Alcaraz se divierte y enfila a Zverev

El español apea al inocentón Arnaldi (6-3, 6-3 y 6-4, en 1h 57m) y se enfrentará en los cuartos del miércoles al alemán, verdugo de Sinner (6-4, 3-6, 6-2, 4-6 y 6-3)

Carlos Alcaraz persigue la pelota durante el partido contra Arnaldi en la Arthur Ashe.JUSTIN LANE (EFE)

Sale respondón el joven Matteo Arnaldi, pensando seguramente que tiene poco que perder y que ya se ha llevado el premio que buscaba desde que analizó el cuadro, que no era otro que medirse con Carlos Alcaraz para cerciorarse de que esa bola que viene es tan arrolladora como se cuenta. Lo comprueba rápido. En el primer punto ya emprende una aventura en la red, pero la réplica –un pasante cruzado de derecha que le afeita el costado– le deja muy claro dónde está y a quién se enfrenta. El español es todo lo que él soñaría ser: velocidad, control, potencia, desparpajo, autoridad. ...

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Sale respondón el joven Matteo Arnaldi, pensando seguramente que tiene poco que perder y que ya se ha llevado el premio que buscaba desde que analizó el cuadro, que no era otro que medirse con Carlos Alcaraz para cerciorarse de que esa bola que viene es tan arrolladora como se cuenta. Lo comprueba rápido. En el primer punto ya emprende una aventura en la red, pero la réplica –un pasante cruzado de derecha que le afeita el costado– le deja muy claro dónde está y a quién se enfrenta. El español es todo lo que él soñaría ser: velocidad, control, potencia, desparpajo, autoridad. El tenista superlativo que probablemente diseñaría hoy día la Inteligencia Artificial. De modo que lo que acontece es entretenido, pero unidireccional. Son dos realidades distintas: 6-3, 6-3 y 6-4, en 1h 57m.

El italiano le imita. Envuelve con la derecha, tira con profundidad el revés, carga cuando puede con osadía. Lanza globos, prueba la dejada, busca las líneas. Todo lo intenta, pero al otro lado de la red hay un adversario que pese a los vendajes de los muslos (preventivos) y a tener dos años menos, resuelve con el oficio de los veteranos. Pendiente siempre del espectador, Alcaraz le deja hacer y juguetea, sabiendo que tiene la situación absolutamente controlada incluso cuando en el transcurso del tercer parcial, concede un break, la única puerta que abre. Ni se inmuta el español. Serio, se enmienda y procede para sentenciar el acceso a los cuartos de final, estación que ya se ha convertido en una constante y que en este luminiscente curso de la consagración suena a mero lugar de paso.

De hecho, se debe retroceder hasta julio del año pasado para dar con la última vez que Alcaraz no franqueó la barrera. Sucedió en Wimbledon, donde Jannik Sinner le cerró el paso. A partir de ahí, dos dentelladas –US Open y Londres– y las semifinales firmadas en Roland Garros, con la ausencia de Australia como excepción. Consciente de su poder, el murciano ejerce ya de soberano y aunque los partidos puedan plantearle curvas, casi siempre sale airoso. Su libreto se enriquece y su despliegue es cada vez más intimidatorio. Consiguió desestabilizarle durante un rato Daniel Evans en la ronda anterior, pero Arnaldi es poco más que una agradable transición hacia la hora de la verdad.

”La intensidad ha sido muy buena de principio a fin”, resumirá a posteriori; “ha sido un partido sólido, con pocos errores [22], yendo a la red [27 aciertos en 37 aproximaciones]... La actuación, en general, ha sido muy buena”.

El palizón de ‘Sascha’: 4h 40m

Desprende Alcaraz la sensación de jugador hecho, pero con un generosísimo margen de progresión. Pese a sus 20 años ya ha aprendido a manejar los tiempos de los torneos, de modo que acelera o se impone la pausa según le interese. La lesión de Dominik Koepfer le permitió contemporizar en el estreno; a Lloyd Harris lo liquidó por la vía rápida; cuando debía cortarle las alas al inglés Evans sacó el cuchillo; y frente a Arnaldi –61º del mundo, primerizo en el territorio de los Grand Slams– evita que la historia se dilate porque cualquier brizna de combustible será necesaria en la cita del miércoles, ya contra un rival de envergadura, el alemán Alexander Sascha Zverev.

La torre de Hamburgo se impone por la noche a Jannik Sinner en un extenuante debate nocturno que se ha extendido hasta las 1.39 de la madrugada, resuelto en cinco sets y que borra del torneo al italiano: 6-4, 3-6, 6-2, 4-6 y 6-3, tras 4h 40m. “Estoy aquí para jugar. Ahora tengo que recuperarme bien, pero estaré listo”, advierte. “Puedo decir que estoy de regreso. Es uno de los mejores momentos de mi carrera”, prolonga en relación con la grave lesión sufrida hace un año en Roland Garros, ya historia. Así que no se fía un pelo Alcaraz.

Zverev celebra un punto contra Sinner.WILL OLIVER (EFE)

De noche o de día, el de El Palmar es garantía de entretenimiento. Bajo el techo cerrado de la central y entre una atmósfera plomiza alucina otra vez el baloncestista Jimmy Butler, boquiabierto cuando el murciano traza una volea deliciosa, y el público de la Arthur Ashe disfruta de un pulso en el que el italiano –concienzudo en la preparación y admirador de Novak Djokovic– fantasea durante un par de horas en las que juega a ser como Alcaraz. Resulta que Alcaraz solo hay uno, y que ahora mismo compite en otra dimensión. La de los elegidos. Desde que lo hiciera Andre Agassi (1988-1990), ningún menor de 21 años accedía a la antepenúltima ronda del torneo en tres ediciones consecutivas. Él es el más precoz.

“Bravo Matteo, bravissimo”, le felicita al de San Remo como si fuera un hermano pequeño. “He jugado un partido muy sólido, estoy concentrado en jugar así todos los partidos”, valora antes de retirarse al vestuario, barruntando ya la siguiente embestida. Enfila ahora a Zverev, toda una incógnita. Lesionado de gravedad en junio del curso pasado, el alemán –12º en el ranking y un trofeo esta temporada, en Hamburgo– ha perdido el sitio en las alturas, pero empieza a parecerse al gigantón que en su día daba miedo. No en vano, venció en tres de los cinco duelos que han disputado ambos.

“QUIERO QUE EL TENIS LLEGUE A LA GENTE”

A. C. | Nueva York

Alcaraz departió con los periodistas con la sensación del trabajo bien hecho. Dice el murciano estar contento con su rendimiento hasta ahora, aunque confía en hacer una serie de ajustes que eleven su nivel de juego. 

“Siempre se puede mejorar. Pero creo que he ofrecido hasta ahora un nivel muy serio, con pocos altibajos y con el estilo que me gusta jugar. Creo he estado sólido”, introdujo, refiriéndose a continuación a la reflexión que hizo el inglés Evans dos días antes, cuando deslizó que el único déficit del español está en la selección de los golpes.

“Es algo que siempre me ha costado. Desde pequeño he tenido un gran abanico de recursos y siempre me venían como cinco o seis opciones en la misma bola, así que me costaba elegir la adecuada. Conforme han ido pasando los años he ido mejorando, pero todavía me pasa muchas veces que elijo el golpe erróneo, el que no toca en ese momento. A lo mejor hay muchas situaciones que se me escapan por eso. Estoy de acuerdo con él”, prosiguió.

Considera que ahora mismo estaría “preparado” para una hipotética final y quitó hierro a los vendajes. “Jugar un Grand Slam es realmente difícil, son partidos duros durante dos semanas, así que es normal tener algunos dolores y tienes que cuidarlos. No es nada serio, es solo por prevención. Sentí un poco de dolor en la pierna izquierda, pero como digo, nada grave. Solo cuidados”, tranquilizó.

Con 40 victorias ya en los grandes escenarios, Alcaraz reconoció que de vez en cuando echa un vistazo a las redes sociales para contemplar sus puntos. “Algunas veces sí, no voy a engañar…”, admitió a la vez que expuso su deseo de que su juego atraiga a más aficionados hacia su deporte.

“Quiero que el tenis y los puntos increíbles lleguen a gente que quizás no lo ha visto en su vida, porque a lo mejor a través de esos puntos, de esas fotos o de las redes se enganchan. Intentamos en cada partido mostrar un buen punto para que salga ahí y la gente se pueda enganchar”, zanjó.

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