Rodri: “Hacer de más no es bueno, pero me gusta ir a todo”
El ‘diez’, figura del Betis, es el jugador más desbordante de la España que juega la semifinal del Europeo sub-21 ante Ucrania
”Siempre que salgo al campo yo quiero hacer todo”, dice Rodri. “A veces haces de más, y eso no está bien. Pero en ciertos momentos esa mentalidad te ayuda a salir adelante”.
Rodrigo Sánchez Rodríguez, Rodri, sabe de qué habla cuando habla de salir adelante. ...
”Siempre que salgo al campo yo quiero hacer todo”, dice Rodri. “A veces haces de más, y eso no está bien. Pero en ciertos momentos esa mentalidad te ayuda a salir adelante”.
Rodrigo Sánchez Rodríguez, Rodri, sabe de qué habla cuando habla de salir adelante. El diez de la selección sub-21 que este miércoles se mide a Ucrania en las semifinales del Europeo (21.00, TVE1) nació en el valle del Tiétar, en Talayuela (Cáceres), a cientos de kilómetros de cualquier club de Primera. Su deseo de convertirse en futbolista de máximo nivel le empujó a la trashumancia. Viajó de cantera en cantera. Fue a Madrid, a Hortaleza, militó en el Canillas, en el Atlético, fue a Barcelona, jugó en el Espanyol, luego en el Barça y de ahí pasó al Deportivo. Finalmente lo reclutó el Betis, donde con 23 años se ha convertido en uno de las revelaciones de la última temporada en Europa.
“La verdad es que a mí no me costó”, dice, cuando le preguntan por la nostalgia que supone para un adolescente dejar atrás la familia a los 13 años. “Era difícil pero yo sabía lo que quería. Quería jugar. Y si no salía de Extremadura, no jugaría. No me quedaba más remedio. Era la única solución. Al principio echas de menos, pero te acostumbras. Vas a estudiar, a conocer gente, amigos nuevos. Estos años se me pasaron volando. ¡Parece que no han pasado!”.
No todos los futbolistas sienten la vocación del juego con el mismo fervor. A muchos mediapuntas, naturalmente dotados para hacer las cosas más complicadas con naturalidad, el oficio se les antoja tan aparentemente fácil que sin darse cuenta se instalan en la indulgencia. Cuando quieren dar el salto que los eleva al nivel de la excelencia se encuentran con un abismo que no son capaces de superar. No parece el caso de Rodri, empeñado en moverse sin parar para echar una mano a sus compañeros en todos los sectores del campo. “Hacer lo que tú sabes cuando tienes el balón es importante”, dice. “Pero más importante todavía es querer comerte la hierba, disfrutar, querer ayudar, no ser pasota, ser insistente. Que te guste el juego y disfrutar con ello. Yo disfruto, ya sea defendiendo, corriendo, o con el balón. ¡Disfruto del partido entero! A mí me gusta ir a todo. Hay que intentarlo, intentar lo más difícil. Pero sin olvidarse de correr para atrás y ayudar al equipo”.
“Me considero mediapunta y volante”, apunta el zurdo, para explicar su inclinación a salir del casillero del especialista. “Fui mediapunta durante muchísimos años pero el fútbol evoluciona y ahora la mayoría están cayendo mucho a banda. Pienso en Bernardo Silva, en Grealish. Grealish es más potente que yo pero Bernardo Silva es desequilibrante en dos o tres metros y en banda también funciona. No diría que me he adaptado, porque yo también tengo cualidades para ser un buen extremo; no un extremo puro pero un extremo entrando de derecha hacia dentro asociándose. Esos dos o tres metros de desborde yo te los doy”.
Rodri habla desde la concentración de España en Bucarest, en víspera de medirse a la Ucrania de Mudryk en el estadio del Esteaua. El seleccionador, Santi Denia, le ha asignado un rol especial. A diferencia de su papel en el Betis, donde entra más en contacto con la pelota en maniobras colectivas muy elaboradas, en la selección debe esperar pegado a la banda a que el rival se descomponga y algún compañero le lance un balón para intentar el zarpazo. El nuevo cometido le impone deberes más esporádicos pero más difíciles. Encarar a los laterales en frío no suele ser tarea fácil en el siglo XXI, ni siquiera para los extremos más punzantes. Mucho menos cuando los rivales le esperan, como sucedió con Suiza en los cuartos de final. “Soy un jugador que tiene que arriesgar”, dice Rodri, encogiéndose de hombros. “Si pierdo el balón, pues lo pierdo, pero si me sale puedo crear una ocasión de gol”.
“Se está viendo una sub-21 más vertical”
La España de Santi Denia no se afana en robar el balón en campo rival. Prefiere armarse atrás para esperar a que el adversario salga y lanzar en largo a Rodri, Sergio Gómez o Sancet. “Es cierto que muchas veces nos quitan el balón y hay que saber sufrir”, dice Rodri. “El objetivo es hacer la presión con los atacantes para que los rivales, si salen, lleguen atrás cansados contra nuestros centrales protegidos por nuestros pivotes. Los suizos se dedicaron a defender. Cuando yo recibía el balón, el siete [Ndoye] hizo una línea de cinco con el lateral para hacerme un dos contra uno”.
España sufrió hasta la prórroga para ganarle a Suiza (2-1). El partido fue especialmente duro para los delanteros. “Se está viendo una sub-21 más vertical”, dice Rodri. “Es verdad que nos asociamos pero veo al equipo creando muchas ocasiones llegando por banda, encarando centrando... Tenemos el balón porque somos jugadores de pie pero estamos siendo muy verticales. El míster nos pide estar abiertos para recibir la pelota y encarar al lateral. Yo soy un poco más de ir a por el balón. Pero aquí lo que me han dicho es quedarme abierto, pues cuando coja cinco balones alguna me quedaré mano a mano. Si eso se produce es centro, o tiro, y muchas probabilidades de gol”.
España sub-21 ya tiene billete para los Juegos de París. Probado su carácter y demostrada la calidad individual de Sancet, Víctor, Rodri o Alex Baena, al equipo le falta encontrar un poco de armonía. “Nuestra gran virtud es la ambición”, dice Rodri. “Nunca vamos de sobrados”. La semifinal será la piedra de toque.
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