Hugo González, nadador: “Ya no me siento un extraño en los Mundiales”
El mejor español de su generación, se consagra a los 25 años en 100 y 200 espalda en Doha
Hugo González de Oliveira, el mejor nadador español de su generación, un prodigio de elasticidad y deslizamiento que conquistó tres oros en los Mundiales Júnior de 2017, concluyó en Qatar su particular travesía del desierto. Con 25 años, después de participar en dos Olimpiadas y cuatro Mundiales en los que sufrió para igualar sus mejores tiempos, por fin consiguió ponerse a la altura de las expectativas que siempre generó su extremada facilidad para desplazarse en el agua. El viernes pasado, ...
Hugo González de Oliveira, el mejor nadador español de su generación, un prodigio de elasticidad y deslizamiento que conquistó tres oros en los Mundiales Júnior de 2017, concluyó en Qatar su particular travesía del desierto. Con 25 años, después de participar en dos Olimpiadas y cuatro Mundiales en los que sufrió para igualar sus mejores tiempos, por fin consiguió ponerse a la altura de las expectativas que siempre generó su extremada facilidad para desplazarse en el agua. El viernes pasado, tras conseguir la plata en 100 metros espalda en los Mundiales de Natación de Doha, ganó el campeonato de 200 con un final que invita a pensar a lo grande en los Juegos de París del próximo verano: 28,98 segundos en el último largo. Un tiempo de remate propio del apogeo del bañador impermeable —hoy prohibido—, que hace una década coincidió con la mayor oleada de virtuosos de la técnica de espalda jamás reunidos en una piscina: Aaron Peirsol, Ryosuke Irie, Ryan Lochte y Arkady Vyatchanin. El día que Peirsol llevó el récord mundial al abismo insondable de 1m51,92 segundos, el 31 de julio de 2009, estos cuatro anfibios pararon el crono del último 50 sucesivamente en 28,62s; 27,88s; 30,14s; y 29,48s.
“Los resultados son solo un tiempo”, decía el nadador este sábado. “Pero para hacer ese tiempo tienes que estar bien mentalmente. En la situación perfecta. Ni con demasiadas ganas, ni con demasiadas pocas ganas. Es complicado pero con la experiencia se hace más controlable”.
Todas las pruebas de 200 metros de natación en línea son duelos tácticos. No basta con ser el más rápido. Prevalece el que administra los ritmos con más precisión, de modo que llegados los últimos metros el organismo pueda quemar con la mayor eficiencia posible la reserva remanente de combustible. La marca del español en estos Mundiales indica una reserva de energía descomunal. La clase de herramienta que agita sueños heroicos. Sueños que Doha alimentó en su rara ventana de oportunidad.
Con gran parte de los mejores nadadores de Estados Unidos, Australia, Japón y China ausentes, concentrados en preparar los Juegos Olímpicos previstos para dentro de cinco meses, el español se encontró con menos oposición de la habitual. La marca que le valió el campeonato, 1m 55,30s, fue su mejor tiempo de siempre pero no pasa del 161 del ránking absoluto de los mejores cronos de la disciplina. Solo le habría garantizado el bronce en los Mundiales celebrados en Fukuoka el verano pasado.
El español pretende cazar el oro en París, el golpe de Doha puede ser un paso importante en una senda hacia lo desconocido. Hoy los 200 metros espalda son una disciplina mostrenca. Agotada la generación legendaria de Peirsol y cerrado el ciclo de Lochte en Río 2016, el estadounidense Ryan Murphy estira con dificultad su vigencia en un reino que hasta los Juegos de Tokio correspondió al ruso Evgeny Rylov, campeón olímpico en 2021 y último en bajar de 29 segundos en el último largo de una gran final. Pero Rylov ha renunciado a París porque se niega a condenar la invasión de Ucrania, tal y como le exige el Comité Olímpico.
El vacío es evidente. A falta de que emerjan aspirantes que por ahora permanecen en la sombra, los candidatos a llenarlo son Hugo González, el húngaro Kos Hubert, campeón en Fukuoka y ausente en Doha, y el estadounidense Jack Aikins, un proyecto de 19 años.
Berkeley
Hugo González salta a la primera posición de la parrilla después de un año sin novedades en el frente. Su mejor tiempo el verano pasado fue de 1m 56,33s. El 34º en el ránking de marcas de 2023 para concluir su etapa de estudiante becado como nadador del equipo de la Universidad de California en Berkeley. “Ahora mismo estoy nadando como profesional”, explica; “sigo con el grupo de entrenamiento con el que he entrenado en la última olimpíada porque creo que es lo mejor para buscar el alto rendimiento”.
Graduado en Filología en California y preparándose para sacarse el título de ingeniero informático por la UCAM, el español ha aprovechado la hospitalidad de su viejo mentor, Dave Durden, para permanecer en Berkeley, en la piscina que acoge al mejor equipo universitario de Estados Unidos. A las órdenes de Durden, los Golden Bears alcanzaron al menos la segunda posición en todos los campeonatos universitarios de la NCAA disputados en la última década. Entre 2018 y 2023, Hugo González desplegó toda su versatilidad para sumar puntos en la piscina corta americana. Como bracista, como especialista en pruebas de estilos, y como espaldista.
Tantas capacidades, y el verse mano a mano con compañeros de equipo como Ryan Murphy, Hunter Armstrong, Dare Rose, Abbey Weitzeil y Jack Alexy —todos miembros premiados del equipo nacional estadounidense— le llevaron a la duda a la hora de seleccionar carreras en los programas olímpicos y mundiales. “Mis tiempos en Doha son consecuencia de una acumulación”, observa. “Mi trabajo no ha cambiado. Estas marcas salen por todo lo hecho en temporadas anteriores. Pero la temporada pasada en Fukuoka hice seis 200 en dos días y medio y eso pasa factura. Este año no he nadado los 200 estilos y en espalda me ha quedado más gas para tirar en la final”.
“Estamos valorando las mejores opciones para París”, añade. “Tenemos que sopesar si me tiro a los estilos o a la espalda. Yo entreno todo lo que puedo para ser el mejor nadador posible. No he entrenado ninguna prueba más que la otra. Luego cuando llegan los campeonatos tomamos las decisiones. En Doha pensamos que los 200 espalda eran una apuesta más segura”.
Habla en primera persona del plural por deferencia hacia la autoridad de los entrenadores de la federación, pero bien podría ser un plural mayestático. Con su experiencia, se siente capacitado para trazar su propia estrategia. “La experiencia me ha cambiado como nadador”, observa. “En estos campeonatos el respeto siempre está ahí por todos los contrincantes. Pero ahora siento que controlo más lo que hago. Controlo los detalles: los calentamientos, el descanso, la alimentación... No me siento un extraño. He hecho muchos campeonatos de España y sé perfectamente qué hacer en cada momento. Me alegro de tener la misma sensación en un Mundial”.
Hugo González quedó sexto en los 50 espalda este domingo y regresó a Madrid, donde permanecerá unos días antes de volar a San Francisco para ponerse a punto para los Juegos. En cinco meses le espera el reto de su vida.
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