La patinadora Kamila Valieva es sancionada con cuatro años de suspensión por dopaje

El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) ha revocado la absolución decretada por las autoridades antidopaje rusas y ha resuelto sancionar con cuatro años de suspensión a la patinadora rusa Kamila Valieva, la niña prodigiosa que debería haber sido la reina de los Juegos de Invierno de Pekín 2022.

Se cierra sin sorpresas, 23 meses después de nacer, un caso intoxicado y alargado por las malas relaciones deportivas de la Rusia aislada con el resto del mundo, y con una política antidopaje eminen...

El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) ha revocado la absolución decretada por las autoridades antidopaje rusas y ha resuelto sancionar con cuatro años de suspensión a la patinadora rusa Kamila Valieva, la niña prodigiosa que debería haber sido la reina de los Juegos de Invierno de Pekín 2022.

Se cierra sin sorpresas, 23 meses después de nacer, un caso intoxicado y alargado por las malas relaciones deportivas de la Rusia aislada con el resto del mundo, y con una política antidopaje eminentemente autárquica, trufada de escándalos y siempre sospechosa.

El inicio de la sanción de cuatro años se ha fijado el 25 de diciembre de 2021, fecha del control positivo de la patinadora alrededor de cuya peripecia artística y vital giraron los Juegos de Invierno de la capital china, por lo que Valieva llegaría a tiempo para participar en los próximos Juegos de Invierno, los de Cortina d’Ampezzo-Milán, en febrero de 2026.

Su presencia entonces es una incógnita, incrementada porque todos los deportistas rusos están vetados de las competiciones internacionales como castigo por la invasión de Ucrania. Los dos últimos años Valieva, extraordinaria deportista, continuó compitiendo, pero solo en pruebas nacionales.

Como parte de la sanción, Valieva sufre la descalificación de todas las competiciones en las que participó, desde el campeonato ruso, y pierde medallas, premios y recompensas económicas. Con ello, Rusia se queda la medalla de oro de la competición por equipos de Pekín 2022, que debería corresponder al segundo clasificado, Estados Unidos, cuando así lo resuelvan el Comité Olímpico Internacional (COI) y la federación internacional de patinaje.

Valieva, la primera patinadora artística que ejecutó un quad (un salto cuádruple, con cuatro giros sobre sí misma) en unos Juegos Olímpicos, tenía 15 años el 7 de febrero de 2022 cuando lideró a Rusia en la conquista de la medalla de oro de la competición por equipos. Sus ejercicios, sus saltos de tremenda fuerza atlética y sublime gracia de bailarina, dejaron al mundo con la boca abierta. No había ninguna como ella. Las tablas de puntuación se quedaban pequeñas para valorar la dificultad de sus piruetas y la belleza con la que las ejecutaba, la perfección. El mundo del patinaje llevaba años esperando una nueva reina. No encontró una reina, sino un hada.

El mismo día, antes incluso de la ceremonia de entrega de medallas, la federación internacional de patinaje, recibió una notificación del laboratorio antidopaje de Estocolmo: el análisis de la orina de Valieva recogida el 25 de diciembre de 2021 tras el campeonato nacional ruso en San Petersburgo había revelado la presencia de trimetazidina, una sustancia prohibida que, aparentemente, se usa para oxigenar la sangre y aumentar la resistencia. Se anuló, por primera vez en la historia, una entrega de medallas, aplazada hasta que se resolviera el caso. Cuando finalmente el COI fije una fecha, a Estados Unidos le acompañarán en el podio Japón (plata) y Canadá (bronce).

Pese a ello, Valieva no fue ni suspendida provisionalmente ni expulsada de los juegos, sino que participó días después en la competición individual en medio de una presión extrema. Las autoridades rusas, en lugar de protegerla ahorrándole el trago, la expusieron a las miradas escrutadoras y censoras del mundo. Salió como la gran favorita, pero la extraordinaria tensión que vivía la llevó a cometer numerosos errores. Terminó cuarta y en lágrimas, abrasada por la mirada de furia de su entrenadora, la rígida y exigente moldeadora de campeonas Eteri Tutberidze, cuyo papel en el caso nunca ha sido investigado plenamente. Cuando Valieva abandonó la pista llorando, Tutberidze, fue grabada en directo por la televisión reprendiéndola en ruso: “¿Por qué lo has dejado? ¿Por qué dejaste de luchar? Explícamelo, ¿por qué?”.

En su defensa inicial, los representantes de Valieva alegaron que había ingerido por error la trimetazidina, una medicación para el corazón que tomaba su abuelo. Después de alargar un año el procedimiento, en enero de 2023 las autoridades rusas anunciaron que no sería sancionada, pues aceptaban sus explicaciones. Añadían, además, que siendo menor de 16 años en el momento de los hechos, Valieva no podía ser considerada responsable de sus acciones, sino una persona protegida. Ello no significó que Rusia investigara en su entorno en busca de las raíces del positivo.

“Dopaje imperdonable”

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) recurrió la decisión ante el TAS, cuya resolución —”hemos intentado buscar una circunstancia atenuante para no sancionarla con cuatro años, pero el código antidopaje ruso, que es el que hemos seguido, no nos ha dejado margen de maniobra”, explican desde el tribunal de Lausana— les ha llenado de alegría, como señaló en un comunicado también teñido de rabia —”por la frustración comprensible de todos aquellos deportistas afectados por la tardanza en la resolución del caso”-- y tristeza.

“El dopaje de menores es imperdonable. Los médicos, entrenadores u otro personal de apoyo que se descubra que han suministrado sustancias para mejorar el rendimiento a menores deben enfrentarse a todo el peso del Código Mundial Antidopaje”, señala la AMA en un comunicado. “Somos conscientes del profundo trauma y aislamiento que sufren muchos niños deportistas tras un control antidopaje positivo. De hecho, la AMA anima a los gobiernos a que estudien la posibilidad de aprobar leyes, como ya han hecho algunos, que tipifiquen como delito el dopaje de menores”.

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