La complicada travesía de Jonas Vingegaard hacia el Tour de Francia

A 80 días del comienzo de la ‘grande boucle’, el danés sigue ingresado en un hospital de Vitoria, donde ya le han reparado la clavícula rota

Vingegaard, en octubre pasado, durante la presentación del Tour.Stephanie Lecocq (REUTERS)

A Jonas Vingegaard, ingresado desde el jueves pasado en el hospital de Txagorritxu, en Vitoria, le operaron el lunes, una placa, unos tornillos, de la clavícula que se fracturó en la gran caída de la Itzulia en la curva de Olaeta, y los que entienden del asunto dicen, qué buena noticia. Si le han opera...

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A Jonas Vingegaard, ingresado desde el jueves pasado en el hospital de Txagorritxu, en Vitoria, le operaron el lunes, una placa, unos tornillos, de la clavícula que se fracturó en la gran caída de la Itzulia en la curva de Olaeta, y los que entienden del asunto dicen, qué buena noticia. Si le han operado ya, a los cinco días de la caída, significa, explican, que la lesión en un pulmón —contusión y neumotórax provocado por varias costillas rotas— está perfectamente controlada en la UCI, donde vigilan que el tubo que le insertaron por un costado del tórax hasta el parénquima (el tejido pulmonar) procure la presión negativa exacta para liberar al pulmón del aire que le colapsa sin romper el tejido.

Vingegaard podrá comenzar a hacer rodillo en cuanto reciba el alta. Será el comienzo de una gran travesía de 80 días hacia el Tour de Francia, cambio de planes, recuperación, dolor, concentraciones, y quizás la Dauphiné Libéré hacia el 29 de junio en Florencia, una meta aún brumosa.

Solucionados los problemas pulmonares y recuperada la clavícula, un tercer elemento retrasará en cierta manera la preparación del danés, de 27 años: las costillas rotas. El dolor. Solo los analgésicos lo calman y aunque Vingegaard se acostumbre a entrenar con molestias llegará un momento de sesiones exigentes en el que le será imposible cumplir con lo exigido.

“¿Se va a recuperar a tiempo para el Tour? Sí, sin duda. ¿Va a estar en condiciones de disputar una tercera victoria consecutiva? Una incógnita”, señala, ciertamente escéptico, Pedro Celaya, preparador y médico en el Discovery, Astana y RadioShack de Armstrong, Contador y Haimar Zubeldia. “Cada deportista es un mundo”.

Es el factor genético. El gen de la entrenabilidad que permitía a algunos campeones, como Óscar Freire, ponerse en plena forma con pocas sesiones de entrenamiento, o la memoria de las células, que saben cuándo se tienen que estar bien y acortan los plazos de recuperación de los mejores, que también se distinguen por eso. Y Vingegaard es uno de ellos.

Armstrong era un universo en sí mismo. Se cayó unos días antes del Tour de 2003 y se dio un buen golpe en la rodilla. Llegó cojo al Tour y para que Jan Ullrich, su rival, no se enterase y se lanzara a atacarle enseguida, su pareja entonces, la cantante Sheryl Crow, le maquilló la rodilla para que no se notara. Ullrich no le pudo atacar entre otras cosas porque el alemán se cayó antes de la contrarreloj inicial y ya comenzó detrás de Armstrong. Una más: “El 23 de marzo de 2009″, recuerda Celaya, Armstrong se rompió la clavícula en la Vuelta a Castilla y León. Mes y medio después ya disputó el Giro, terminó 10º, sin más objetivo que el de preparar el Tour, y el 4 de julio llegó a Mónaco más que convencido de que podía ganarlo, tan en forma se encontraba. Contador, sin embargo, tenía otras ideas”.

Habla Celaya de otros tiempos, muy diferentes a los actuales, en los que los favoritos del Tour ya comienzan atacando el primer día. Un Tour sin tregua que, además, en la edición que llega ya tendrá alta montaña, el Galibier nada menos, en su cuarta etapa, el martes 2 de julio. No puede creerse que en la cabeza de Tadej Pogacar, tan agresivo corriendo como es, pueda caber la idea de dejarle tiempo a Vingegaard para recuperarse retrasando las hostilidades hasta la segunda o tercera semana. Y como Pogacar, derrotado en los dos últimos Tours, el debutante Remco Evenepoel, que llegará también con una clavícula atornillada, o el excompañero, ahora rival, Primoz Roglic, también caído, pero ileso, en la Itzulia, quien hasta ahora parecía ser dueño del monopolio de la mala suerte en el Tour de Francia.

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