Jorge Martín, piloto de MotoGP: “Ganar es una afición vacía”
El piloto desgrana las claves de su intenso pulso con Bagnaia, su salida de Ducati y las ventajas de apoyarse en un psicólogo
Jorge Martín (Madrid, 26 años) terminó su primer asalto al título de MotoGP, el año pasado, muy quemado. En el tramo final de curso acusó la falta de experiencia y vio cómo una obsesión creciente por la victoria le lastraba en su apretada lucha con Pecco Bagnaia. Desde entonces, ...
Jorge Martín (Madrid, 26 años) terminó su primer asalto al título de MotoGP, el año pasado, muy quemado. En el tramo final de curso acusó la falta de experiencia y vio cómo una obsesión creciente por la victoria le lastraba en su apretada lucha con Pecco Bagnaia. Desde entonces, ambos contendientes viven pegados en la pista, donde intercambian golpes cada fin de semana, separados tan solo por cinco puntos cuando arranca la recta final del campeonato en el GP de Aragón. Durante los entrenamientos de este sábado, el italiano, líder del certamen, sufre bastante. El español, segundo en la práctica, ve cómo Marc Márquez enseña los colmillos, vapulea el récord de la pista y amenaza con entrometerse en la lucha por la corona.
Pregunta. ¿Cómo se encuentra ante el reto que se presenta por delante?
Respuesta. Muy bien, cómodo y fuerte. A nivel físico estoy genial y las sensaciones con la moto son muy buenas, pero aquí no te puedes parar a respirar ni un segundo. Si lo haces, te adelantan por la derecha. Hay que progresar cada día, es la única fórmula para llegar peleando por el título hasta el final.
P. ¿Es fácil gestionar tanta igualdad?
R. Es complicado, cada día se pone el listón más alto y eso implica que debes seguir mejorando. Se hace difícil, y cuanto más rápido vamos, más fácil es cometer errores. Ahí estará el Mundial, en ver quién falla menos.
P. ¿No le maravilla constatar que el listón siempre sube?
R. En el motociclismo hay mucho margen de progreso, más incluso a nivel de pilotaje y trabajo del piloto que a nivel técnico, que ya es decir mucho. No hay límites ni un manual específico que garantice el éxito como en otros deportes. El progreso aquí es muy abierto, y entender dónde está el límite es muy difícil ahora mismo.
P. Conocer tan bien a Pecco Bagnaia, ¿es una ventaja o un inconveniente?
R. Pecco me hace mejor a mí y yo, seguramente, le hago mejor a él. Tiene sus cosas buenas y malas. Yo conozco muy bien sus puntos fuertes y débiles, lo que puede facilitar las cosas, pero él también conoce los míos. Además, la persona contra la que compites puede estudiar al milímetro cómo haces las curvas, frenas y aceleras, ya que en Ducati se comparten todos los datos. Si no pudiéramos estudiarnos el uno al otro, habría más distancia y sería más fácil marcar la diferencia por alguna de las partes.
P. ¿Qué hace falta para decantar la balanza?
R. Si tuviese la clave ya estaría ganando y liderando cada fin de semana. Para mí se trata de seguir creciendo, dar el 100% cada fin de semana. Obviamente, debo analizar mucho lo que hago, y ver dónde debo mejorar cada día, pero si lo doy todo quedo satisfecho independientemente del resultado.
P. ¿Hay que cambiar el enfoque para destacarse?
R. Quizás hay que cambiar un pelín la estrategia en ciertos momentos, saber cuándo ir a asegurar y cuándo arriesgar algo más. Cuando tenga la oportunidad, tengo que ir más a por la victoria.
P. ¿Siguen en la pelea Marc Márquez y Enea Bastianini?
R. Seguro que van a ser factores. Queda mucho año y son grandísimos pilotos. Lo tienen más difícil, pero como mínimo van a estar ahí metidos, entre nosotros, y van a alterar el reparto de puntos.
P. Ha incorporado un psicólogo a su equipo, ¿en qué le ayuda?
R. En muchas cosas. Este año he cambiado mucho mi mentalidad, y ya no me obsesiono con la victoria. Me ha venido muy bien para calmarme y conocerme más a mí mismo. Vivía sin saber disfrutar el día a día. Soy muy impaciente, movido, y saber vivir el momento me ha ayudado mucho. He incorporado la meditación y la visualización, que me han permitido dar otro paso adelante, y ahora paso mejor los malos momentos, sé rehacerme rápido y relativizar las cosas, tener una visión clara y no tomarme los fallos muy a pecho.
P. El año pasado, a estas alturas estaba muy atrás en la clasificación…
R. Ni pensaba en poder pelear por el título. Ahora sí lo pienso, y creo más en mí, que es uno de los puntos clave para poder luchar y ganar un Mundial. Demostrarme que es posible ha sido muy importante. Antes corría para demostrar más a los demás que a mí mismo. Ahora siento que ya no tengo nada que demostrar a nadie.
P. En el pasado le inquietó no conocer su futuro, pero ahora ya sabe que correrá para Aprilia.
R. Me siento liberado. No saber lo que harás el año que viene es un pensamiento que aparece y ronda por la cabeza. Es un pensamiento menos que tengo este año, y eso me ayuda a estar más fresco a la hora de competir.
P. Pero no era su primera opción ¿le dolió la elección de Ducati?
R. No me dolió, más bien me frustró. Era más personal que otra cosa, el pensar que por demostrar iba a conseguir algo, y realmente no había nada que demostrar, porque nada hubiera cambiado. Ellos tienen sus razones y Marc [Márquez] es un gran campeón, así que es una decisión comprensible. Aprilia era el mejor sitio donde podía recalar si no seguía en Ducati, y elegí con el corazón. Era el proyecto que más me llamó la atención, la segunda moto más rápida de la parrilla y donde creo que seré feliz.
P. A pesar de partir peras, ¿el apoyo de Ducati sigue siendo el mismo?
R. Sí. La relación con Ducati a nivel técnico es inmejorable. Con Gigi [Dall’Igna] y todo el equipo en Pramac seguimos dando el 100%, el vínculo que nos une es brutal.
P. Ahora que vuelve a disfrutar del día a día, ¿qué es lo que más le gusta de su oficio?
R. Aparte de ganar… (ríe). No, ahora en serio, creo que ganar es una afición vacía. Solo pensar en ganar y olvidarse del resto… El proceso es lo más importante, es el camino lo que te lleva hasta la victoria, y la sensación de haberlo hecho todo bien, de llegar al domingo y cosechar un buen resultado, que las cosas salgan bien, me hace feliz.
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