El Manresa saca la mejor versión del Unicaja
El campeón de la fase regular, exigido por el rival, logra encontrarse en el último cuarto para vencer el primer envite (87-79) de la serie
Sudó de lo lindo el Unicaja, campeón de la fase regular, para cogerle el hilo al duelo y retorcerlo en el último cuarto, justo cuando hablan los buenos. Penalidad para el Manresa, equipo modesto dirigido por Pedro Martínez que plantó cara para certificar que no celebra cada victoria como inesperada sino como reveladora. En Málaga, sin embargo, le sobró el epílogo.
Pronto explicó el Manresa que lo suyo es darle al botón del turbo y hasta donde lleguen las fuerzas y el baloncesto, que suele dar para mucho. Y eso que el Unicaja comenzó como sabe, con Kravish y Kalinoski al frente. Estirones sin demarrar porque el Manresa no bajaba la cabeza ni escondía la muñeca, duelo de tensión al punto que Robinson y Osetkowski, también Taylor y Williams, discutieron sin llegar a mayores.
UNICAJA, 87 - MANRESA, 79
Unicaja: Díaz (6), Ejim (9), Kalinoski (11), Barreiro (9) y Kravish (10) –quinteto inicial–; Osetkowski (6), Taylor (8), Carter (7), Djedovic (4), Lima (0), Thomas (9) y Sima (8).
Manresa: D. Pérez (0), Badio (8), Sagnia (4), Robinson (15) y Geben (6) –quinteto inicial–; Williams (6), D. García (6), Taylor (5), Steinbergs (11), Vaulet (6) y Oriola (12).
Parciales: 18-24, 16-16, 18-16 y 35-23.
Árbitros: Juan Carlos García, Martín Caballero y Francisco Araña. Sin eliminaciones.
Martín Carpena. Unos 11.000 espectadores.
El envite era de arrea y de circulación frenética con la prohibición de dejar una bola huérfana, un rival libre, un tiro sencillo. Aunque Oriola, excelente en el pick and roll, logró cerrar el prólogo a favor de los manresanos (18-24). No había tiempo para relamarse o lamentarse, idas y venidas a la velocidad de la luz, toda vez que algún espectador debió pensar que estaba en una cancha de tenis, torticolis al canto. En esas sobresalió Sagnia con sus zancadas a la vez que Dani García y Steinberg hicieron chof desde su casa (18-30); entuerto que, de forma didáctica, atajaron Ibon Navarro con un tiempo muerto y Benjamin Button Thomas (37 años) con sus canastas.
Parecía que el Unicaja ya estaba sobre la pista. Pero nada de eso porque Geben bajo el aro y Badio con un último triple volvieron a argumentar que el Manresa no es Cenicienta, que si le dan la mano coge el brazo. 34-40 al entreacto.
Ritmo, ritmo, ritmo. El choque no tenía pausa y a la que se reemprendió, siguió al galope. Oriola se hacía grande en la pintura –incluso desde la línea de tres– y Osentkowski trataba de decir la suya frente a Devin Robinson. De aquí para allá con acento manresano de nuevo, con otros triples de Vaulet y Steinberg, aunque con dejo malagueño con el fino estilista Thomas y el francotirador Kalinoski. Espectáculo del bueno que dejó el final en puntos suspensivos (52-56). Llegado el momento de la verdad, alimentado el Unicaja por un Carpena en ebullición, Kalinoski y Alberto Díaz autografiaron dos triples para voltear el envite y explicar su gen ganador.
Y ya no hubo discusión, atinado el Unicaja cuando más lo necesitaba. La inspiración, el oficio, y un banquillo de quilates hicieron el resto –35 a 23 en el último cuarto– ante un Manresa que espera replicar en la serie el martes que viene. Esta vez el triunfo fue malagueño, una victoria de campeón.
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