Joanna Harper, atleta: “Las motivaciones para excluir a las mujeres trans de la competición deportiva son más políticas que científicas”
Entrevista a la investigadora transgénero canadiense, doctora en Ciencias del Ejercicio, que se manifiesta en contra del test de control de género que estudia implantar el COI
Cerca ya de cumplir 70 años, Joanna Harper sigue saliendo a correr a diario. Estos días que ha pasado en Madrid en casa de un amigo ha hecho largos rodajes en la Casa de Campo. “Estoy preparándome para el campeonato de cross de Canadá en categoría máster”, dice Harper, que cuando competía en categoría masculina corría el maratón en 2h 23m. “He practicado deporte toda mi vida y me he considerado mujer toda mi vida, pero hasta que hice la transición vivía como hombre y practicaba deporte masculino. Pero una vez que hice la transición, quería hacer todo lo que hacen las mujeres. Y como soy deport...
Cerca ya de cumplir 70 años, Joanna Harper sigue saliendo a correr a diario. Estos días que ha pasado en Madrid en casa de un amigo ha hecho largos rodajes en la Casa de Campo. “Estoy preparándome para el campeonato de cross de Canadá en categoría máster”, dice Harper, que cuando competía en categoría masculina corría el maratón en 2h 23m. “He practicado deporte toda mi vida y me he considerado mujer toda mi vida, pero hasta que hice la transición vivía como hombre y practicaba deporte masculino. Pero una vez que hice la transición, quería hacer todo lo que hacen las mujeres. Y como soy deportista, quiero practicar deporte con otras mujeres. Y eso es una parte importante de quién soy. Sigo queriendo competir. Competir con otras mujeres. No creo que tenga ninguna ventaja injusta. Ni siquiera soy la más rápida del club para el que corro en Canadá, en mi grupo de edad”. Este bagaje vital, un título de doctora en Ciencias del Ejercicio por la Universidad de Loughborough (Inglaterra) y una larga carrera de investigación, actualmente en la Universidad de Oregón en el área del rendimiento deportivo de las personas transgénero, y numerosas publicaciones científicas y libros, convierten a Harper, quizás, en la persona mejor armada para analizar la decisión de World Athletics (WA) de resucitar los test genéticos de SRY abandonados en 1999 para, oficialmente, proteger la categoría femenina. Y, en la práctica, prohibir competir a personas con una Y en los cromosomas, tanto mujeres transgénero como intersexuales (DSD: con diferencias de desarrollo sexual). “Creo que es muy probable que el Comité Olímpico Internacional (COI) esté a favor de seguir a WA e implantar el test SRY de cara a los Juegos de los Ángeles 28 para prohibir mujeres DSD y transexuales en todos los deportes”, dice Harper. “Y creo que sus motivaciones son más políticas que científicas”.
Pregunta. ¿Tienen tanta ventaja las mujeres transgénero como para poner en peligro la categoría femenina?
R. Se producen cambios muy importantes en las mujeres transgénero cuando suprimimos la testosterona hasta alcanzar los valores típicos femeninos. Sigo opinando que esos cambios y la disminución del rendimiento deportivo que se produce son suficientes para permitir que las mujeres transgénero compitan en la categoría femenina y que todas las mujeres disfruten de una competición válida. Están prohibiendo a las mujeres transgénero, pero yo no creo que eso sea necesario.
P. Pero no todo es testosterona. Los científicos hablan de ventajas anatómicas también, caderas más estrechas, mayor eficiencia…
R. No todas las ventajas que obtienen las mujeres trans al pasar por la pubertad masculina se eliminan con la supresión de la testosterona. Pero creo que en general los cambios son lo suficientemente grandes como para que sean suficientes en la mayoría de los deportes. Quizás, por ejemplo, en el rugby, no se permitiría más de una mujer transgénero en el equipo.
P. ¿Durante varios años, WA permitió competir sin restricciones a mujeres con DSD [con cromosomas XY, masculinos, pero consideradas mujeres desde el nacimiento y con diferente desarrollo sexual], y una de ellas, Caster Semenya, ganó dos títulos olímpicos. Después las obligaron a medicarse para reducir su testosterona y finalmente, ahora, las prohíben competir sin más…
R. En las mujeres con diferencias en el desarrollo sexual, la supresión de testosterona también tiene un efecto sustancial en el rendimiento deportivo, pero hay diferentes consideraciones sociológicas cuando se pide a las mujeres transgénero que supriman la testosterona. Para muchas de las mujeres transgénero, convertirnos en mujeres desde el punto de vista hormonal es importante. Y, como grupo, somos más sanas, más felices y menos propensas al suicidio cuando nuestros niveles hormonales son los típicos de las mujeres. Por otro lado, algunas mujeres con DSD son más felices con los niveles típicos de las mujeres, pero otras no. Y exigir eso para el deporte es una petición difícil. Hay muchas complicaciones en las normas basadas en la testosterona en el deporte, sin embargo creo que, para las mujeres transgénero, estas siguen siendo las mejores normas que podríamos tener.
P. Parecía que todo funcionaba bien con la limitación de testosterona a menos de 5 nanogramos por mililitro, pero hace unos meses, WA se descolgó con el test genético. ¿Qué razones pudo tener su presidente, Sebastian Coe, para hacerlo?
R. Creo que las motivaciones son más políticas que científicas. Y WA, que vivió el caso Semenya, fue la federación más afectada. Así que para ellos es más fácil hacer una prueba de cromosomas que lidiar con las complicaciones de la supresión de testosterona en las mujeres con DSD. Es una solución más limpia para ellos. No lo defiendo, pero entiendo por qué tomaron esta decisión. Y parte de ello fue lo que ocurrió con WA en el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Ganaron el caso de Semenya y luego hubo otro caso en 2023, creo, en el que había un grupo de mujeres namibias con DSD que apelaron, pero el TAS desestimó su caso. Creo que sus victorias en los tribunales les llevaron a creer que podían excluir con éxito a las mujeres con DSD en lugar de pasar por las dificultades de si tienes una regla de testosterona para ellas. Hay cuestiones morales sobre si se puede pedir a las mujeres con DSD que reduzcan la testosterona; de esta manera, no tienen que lidiar con esa cuestión y simplemente dicen que las mujeres con DSD no pueden participar. Son ellas las que les preocupan, ya que nunca ha habido una mujer transgénero que haya tenido éxito a nivel internacional en el deporte del atletismo.
P. Llegan rumores desde Lausana de que al COI no le importaría aplicar en Los Ángeles 28 el mismo test PCR que WA…
R. El COI aún no ha tomado una decisión, pero el año pasado, en los Juegos de París, ya sabes, hubo dos boxeadoras, una de Argelia y otra de Taiwán, probablemente con DSD, que ganaron medallas de oro. Entonces, el presidente olímpico era Thomas Bach y otro hombre, Richard Budgett, era el jefe de la comisión médica. Ambos cargos han cambiado desde entonces. Kirsty Coventry preside el COI y la médica jefe es la canadiense Jane Thornton. Ambas han sido bastante cautelosas con sus declaraciones públicas, pero creo que es muy probable que ambas estén a favor de seguir a WA.
P. Curiosamente, ambas, Coventry y Thornton, son mujeres. ¿Son las mujeres más combativas que los hombres en la llamada defensa de la categoría femenina?
R. Creo que ambas, y no solo por ser mujeres, sino porque también han sido deportistas de muy alto nivel, se oponen a que haya mujeres transgénero y con DSD en la categoría. Saben lo eficaz que puede ser la testosterona para mejorar el rendimiento debido a la prevalencia del dopaje en todos los deportes. Y lo entienden. Lo que no saben o no conocen es lo que les sucede a las mujeres transgénero o con DSD cuando suprimen la testosterona. Y se apoyan en que la mayoría de las encuestas han indicado que alrededor del 80 % de las atletas de élite no quieren a las mujeres transgénero y con DSD en la categoría.
P. ¿Cree que hay una falta de empatía por parte de Coventry?
R. Creo que lo que hay es un intento muy deliberado de pintar a las mujeres transgénero como hombres que invaden los deportes femeninos. Y quien piensa así cree que cualquier éxito que tenga una mujer trans en el deporte es una afrenta para él, que no las ve como mujeres. Y lo que yo sugeriría como alternativa es que la gente piense en las mujeres transgénero como una subcategoría fisiológicamente distinta de todas las mujeres. Así, las mujeres transgénero pertenecen a los espacios femeninos, a menos que haya alguna razón de peso para excluirlas. Si las mujeres transgénero llegaran a estar sobrerrepresentadas en el deporte, eso sería una indicación de que las reglas no son efectivas y deben cambiarse. Pero eso no es lo que ha sucedido. En Estados Unidos cada año hay más de 200 000 mujeres que compiten en deportes de la NCAA. En 2011, la NCAA estableció una norma que permitía a las mujeres trans competir en la división femenina después de un año de terapia hormonal. En diciembre de 2024, el presidente de la NCAA dijo que había menos de 10 mujeres trans. Ahora bien, las personas trans constituyen aproximadamente el 1 % de la humanidad, por lo que el 1 % de 200.000 es 2.000. No están sobrerrepresentadas, al contrario. En Inglaterra hay 2,6 millones de mujeres registradas para jugar al fútbol. La FA dijo hace aproximadamente un año que había 28 mujeres trans. Y el 1 % de 2,6 millones son 26.000... En los Juegos Olímpicos, cada año compiten unas 5.000 mujeres. El 1 % de 5000 son 50. El COI permitió por primera vez que las mujeres transgénero compitieran en 2004. Y en todos los Juegos de verano e invierno desde entonces, solo ha habido una mujer transgénero. Y debería haber 50 en cada Juegos de verano. Por lo tanto, yo diría que cuando se permite competir a las mujeres trans, estas no se apoderan de los deportes femeninos y, de hecho, siguen estando muy poco representadas.
P. Pero eso no obsta para decir que tienen ventajas…
R. ¿Tienen ventajas las mujeres transgénero? Sí. Pero todas las personas transgénero también tienen enormes desventajas en la vida. Por lo tanto, está claro que las ventajas que tienen las mujeres transgénero no compensan todas las desventajas. Eso se puede deducir de esa infrarrepresentación.
P. ¿El retorno de los test de feminidad, una prueba que solo se hace a las mujeres, no supone un retroceso en la lucha feminista contra la fiscalización masculina del cuerpo de la mujer?
R. Depende de a quién le preguntes. Si le preguntas a la mayoría de las mujeres que compiten en los Juegos Olímpicos, probablemente no les importa someterse al test. No a todas, pero a la mayoría. Pero, sin duda, si hablas con personas que se dedican a los derechos humanos, personas que entienden de derechos humanos, es un gran paso atrás.
P. Y todo coincide con la política agresiva de Donald Trump contra las mujeres trans… Ha anunciado que no permitirá que una sola mujer trans o con DSD participe en los Juegos de los Ángeles 28…
R. Sin duda, espero que la gente fuera de Estados Unidos no preste mucha atención a Donald Trump. No sabe prácticamente nada de ciencia y su conocimiento del deporte es, en el mejor de los casos, superficial; aunque, claro, es el presidente de Estados Unidos. Espero que las opiniones de Donald Trump no hayan influido en las del COI, pero quién sabe. Creo que, sin duda, en muchas partes del mundo ha habido un movimiento político importante contra las mujeres transgénero y WA ha utilizado ese entorno político para justificar la eliminación tanto de las mujeres trans como de las mujeres con DSD de su deporte y otros deportes han seguido su ejemplo.