El fabuloso Paul McGrath logra la medalla de bronce en su debut en un Mundial
El marchador catalán, de 23 años, fue el más generoso en los ataques y en responder al japonés Yamanishi, y fue superado en los últimos kilómetos por el brasileño Bonfim y el chino Wang
Cuando el temible Toshikazu Yamanishi, samurái sin katana, atacó, una, dos, tres, cuatro veces, y para hacerlo corría, levantaba simultáneamente los dos pies del suelo, ahí estaba Paul McGrath pletórico, su sombra a veces, su tocanarices otras tantas, respondiéndole, picándole, una mosca que no le dejó tranquilo. Y cuando Yamanishi, el plusmarquista mundial de la distancia (1h 16m 10s) recibió su tercera advertencia y fue condenado a estar parado tres minutos en la nevera, el marchador catalán, debutante en un Mundial a los 23 años, vio definitivamete el cielo abierto.
Se olvidó del pegajoso chino Zhaozhao Wang, se olvidó del miedo y, audaz, aceleró hacia la victoria que le esperaba en la meta del estadio olímpico, una vez atravesado el túnel oscuro a la luz, como todos los campeones.Quedaban cuatro kilómetros. kilómetros. El entusiasmo, el deseo, su propio carácter, su juventud, le hicieron calcular mal sus fuerzas. Dos kilómetros más tarde, como surgido de la nada, el gigante verde Caio Bonfim, el que fue segundo en los 35 kilómetros, verde como el uniforme brasileño, le adelantó como una exhalación en un avituallamiento. Y detrás de él, el chino Wang, rehecho, también superó al catalán.
En la pista, entre el jolgorio y entusiasmo de 30.000 espectadores, las posiciones se mantuvieron. Ganó Bonfim (1h 18m 35s). La plata fue para Wang (1h 18m 43s), y el bronce en su debut al tan joven McGrath (1h 18m 45s) supone la tercera medalla del atletismo español Tokio, pocas horas después de la segunda de María Pérez. Todas en la marcha, que tiene futuro y jóvenes recogiendo la llama que les traspasan los viejos que lo dejan, como McGrath, heredero del Álvaro Martín triunfador en la plaza de los Héroes de Budapest hace do años. Una marcha que se practica en varios núcleos. Si María Pérez llega de Guadix, donde su entrenador, Jacinto Garzón, y Álvaro Martín estalló con el grupo de José Antonio Carrillo en Cieza (Murcia), McGrath llega de Cornellà, del grupo que cree dirigido por Alejandro Aragoneses.