La importancia de tomar bien la salida en el campo de regatas: Barcelona es el circuito de Mónaco

Las carreras disputadas en las Round Robin se deciden por ahora en las presalidas: quién sale por delante tiene una ventaja casi definitiva por la dificultad de adelantar en la modalidad uno contra uno

El barco del American Magic y el INEOS Britannia, durante la sexta jornada de la 'Round Robin' de la Copa del América de Barcelona.Quique García (EFE)

Cuando la distancia entre el Alinghi Red Bull Racing (Suiza) y el American Magic (Estados Unidos) superó los 200 metros, a los pocos minutos de empezar la cuarta regata de la sexta jornada de las Round Robin de la Copa del América, la escuadra helvética se limitó a observar e imitar los movimientos de su perseguidor. Si el equipo norteamericano viraba a estribor, el Alinghi viraba también hacia la derecha. Si ...

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Cuando la distancia entre el Alinghi Red Bull Racing (Suiza) y el American Magic (Estados Unidos) superó los 200 metros, a los pocos minutos de empezar la cuarta regata de la sexta jornada de las Round Robin de la Copa del América, la escuadra helvética se limitó a observar e imitar los movimientos de su perseguidor. Si el equipo norteamericano viraba a estribor, el Alinghi viraba también hacia la derecha. Si iba a babor, viraba a la izquierda. Acción reacción en una perfecta coreografía marítima con un único propósito: evitar que el rival encontrara una racha de viento diferente y pudiera superarle.

Si la Copa del América es la Fórmula 1 del mar, Barcelona es el circuito de Mónaco. Con episodios de poco viento en la ciudad, no hay forma de adelantar en el campo de regatas barcelonés y las carreras se deciden por lo que ocurre antes de empezar: el que cruza primero la línea de salida cruza casi siempre primero la línea de llegada. “Las presalidas significan un 65% de la regata”, comparte Francesco Bruni, experimentado piloto del Luna Rossa.

Como los AC75 necesitan empezar la regata en pleno vuelo, la carrera instaura una cuenta atrás de tres minutos para que los barcos tomen velocidad antes de cruzar la línea de salida. Y ahí empieza una baile de cambios de posición y trayectorias para conseguir empezar la carrera mejor que el oponente. “Tu objetivo en la presalida es conseguir una ventaja, la que sea; en metros, en posición o en velocidad, lo que puedas”, prosigue Bruni.

Conscientes de ello, los equipos deciden antes de cada regata cómo actuaran. “Observamos cómo se han movido los rivales en las presalidas anteriores y cuales son las fortalezas de su barco en función del viento y la velocidad. Y empieza una partida de ajedrez: ahora mueves tú y luego el otro”, dice el piloto de Luna Rossa. Los veleros tienen que respetar la prioridad de paso (siempre la tiene el barco que tiene el viento a estribor, según las normas internacionales), por lo que el AC75 que accede al campo de regatas con el viento a babor lo hace 10 segundos antes para equilibrar la balanza. De entrar al mismo tiempo, el barco que tiene la prioridad de paso siempre contaría con una ventaja inicial crucial.

El AC75 del Luna Rossa, este jueves. Quique García (EFE)

De las cinco regatas disputadas este jueves, cuatro las ha ganado el equipo que empezó por delante. “Con estas condiciones [de brisa ligera] es muy difícil adelantar”, lamenta Matt Rossiter, cylor [genera energía pedaleando] del Ineos Britannia (Reino Unido). Rossiter señala las turbulencias que generan los AC75 que lideran la carrera y que afectan el rendimiento del barco posterior como una limitación a la hora de navegar. “Cuando el viento impacta las velas del primer clasificado, se reduce la presión del aire que llega al perseguidor. Este tiene menos viento y avanza menos rápido. Por esto siempre que vas por delante intentas dar a tu oponente aire sucio y ralentizarle lo más que puedas”, explica.

Las condiciones de las regatas tampoco ayudan. Con un viento Garbí (el habitual de Barcelona, de componente sur-suroeste) de entre siete y nueve nudos (12 a 16 km/h), únicamente el American Magic consiguió superar a su rival, el Ineos, a pesar de haber empezado por detrás. “Si el Garbí crece, los barcos comienzan a ir más rápido; el viento aparente hace que los ángulos sean más estrechos y el canal de aire sucio se hace más pequeño”, ejemplifica el regatista inglés. Únicamente el pasado martes, cuando un rayo cayó a pocos metros del Luna Rossa cuando competía con el Team New Zealand en plena tormenta, la intensidad del viento facilitó que los barcos superaran los 50 nudos (93 km/h).

Tanto Bruni como Rossiter saben que el escenario va a cambiar. Sus equipos están prácticamente clasificados para las semifinales de la Louis Vuitton Cup, la competición de la que saldrá el rival del Team New Zealand en el Match final de octubre. Las eliminatorias se disputan entre el 14 de septiembre y el 9 de octubre y la meteorología se espera más brava. “Entonces veremos más acción”, sonríen desde el Luna Rossa, uno de los favoritos para enfrentarse al Defensor.

Los italianos sumaron su quinta victoria consecutiva, este jueves contra el Orient Express (Francia), y lideran la clasificación con mano de hierro sin acumular ninguna derrota. De terminar líder en las Round Robin, la fase clasificatoria que termina el día 8 y lleva a las semifinales, tendrá el derecho de elegir rival en la primera eliminatoria. La otra cara de la moneda fue el conjunto francés, que queda en el alambre tras el triunfo del Alinghi Red Bull. El Orient Express, que se estrenó en estas fases de clasificación con victoria, no ha sumado ningún otro triunfo y queda en la cola, posición que implica la eliminación. Ahora desean adelantar. En el mar y en la clasificación.

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