Las cuentas de Joan Laporta

El presidente gana tiempo y disfruta tanto del momento que puede justificar la salida de Gündogan por una cuestión deportiva con consecuencias económicas y no por razones económicas que afectan también a las deportivas

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, durante la rueda de prensa este martes en Barcelona.Alejandro GarcÍa (EFE)

Las cuentas son muy fáciles de explicar con el marcador a favor, incluso se puede presumir de que si no son mejores es porque no se ha querido, como bien sabe Laporta. El presidente habló desde el liderato de la Liga para los socios y también para la oposición que se empieza a visualizar por entender precisamente que los números no cuadran y está en riesgo la salud del Barça. Ya se sabe que no es ...

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Las cuentas son muy fáciles de explicar con el marcador a favor, incluso se puede presumir de que si no son mejores es porque no se ha querido, como bien sabe Laporta. El presidente habló desde el liderato de la Liga para los socios y también para la oposición que se empieza a visualizar por entender precisamente que los números no cuadran y está en riesgo la salud del Barça. Ya se sabe que no es lo mismo contar que interpretar un balance económico, sobre todo cuando hay de por medio un traspaso de poderes, como se vio precisamente el día que Laporta dio paso a Rosell en 2010. El mandatario saliente presumió de beneficios y el entrante denunció una deuda que acabó en una acción de responsabilidad tan mal planteada que se convirtió en un boomerang para Rosell y dio la razón a Laporta.

El presidente siempre ha sido un administrador tan discutido como elogiado es su criterio deportivo desde el fichaje de Rijkaard y después de Guardiola con el asesoramiento de Cruyff. Ahora aspira a acertar con Flick por más que adjudique el fichaje del entrenador alemán a Deco en un intento de reivindicar la figura de un director deportivo que actúa condicionado por la falta de liquidez del Barça. No ha habido más fichaje que el de Dani Olmo y el de Pau Víctor porque no se dio la posibilidad de inscribir a ningún futbolista más en la Liga. La hoja de ruta de Laporta desde su regreso ha estado presidida por el mercadeo, por mover varios jugadores y por la fuente inagotable de recursos de La Masia, convertida ahora mismo en el pilar no solo de los equipos inferiores, sino también de la plantilla profesional de Flick.

Ya se verá qué pasa en invierno en función de la Liga y de la Champions. Laporta gana tiempo y, por ahora, disfruta tanto del momento que puede justificar la salida de Gündogan por una cuestión deportiva con consecuencias económicas y no por razones económicas que afectan también a las deportivas, de acuerdo al relato del propio futbolista a su regreso a Mánchester. El presidente sabe de todas maneras que para el club es más fácil obtener recursos cuando el equipo funciona que en los momentos de apuro vividos la pasada temporada, saldada en blanco y con el adiós de Xavi, el sucesor del destituido Koeman. No hay que olvidar tampoco que la institución empezará a celebrar en noviembre su 125 aniversario y que la afición ya podrá volver durante la temporada a un Camp Nou reformado y convertido en uno de los iconos de Barcelona.

La activación social ya se nota en Montjuïc después de un año de excedencia y también en distintos grupos críticos con la gestión de Laporta. El presidente tuvo un recuerdo velado para ambos: estuvo muy generoso con los socios, a los que la crisis no les ha costado ni un céntimo a pesar de ser propietarios del club, y vigilante con la oposición y con los que a su entender quieren el mal del Barça. Los que discrepan de Laporta subrayan precisamente la pésima gestión del presidente y por tanto necesitarán más números que palabras, una vez que ya se ha visto que las mentiras caducan en el Camp Nou. No deberían olvidar en cualquier caso que el presidente domina el aparato y las claves necesarias para ejercer su mandato por difícil que resulte gobernar al Barça.

Laporta ha ganado las elecciones y también las ha perdido, promovió una moción de censura y también sufrió una en contra y ahora mismo, camino de los fastos azulgrana que han despertado a los presuntos precandidatos, parece sentirse más a gusto que nunca en un cargo que ha diseñado a su medida y que apenas necesita de compañía después de la salida del club de centenares de ejecutivos y algunos directivos llegados en 2021. El presidente ni siquiera necesitó citar a Nico Williams para adornar su último discurso ni admitir que, a fin de cuentas, una vez apuradas las palancas y las hipotecas, sigue faltando el mismo dinero de siempre, aquel que ahora llegará más rápido y mejor porque el Barça es líder de la Liga.

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