El destino de Ergin Ataman, entre Turquía y Grecia
El seleccionador turco y entrenador del Panathinaikos, un personaje volcánico, vive entre dos pasiones la semifinal del Eurobasket
“Nadie quiere jugar contra Grecia, pero será mi destino”. Lo sabía Ergin Ataman (Estambul, 59 años), el seleccionador de Turquía y a la vez entrenador del Panathinaikos. Los dos países se cruzan este viernes (20.00, Teledeporte)...
“Nadie quiere jugar contra Grecia, pero será mi destino”. Lo sabía Ergin Ataman (Estambul, 59 años), el seleccionador de Turquía y a la vez entrenador del Panathinaikos. Los dos países se cruzan este viernes (20.00, Teledeporte) en las semifinales del Eurobasket -Alemania y Finlandia disputan el otro cruce a las 16.00- y el volcánico Ataman vivirá otro día en el ojo del huracán. Amado u odiado, el técnico no deja indiferente a nadie por sus formas en el banquillo, sus palabras y sus éxitos. La cita en Riga, en el fragor de dos aficiones tan pasionales como la turca y la griega, promete ser una gran batalla entre la Grecia de Giannis Antetokounmpo y la Turquía de Alperen Sengün.
Ataman es un ídolo para media Atenas y un villano para la otra media. No hay término medio entre el Panathinaikos y el Olympiacos, la máxima rivalidad en el baloncesto europeo. El título de la Euroliga conseguido con el equipo verde en 2024 ante el Madrid, el tercero de su palmarés personal tras el doblete con el Efes en 2021 y 2022, elevó al entrenador turco al olimpo del conjunto del trébol. Ataman ha encajado como anillo al dedo en un club tan visceral como el Panathinaikos y disfruta de plenos poderes deportivos en una entidad dirigida por otro temperamento incontrolable, el presidente Dimitris Giannakopoulos. Curiosamente este viernes se enfrenta a un mito del Olympiacos, Vassilis Spanoulis, seleccionador de Grecia y preparador del Mónaco.
“Es un entrenador muy, muy complicado, pero da mucha libertad a los jugadores”, le definía Juancho Hernangómez, campeón de Europa con Ataman, en la revista Gigantes. “Tú tienes esa presión de poder ser libre para hacer tu juego, y si cometes uno o dos errores, no vuelves a jugar. Es un entrenador que no se casa con nadie, que es muy claro. Controla la presión y todo lo que está alrededor del equipo, le gusta y tiene el don de ganar y ser exitoso”.
Ataman, en efecto, dispara contra todo lo que se mueve. Ahora le ha tocado recibir a la FIBA a cuenta de los horarios de los partidos: “Que nos pongan a jugar a las tres de la mañana si quieren. Nadie nos va a parar. Vamos, estamos en 2025. La gente vuela a la Luna. Es hora de cambiar”. Tampoco se ha librado la NBA: “No hay gran diferencia entre los equipos de la NBA y los de la Euroliga. Si les quitas a una estrella, muchos equipos europeos les pueden ganar. Me quejo cuando los equipos de la NBA se declaran los campeones del mundo. He sido campeón de Europa y les desafío. Si quieren ser campeones del mundo deben vencer al ganador de la Euroliga. Si me dan a Alperen Sengün de los Houston Rockets para el Panathinaikos, seguro que les ganamos”.
Sengün, sin duda, es la gran estrella de Turquía. El pívot de 23 años y 2,11m ganó el duelo personal ante Jokic en la victoria turca ante Serbia (95-90) en la primera fase con una hoja de servicios de 28 puntos, 13 rebotes y 8 asistencias por el 22-9-4 de la figura de los Nuggets. Ahora se verá las caras con Anteto en otro choque en las nubes. El turco promedia 21,6 puntos, 10,9 rebotes y 7,1 asistencias en el Eurobasket; el dios griego, 32-9-3,6.
Turquía ha ganado los siete partidos que ha disputado. Y Ataman ha pedido a las aerolíneas de su país “vuelos adicionales” a Riga para la afición. “Tengo debilidad por la bandera turca”, afirma; “Turquía es muy importante para mí. He cosechado grandes éxitos con clubes europeos. He ganado todas las copas europeas. Pero en cada equipo en el que he estado, incluido el Panathinaikos, he tratado de resaltar la importancia de un ciudadano turco en la consecución de estos éxitos, el camino que allanará para nuestra juventud y el entusiasmo que inculcará en los entrenadores turcos”. Palabra de Ataman.