Las caídas persiguen al irreductible Joan Barreda en el Dakar: “He dado un par de vueltas con la moto, me la he pegado fuerte”
El piloto de motos con más victorias de etapa en activo sufre un nuevo percance en la quinta especial del rally justo antes de adentrarse en el maratón de 48 horas por el desierto
A Joan Barreda Bort (Torreblanca, Castelló; 40 años) parece que le persiguen las caídas. Es el tercer piloto con más victorias de la historia del Dakar en categoría de motos, con un total de 29 en 14 participaciones en el rally, pero su estilo agresivo y nada conservador le ha ganado una reputación como uno de los grandes héroes y pupas del vivac. Este miércoles, una vez más, el cast...
A Joan Barreda Bort (Torreblanca, Castelló; 40 años) parece que le persiguen las caídas. Es el tercer piloto con más victorias de la historia del Dakar en categoría de motos, con un total de 29 en 14 participaciones en el rally, pero su estilo agresivo y nada conservador le ha ganado una reputación como uno de los grandes héroes y pupas del vivac. Este miércoles, una vez más, el castellonense fue la víctima en la carrera más dura del planeta al sufrir un nuevo accidente que le obligó a pasar por el centro médico en el campamento de Shubaytah después de la quinta etapa.
Barreda se topó con una hierba de camello en la parte final del recorrido, a unos 20km del final, con tan mala pata que se golpeó la cabeza y el pecho con la moto en la caída. Le dolía mucho el esternón, y el malestar se le subía hacia el hombro derecho. “El problema es que depende de la posición de los brazos me duele bastante”, reconocía. Antes, en el kilómetro 30 de especial, ya había sufrido un percance al encallar la rueda delantera tras saltar una duna y golpear el rumbo, con tan mala suerte que rompió una de las piezas esenciales para navegar en carrera. “El aparato del rumbo se ha desconectado y tenía que ir mirando para bajo para comprobar el GPS”, lamentaba. En una de esas miradas de refilón hacia abajo, topó con la arena dura y salió disparado. “Iba mal colocado de delante y he dado un par de vueltas con la moto. Ahí sí me la he pegado fuerte, me ha vuelto a caer encima la moto en el pecho” detallaba.
Visiblemente aturdido a su llegada a las caravanas del equipo Hero, el proyecto indio donde pretende poner punto y final a su trayectoria como piloto, Barreda pudo alcanzar por sí mismo la línea de meta de la corta especial de 118 kilómetros con largo enlace (527km) entre Al Hofuf y el enclave que sirve como puerta al desierto de Rub Al Khali, la superficie continua de arena más extensa del mundo. “Voy a probar, pero todo dependerá del dolor. Yo quiero salir y dar gas”, apuntaba desde la camilla de masaje, algo triste y con un espectacular corte profundo en la nariz. En el pasado, Barreda nunca ha renunciado a correr en situaciones similares, salvo cuando el asunto superaba ya todos los límites imaginables.
“Ha habido épocas muy duras, con lesiones y operaciones continuas, y claro que se hace duro”, reflexionaba en conversación con EL PAÍS antes del inicio del rally. El año pasado confesó no querer volver al hospital, pero allí terminó por enésima vez. En la novena etapa de 2023, cayó y se fracturó una vértebra, siendo evacuado en helicóptero medicalizado rumbo a su sexto abandono en 14 participaciones. Era su cuarto percance en esa edición: primero se rompió el dedo gordo del pie en la segunda etapa, luego una moto le atropelló la cabeza en la quinta y hasta dio una voltereta por los aires en la octava antes del abandono.
Iba a ser su última vez, pero tras recuperarse cambió de opinión. “Me gusta demasiado estar encima de la moto, por eso decidí continuar”, decía. “Puedes pensar todo lo que quieras, que si la edad, que si la moto, las lesiones… y tiene sentido, está bien reflexionarlo, pero a mí lo que me gusta es dar gas”, añadía. Desde 2017, cuando más cerca estuvo de levantar el Touareg, Barreda parece el protagonista de un drama épico. Ese año, una decisión de su equipo le costó una hora de penalización cuando lideraba la general. Terminó quinto a pesar de que, encendido, logró ganar tres etapas más (cuatro en total) en esa edición. En 2022, el año de su otro quinto en la general, su empeño resultó incluso más heroico. A pesar de haberse roto la pelvis y la clavícula, logró finalizar la prueba a tan solo 25 minutos del ganador. Entre sus incidentes más sonados, en 2021 tuvo que abandonar tras desorientarse en medio del desierto a consecuencia de un traumatismo cerebral.
La retirada otea en el horizonte, pero nunca está asegurada con el castellonense. Hero, la marca que más vehículos de dos ruedas vende en la India, el país más poblado del mundo, le deslumbró planteándole un horizonte a largo plazo: “Hacer crecer este proyecto a nivel deportivo, desarrollar la moto y a los jóvenes talentos, es lo que más me sedujo para volver a estar. Mi idea es dar un paso al lado el año que viene, es lo que siento. Quiero construir algo chulo desde cero”.
Aunque no ha ganado nunca el trofeo que tanto ha perseguido, Barreda dice estar más que satisfecho con sus logros y estatus dentro del peculiar universo dakariano. “Claro que me gustaría llevarme el Touareg, pero eso, para mí, no cambiaría nada. La gente ya sabe quién soy y lo que aporto a este deporte. Independientemente de ganar o no, para mí ya ha valido la pena”.
Por ahora, Barreda sigue en carrera tras cruzar la línea de meta 26º a 10m25s del ganador Pablo Quintanilla, su excompañero chileno en Honda. El botsuano Ross Branch recupera la cabeza de la clasificación general, donde el español mantiene la 12ª posición a 48m02s de su colega de marca. El formato inédito de 48 horas de etapa maratón, sin asistencias, será el gran reto de este jueves para todos los competidores. Si sale a la aventura, el castellonense solo podrá contar con las marcas de Luciano Benavides (Husqvarna) en los 626km de especial en territorio inhóspito y desconocido al haber terminado el penúltimo de la máxima categoría en la etapa de este martes.
Al-Attiyah y Sainz, tácticas opuestas en el desierto
En coches, al no haber orden invertido de salida como en la categoría de motos, hubo quien decidió jugar a la estrategia y otros que prefirieron apretar al máximo. Nasser Al-Attiyah, ganador de la etapa con un tiempo de 1h37m25s, optó por la segunda opción. “Para mí no hay estrategia, empujé al máximo, necesitaba ganar. Me da igual abrir pista o perder tiempo mañana, son 600 kilómetros y lo importante será terminar”, argumentó. Carlos Sainz fue uno de los que sí optó por levantar el pie, y cruzó la meta a 9m02s del vencedor. “Hemos intentado no ir rápido y parar ahí al final, a ver si la estrategia para mañana es buena, pero ya veremos. Ahora tenemos que esperar un par de días más para ver si fue un acierto o un error”, explicó.
Este resultado permite a Al-Attiyah adelantar a Sainz en la general, que todavía lidera Yazeed Al Rajhi con un colchón de 9m03s sobre el catarí. El español es ahora tercero a 11m31s del saudí. Quién más terreno perdió en la primera jornada de dunas en la edición de 2024 fue Sebastien Loeb, que se dejó 21m13s respecto al ganador por culpa de una sanción de 15 minutos por saltarse un punto de paso durante la especial.
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