Van den Berg es el más rápido en la Volta
El corredor de EF se impone al ‘sprint’ en una jornada de asueto para el líder Pogacar
Todavía con la respiración entrecortada, el americano Sean Quinn y el británico Hugh Carthy acudieron al encuentro y el abrazo del neerlandés Marjin Van der Berg, que ya bebía agua sobre una de las aceras de Lleida como si no hubiera mañana, como si le fuera la vida en ello. Tras unos pocos pero generosos tragos, sin embargo, ya con la cámara enfocándole, descorchó una gran sonrisa e hizo el signo de la victoria. No era para menos, se acababa de proclamar el más rápido de la Volta, al menos en el sprint que dispu...
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Todavía con la respiración entrecortada, el americano Sean Quinn y el británico Hugh Carthy acudieron al encuentro y el abrazo del neerlandés Marjin Van der Berg, que ya bebía agua sobre una de las aceras de Lleida como si no hubiera mañana, como si le fuera la vida en ello. Tras unos pocos pero generosos tragos, sin embargo, ya con la cámara enfocándole, descorchó una gran sonrisa e hizo el signo de la victoria. No era para menos, se acababa de proclamar el más rápido de la Volta, al menos en el sprint que disputó ante Coquard, el teórico favorito y el que se quedó fuera del podio, también ante Marit (Intermarché, segundo clasificado) y Lipeins (DSM, tercero). Y tuvo mucho mérito porque su equipo no le acompañó ni le lanzó, sino que se tuvo que buscar las habichuelas por su cuenta. “Me he mantenido a rueda porque el equipo no ha llegado en buena posición al final, pero todo ha salido bien”, resumía, pragmático él.
Los ánimos parecían otros en el pelotón durante la salida en Sort, pues al fin se iba a dar una etapa en llano, donde Pogacar no metería el manillar antes que ningún otro, por más que en la jornada inaugural se quedara segundo -en las otras dos, en montaña, impuso su ley-, entonces Schultz invitado a la fiesta por sorpresa, un pequeño fallo de cálculo. Estaban los equipos que pretendían consolidar una fuga y los que querían sumar su primer triunfo con un sprint, consumados velocistas Coquard (Cofidis), Van den Berg (DSM), Hayter (Ineos), Schelling (Astana), Aular (Caja Rural), Groves (Alpecin) o incluso García Cortina (Movistar). También Liepins y Marit. “No estoy fresco para nada, han sido días duros y largos, pero estoy listo para el sprint”, decía Schelling. “Seguro que intento estar en la lucha, es el día para hacerlo. Aquí no hay demasiados sprinters, así que puede pasar cualquier cosa”, señalaba García Cortina. “Me encuentro bien y trataré de estar ahí”, se sumaba Hayter. Todos levantaron el dedo, unos pocos pudieron batirse el cobre, y solo Van den Berg pudo levantar los brazos.
La apertura del abanico para la victoria, el ansia por cerrar una escapada, hizo que hubiera varias intentonas, pero solo De Gent (Lotto), Andersen (Uno-X) y Berrade (Kern Pharma) lograron poner tierra de por medio, por más que equipos como Burgos-BH, Euskaltel y Caja Rural trataran de absorber a los fugados. Esfuerzo en balde porque llegaron a disfrutar de 3m15s de ventaja. Se puso entonces Cofidis a tirar, alternando con Alpecin, día de asueto para UAE, el equipo que abriga a Pogacar, que solo se pondría el mono en caso de que la diferencia con los escapados pusiera en entredicho el maillot franjiverde del líder. No era el caso, jornada para oxigenar las piernas teniendo en cuenta que el sábado queda la terrible jornada montañosa de Berga a Queralt, también el domingo para cerrar la Volta con el circuito de subidas que pican de lo lindo a Montjuïc.
Empecinados en su gesta, en hacer una etapa a cara de perro, el tridente de escapados no se conformó con lo que indicaba el minutero, pues después de coronar el único puerto de la etapa –Port d’Àger-, De Gent y Andersen hicieron un cambio de ritmo, la fuga de la fuga, y a 60 kilómetros de metra descolgaron a Berrade, pedaladas de impotencia, adiós a la gloria, las piernas no daban más. “Ellos querían ir a tope y me han reventado… Iban más fuertes, se han puesto de acuerdo y… eso”, aceptó con deportividad Berrade. El demarraje, en cualquier caso, no inquietaba en exceso al pelotón, por un día generosos todos, felices por tener una llegada al sprint.
Tic-tac, tic-tac, tic-tac. Poco a poco, la serpiente multicolor fue reduciendo la diferencia con el dueto de escapados, una lucha que dio brillo a sus equipos pero que estaba destinada al fracaso, al fin neutralizados cuando restaban 30 kilómetros para alcanzar Lleida, el Dorado para los sprinters. Sí que Luis Ángel Maté (Euskaltel), siempre dispuesto a hacer publicidad, a relucir por el interés del equipo, trató de fraguar la aventura homérica, él contra el mundo, desafortunadamente telenovela barata de la que se sabía el final, por más que no le quite mérito. “Un lujo poder rodar en cabeza de carrera en la Volta. Así que aprovechando cualquier resquicio que nos dejen. Lo ideal es que con el viento que hacía hubiesen saltado también otros pocos corredores conmigo”, explicaba Maté. Atrapado él a ocho kilómetros de meta, tocó el ciclismo al abordaje, varios equipos tratando de coger posiciones, lucha preciosa porque la resolución era incierta toda vez que no había grandes rodadores para lanzar a los escasos sprinters que pedían la vez.
Cofidis ponía a Herrada y Martin para lanzar a Coquard; Movistar trataba de ganar posiciones para poner en buen lugar a García Cortina; Ineos se esmeraba en meter ritmo para que Hayter pudiera poner el turbo… Pero Van den Berg, que no necesitó otra ayuda que la que le brindaron sus piernas, sus pedaladas de fuego, se bastó para cruzar el primero, para significarse como el más rápido de la Volta.
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