Éxtasis de Unai Aguirre en la caldera de Zagreb
El portero de España, que paró todos los tiros de jugada en semifinales del Europeo de Waterpolo, es clave en la final contra Croacia
Unai Aguirre transita la línea invisible que separa la locura de la genialidad. Vivir en la frontera forma parte del carácter de este muchacho introvertido de 21 años que cada vez que se mete al agua experimenta la clase de mutación que va del gizmo al gremlin. En ocasiones, alcanza el éxtasis. Un estado de enajenación mental inducido por el trabajo de todo el equipo que despliega una coreografía de coberturas defensivas para y por su chamán. La meta, en parte, es que él alcance eso que el seleccionador ...
Unai Aguirre transita la línea invisible que separa la locura de la genialidad. Vivir en la frontera forma parte del carácter de este muchacho introvertido de 21 años que cada vez que se mete al agua experimenta la clase de mutación que va del gizmo al gremlin. En ocasiones, alcanza el éxtasis. Un estado de enajenación mental inducido por el trabajo de todo el equipo que despliega una coreografía de coberturas defensivas para y por su chamán. La meta, en parte, es que él alcance eso que el seleccionador David Martín denomina —parafraseando al psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi— “máximo flow”.
Si el portero de la selección española waterpolo es capaz de fluir esta noche contra Croacia, en la final del Europeo que se disputa en la piscina del Bazeni Mladost de Zagreb (20:30 horas, Teledeporte y Rtve Play), España tendrá en su mano la conquista del primer título continental de su historia. La primera vez en 36 ediciones celebradas desde 1926. Un hito sin precedentes camino de unos Juegos de París, que son la obsesión de un equipo en estado de ebullición. Algo que puede concretarse si el portero repite el trance que le convirtió en un muro infranqueable en la semifinal contra Italia, simbolizadas en su duelo con Di Fulvio.
Francesco di Fulvio, conspicuo anfibio de Pescara, gigante del Pro Recco, campeón mundial con el título individual de mejor jugador del torneo en 2019, lanzó siete tiros contra España el domingo. Los siete misiles se perdieron en el bosque de brazos de la defensa o los paró Aguirre. El portero se dilató. Le crecieron las manos, los húmeros, los radios y los cúbitos, y según desviaba lanzamientos desplegó toda su gestualidad mahorí. Sacaba la lengua, negaba con el dedo, gritaba, bramaba. Sus alaridos repercutieron en el pabellón y en la cabeza de Di Fulvio, constantemente retado y aturdido. Acabó la faena con una ficha excepcional: 14 paradas tras 18 tiros, ocho de ocho en jugada, cinco de ocho en situaciones de superioridad numérica de Italia, uno de uno en tiro desde los seis metros y uno en contra de penalti.
”Unai tiene juventud y mucha competitividad”, observa David Martín, el seleccionador que dirigió a España hasta el oro mundial en 2022. “¡Es muy valiente! Pero esto hay que gestionarlo bien porque te puede llevar a cometer errores o a situaciones de máximo flow como fue el partido contra Italia. Estamos trabajando con él para ayudarle entre todos a canalizar esta energía, porque a veces tanto nivel de energía es contraproducente”.
”Nosotros tenemos que crear una guerra dentro del agua”
Controlar la excitación será parte de la guerra psicológica que se librará este martes en la final. Se dirime el pasaporte a los Juegos del próximo verano y Croacia actúa en casa. La piscina del Bazeni Mladost se llenará con 3.000 fanáticos. “Lo vimos en Dubrovnik donde no nos escuchábamos entre nosotros por el entorno ruidoso que se generó”, recuerda Martín, apuntando al partido inaugural, perdido 14-12 ante Croacia. “Nosotros tenemos que crear una guerra dentro del agua. Si llevamos el partido a un ritmo físico muy alto, sobre todo a nivel de nado, tendremos muchas opciones. Defender, defender, y aprovechar nuestros contraataques”.
Defender y contragolpear es el ritual colectivo que gira en torno al portero. Su estabilidad emocional será clave. “El público croata va a intentar sacarlo del partido y Unai tendrá que saber gestionarlo”, señala el técnico. “Él siempre celebra mucho las paradas y evidentemente es algo positivo. Pero el espíritu de la defensa se fortalece parando. Cuando tú paras todo el ánimo del equipo rival se resiente. Un portero como Unai te empuja. Pero hay momentos en los que hay que estar más focalizado porque el mundo del deporte es un ciclo de acierto-error. Tienes que prepararte para las consecuencias del acierto y para las consecuencias del error, para que no sea una losa. Este tipo de actitudes desafiantes [como las que exhibió el portero con Di Fulvio] pueden sacarte del partido”.
David Martín entrena la defensa sobre la base de tres factores de desgaste del rival: los bloqueos, el cansancio y el estrés mental. “Las ocasiones que parecen claras desde fuera, a ras de agua son más complicadas por la fatiga”, explica; “y por el estrés: cuando vas por detrás y estás obligado a meterla y no te entran, y el portero te ha parado dos o tres lanzamientos seguidos... Esto te genera un estrés con el que tienes que saber jugar. Hay cracks mundiales que en esos momentos son certeros y otros a los que el estrés les pesa más”.
Luka Bukic, Loren Fatovic y Jerko Marinic Kragic, goleadores de Croacia, son tres de los cañoneros más peligrosos del mundo. Pero la presión de su condición de locales puede volvérseles en contra frente a la banda de Unai Aguirre, motivada ante la magnitud de la gloria reservada a los grandes aguafiestas. “Los chicos están cachondos perdidos”, dice David Martín. “Esoy convencido de que la vamos a liar”.
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