el resto, más de un centenar de chavales. Hay un motivo especial para su visita. Rodríguez es el protagonista de uno de los campus Gigantes by Endesa Basket Lover, los campamentos formativos de verano que promueven desde hace una década la práctica del baloncesto entre los más pequeños durante sus vacaciones estivales.

La estrella de la Liga Endesa convivió durante una jornada con los alumnos del San José del Parque. Jugó con ellos, les enseñó trucos para tirar mejor a canasta, les firmó camisetas y respondió a todas sus preguntas. “Menos a la de cuánto mido, que me lo preguntan siempre. Ya os lo digo yo primero: 2,04 metros”, avisa Rodríguez a su audiencia, que alucina con su tallaje. “Hala, qué alto...”, murmuran algunos.

Una jornada con una estrella de la Liga Endesa

Una comitiva de alumnos del colegio Maristas San José del Parque (Madrid) recibe al jugador del Movistar Estudiantes Sergio Rodríguez a su llegada al pabellón de baloncesto. Fotos: JAIME VILLANUEVA

En esta edición de 2024 participaron 114 alumnos del San José del Parque. En la imagen, algunos niños levantan la mano esperando su turno para preguntar a Rodríguez.

El alero canario dedicó un autógrafo a todos los alumnos. “Aquí se olvidan las camisetas y puedes hacer compañeros que jueguen en otras ciudades”.

La implicación del jugador en el campus es total. Hasta el punto de competir de tú a tú con los niños en una eliminatoria de tiros a canasta. No tuvo suerte y cayó eliminado.

Un alumno del campus Gigantes del colegio Maristas San José del Parque (Madrid) lanza a canasta bajo la supervisión del jugador Sergio Rodríguez.

El canario también fue uno de esos niños a los que sus padres apuntaban a campamentos de baloncesto cada verano. Le ayudó a soñar, casi proféticamente, con llegar a ser profesional. “Todos los recuerdos que tengo son muy bonitos. Conoces muchos compañeros y te ilusiona tener visitas de tus ídolos”, rememora. Ahora lo ve desde el otro lado y es a él al que miran cientos de críos. Para los jugadores profesionales, dice, estos campus son una oportunidad para transmitir sus vivencias y los valores que han adquirido en su carrera. “También fuimos niños y sabemos que les hace ilusión pasar un buen rato. Y yo con ellos”.

El responsable de expansión de los campus Gigantes y exjugador Sergio Sánchez (a la izquierda) junto al alero de Movistar Estudiantes Sergio Rodríguez.Jaime Villanueva

Los campus Gigantes nacieron en 2014 de la mano de la revista Gigantes. Se han completado ya más de 19 ediciones, tanto durante las vacaciones escolares de verano como en las de Navidad. Su éxito ha provocado que en los últimos años se haya casi duplicado el número de sedes, pasando de 14 enclaves en 2021 y a 26 en 2024 en todo el país y de 2.130 participantes a 3.690. La edad de los inscritos varía desde los 7 a los 17 años, aunque el mayor número se concentra entre los 10 y 12 años, según explica Sergio Sánchez (La Línea de la Concepción, Cádiz, 1981), responsable de expansión de los campus Gigantes. “La filosofía es que los niños disfruten en esa época en la que ya no tienen colegio. Hay niños que no se conocen y en tres días se hacen amigos”, explica Sánchez, que también jugó a nivel profesional durante 12 años en la Liga Endesa.

El objetivo de los campamentos, según Sánchez, es impulsar que el baloncesto de formación tenga “cada vez más espacio en la sociedad”. Y con ello, promover los valores asociados a este deporte. “Una parte muy importante es quitar el individualismo y fomentar un ocio colectivo, el trabajo en equipo, la amistad...”. Pero también hay tiempo para la parte deportiva. “Queremos que salgan siendo mejores jugadores de lo que entraron”. El propio Sánchez ha apuntado a sus hijos al campus del San José del Parque que dirige: “Siempre les digo que lo disfruten porque cuando vas creciendo y llegas a profesional es otra historia”, resume.

David de Teresa fue alumno de los campus entre los 10 y los 14 años. Ahora lleva tres años siendo monitor.Jaime Villanueva

En ese afán por mejorar las condiciones deportivas de los alumnos proponen actividades para mejorar la técnica individual, el juego colectivo o el tiro a canasta. Los alumnos del campus entrenan en grupos de unos 10 jugadores, separados por edades, pero luego se unen para fomentar el compañerismo. Así, los mayores animan a los pequeños, y viceversa. Todos bajo la supervisión de los entrenadores. David de Teresa, de 20 años, lleva tres años asistiendo como técnico al campus del San José del Parque tanto en la edición de verano como en invierno. Él, que este año jugará en el Arganda del Rey de la Liga Nacional, también asistió a los campus de Gigantes desde que era alevín –10 años– hasta la categoría infantil –14 años– y considera que los niños “pueden aprender mucho”. Por ejemplo, a gestionar la frustración por un “simple ejercicio que no les sale” o a ser mejores compañeros ayudando a los que tienen más problemas. “Valores que son difíciles de inculcar a no ser que estés en el deporte”, dice De Teresa. “Veo disfrutar a los niños de este deporte tan bonito, que creo que es lo más importante”.

Marta Garrido y Akalu Pardo, alumnos del colegio Maristas San José del Parque, participaron en la edición de este verano.Jaime Villanueva

Marta Garrido, de 15 años, alumna del San José del Parque que se ha estrenado este verano en el campus, confirma las sensaciones. “La experiencia es muy buena, los entrenadores son superamables y te enseñan un montón de cosas”, dice. Su sueño es ser jugadora profesional de baloncesto (“mi posición es la de base, dirijo el juego”) y reconoce que los consejos de los monitores son fundamentales para “quitarte la presión” en los partidos. Lo que más disfruta es de la piña junto a sus compañeros al final de cada entrenamiento. También para Akalu Pardo, alumno de 16 años que lleva desde los 10 asistiendo al campus, que destaca el “buen rollo” con los demás. “Ayudas a los más pequeños y hace que todos congeniemos. Motiva a hacer muchos amigos”, afirma. Valora, además, la visita de un jugador profesional, ya que “nos ha hecho ver cosas que normalmente no vemos en entrevistas”. Él ha aprovechado la visita de Sergio Rodríguez para hacerle una pregunta, aunque con algo de guasa. “Los entrenadores, antes de que llegase, me dijeron: ‘Pregúntale algo de cachondeo’. Por eso he querido saber cuánto cobra”, explica riendo, aunque reconoce que el canario, con una finta propia de un partido, ha eludido la pregunta con una sonrisa. La que no ha conseguido eludir ha sido es la cuestión por su altura. “Ya sabía yo que alguno me la hacía...”, ríe el alero.

Endesa, una década apoyando al baloncesto de formación

Como en cualquier deporte, ninguna estrella del baloncesto olvida sus inicios. Felipe Reyes, Rudy Fernández, Sergio Rodríguez... Son muchos los jugadores profesionales que participaron durante sus primeros años formativos en campamentos de verano. Ahora, lo ven desde el otro lado gracias a los campus Gigantes Endesa by Basket Lover, las iniciativas que comenzaron hace una década para impulsar el baloncesto de formación de la mano de la revista Gigantes, publicación de referencia de la información baloncestística en España, y con el apoyo de Endesa. El compromiso de la empresa para fomentar el deporte y sus valores ha fraguado en proyectos como los campus Gigantes, que reunirán a cerca de 4.000 escolares este verano, o Basket Girlz, enfocado en promover la igualdad de género.

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