Jacinto fue el mejor jugador del mundo
El exfutbolista Jacinto Elá Eyene recoge en ‘Fútbol B’ su experiencia como gran promesa mundial y la vuelta a la vida civil
Hay quien sostiene que la vida debería vivirse al revés, de tal manera que las personas llegarían al último tramo en plenitud física y la cantidad perfecta de experiencia y conocimiento para disfrutarla. De haber sido así, un joven —pero viejo— Jacinto Elá Eyene de 19 años quizás hubiera contado hasta tres frente al ventanal de la cocina de su casa en Southampton. Lo hubiera hecho antes de sacarse los billetes que compraba para escaparse hasta Barcelona durante alguno de los fines de semana en los que no iba convocado con su equipo. Eran, en...
Hay quien sostiene que la vida debería vivirse al revés, de tal manera que las personas llegarían al último tramo en plenitud física y la cantidad perfecta de experiencia y conocimiento para disfrutarla. De haber sido así, un joven —pero viejo— Jacinto Elá Eyene de 19 años quizás hubiera contado hasta tres frente al ventanal de la cocina de su casa en Southampton. Lo hubiera hecho antes de sacarse los billetes que compraba para escaparse hasta Barcelona durante alguno de los fines de semana en los que no iba convocado con su equipo. Eran, en realidad, todos los fines de semana. Pero él, en aquel momento, necesitaba volver a casa para estar con su gente. Y tenía dinero suficiente para comprarse los vuelos.
Porque Jacinto Elá Eyene fue nombrado mejor jugador del mundo sub-17 cuando solo tenía 14 años y vestía la camiseta del Espanyol. Fue el primer jugador español en fichar con menos de 20 años por un equipo de la Premier League —el Southampton—. Sintió el peso de las expectativas, aprendió a estar solo consigo mismo —que es la forma más complicada de estar solo—, entendió lo que significa el desarraigo, compitió en Segunda División B y en Tercera. Se lesionó la rodilla. Dejó el fútbol a los 26 años. Unos meses antes de colgar las botas hizo el viaje emocional y empezó a buscar trabajo en la vida civil. Dejaba currículums y hacía entrevistas. Le hubiera gustado saber muchas cosas sobre el mundo del fútbol, pero nadie se las contó a tiempo.
Aquella experiencia sienta los cimientos para Fútbol B, el libro en el que va desgranando diferentes aspectos de la vida de los futbolistas. De los que llegan y de los que no. De los que generarán tanto impacto que seguirán siendo siempre futbolistas para el público y de los que no. Porque la mayoría de los jugadores terminarán su carrera profesional y tendrán que asimilar, aún jóvenes, que esa etapa terminó. Que se esfumó en un suspiro. Y entonces, seguramente, estén de acuerdo con quienes piensan que la vida es mejor vivirla al revés.