María Pérez y Miguel Ángel López abren la marcha del Mundial de Tokio esta medianoche
La campeona olímpica y el campeón murciano, favoritos en la prueba de 35 kilómetros a las 12.30
A las 7.30 de Tokio (12.30 de esta noche en España) comienza el Mundial de atletismo con dos campeones del mundo españoles en la pista y en el asfalto. Es la prueba de los 35 kilómetros marcha. Son Miguel Ángel López, de 37 años (campeón de los 20 hace 10 años ya, en Pekín) y María Pérez, de 29, campeona olímpica en París y doble campeona del mundo en Budapest 2023. Y ambos, siempre en proceso de renovación, son favoritos para coronarse again.
A López la ambición y la presión le golpearon duro en los Juegos de Río 2016, cuando intentó el doble 20-50 kilómetros. Superó la crisis ganado el Europeo de Múnich en 2022 en 35 kilómetros y a Tokio, 88% de humedad, 24 grados al amanecer, llega buscando más que nada el placer de hacerlo bien sufriendo y encontrar premio a dos decisiones importantes: terminar por fin la carrera de INEF en la Universidad católica de su Murcia, que tenía abandonada, y cambiar de entrenador. Después de los Juegos de París rompió con su técnico de toda la vida, José Antonio Carrillo, quien ya había alcanzado el súmmum de su carrera con el oro de Álvaro Martín bajo la torre Eiffel, y se fue a entrenar a Torrevieja con el joven Luis Manuel Corchete, marchador olímpico en Tokio, dispuesto, como Alejandro Aragoneses en Cornellà (Paul McGrath, Sofía Santacreu, Raquel González), a montar un grupo de alto nivel en marcha en su ciudad. Con él, con una nueva flexibilidad de planteamientos y entrenamientos, pasó medio verano en Font Romeu, Pirineos catalanes en Francia, la meca de la preparación en altura en verano, donde coincidió con decenas de atletas, y también con María Pérez, que allí encuentra la paz y la felicidad y una ermita con una virgen, a la que la marchadora de Orce le puso una vela antes de volar a Tokio y donde su entrenador, otro de los jóvenes, Jacinto Garzón, de Guadix (Granada), encontró otra estampa para su cartera de rituales.
La felicidad de María Pérez, explica Garzón, nació de su oro en París, donde alcanzó su último objetivo, donde cambió la angustia nacida de la necesidad de alcanzar la medalla olímpica por el placer de haberla conseguido. “Es una nueva María”, proclama precisamente el 12 de septiembre, el día del Dulce Nombre de María, Garzón, que también la entrenó unas semanas en Livigno, en los Alpes italianos fronterizos con la Sint Moritz suiza. “Allí estuvimos compartiendo entrenamientos con su mayor rival, y también buena amiga, Antonella Palmisano, la italiana campeona olímpica en 2021”.
Si en Budapest compitió feroz, osada, en busca de una catarsis necesaria tras la crisis en la que la hundieron el calor y la humedad con los que no pudo en Doha 2019 y los problemas técnicos que la eliminaron en el Mundial de Oregón 2022, el planteamiento de la María Pérez feliz de 2025 será más precavido, avisa Garzón. “Este año hemos comenzado más suaves porque tenía aún que asistir a muchos festejos por su oro olímpico, pero ya en mayo consiguió en la Copa de Europa la mejor marca mundial del año en 35 (2h 38m 59s) y después hemos trabajado muy bien. No ha tenido ni una lesión ni ninguna enfermedad que la hayan hecho perder más de dos días seguidos”, dice el técnico granadino, que tiene tanta fe en la ciencia y en la tecnología como en la acciones celestiales. “Hemos hecho altura, hemos trabajado en cámara térmica, hemos trabajado con la ayuda de Josep Marín tanto la técnica que los jueces la valoraron muy bien… Si está bien de salud, podrá competir bien, muy bien o superbien. La salud es la base”.