De Glasgow al ‘panenka’: así pasó España de una crisis al primer título en 11 años
Las dudas sobre De la Fuente tras perder con Escocia abrieron una crisis disipada con la Liga de las Naciones que cerró el audaz último penalti de Carvajal, que había fallado en Hampden Park
Dani Carvajal salió del estadio del Feyenoord rumbo al autobús de la selección el domingo por la noche, ya de madrugada, con un balón bajo el brazo, mientras un empleado de la federación, aún incrédulo, le insistía si no le habían entrado dudas justo antes de tirar su penalti a lo Panenka. “Que no. Estaba convencido. Era imposible que fallara”, le decía agarrando la pelota que había enviado a la red de Livakovic para ...
Dani Carvajal salió del estadio del Feyenoord rumbo al autobús de la selección el domingo por la noche, ya de madrugada, con un balón bajo el brazo, mientras un empleado de la federación, aún incrédulo, le insistía si no le habían entrado dudas justo antes de tirar su penalti a lo Panenka. “Que no. Estaba convencido. Era imposible que fallara”, le decía agarrando la pelota que había enviado a la red de Livakovic para cerrar el triunfo contra Croacia en la Liga de las Naciones, el primer trofeo de España desde la Eurocopa de 2012.
Carvajal terminó de enderezar el camino del proyecto de Luis de la Fuente en el banquillo, que se había torcido de manera muy preocupante el 28 de marzo en Hampden Park. Aquella noche contra Escocia, Carvajal comenzó en el banquillo, como en la final. Entró después del descanso por Pedro Porro, que se resbaló en la jugada del 1-0 y había comenzado a perderse en varias batallas con los rivales y el público. La jugada del 2-0 llegó por la misma banda, entonces bajo vigilancia de Carvajal, a quien se le escapó Kieran Tierney cuando trató de cargarlo. El escocés centró atrás y Mc Tominay embocó el tanto definitivo.
El resultado abrió la primera crisis de la era De la Fuente tras solo dos partidos, pese a que el seleccionador insistió en que estaba convencido de que iban por buen camino: “Estoy satisfecho en el sentido de que he visto cosas que hemos trabajado”, dijo. Pero añadió que también habían sufrido “dos accidentes del fútbol, que en el alto nivel te penalizan”. Las jugadas de los goles, con Porro y Carvajal implicados. “El problema es que hasta junio no tenemos otra oportunidad”, terminó, en referencia a la concentración para esta Liga de las Naciones. Mucho tiempo para rumiar. En algunos sectores de la federación se extendieron las dudas sobre el técnico, como informó la Ser.
Al regresar a España, De la Fuente siguió su senda, como anunció en Glasgow: “Esas situaciones que reconozco y me gustan las vamos a seguir trabajando”. Pese a que quedaban dos meses y medio para la siguiente cita, el seleccionador no hizo un parón para tomarse unos días libres.
Enseguida regresó a su vieja rutina de aparecer de los primeros en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas después de un breve trayecto de siete minutos en coche. Cuando comenzó a trabajar en las categorías inferiores en la federación hace diez años y sopesó a dónde mudarse, evitó instalarse en Madrid y prefirió hacerlo más cerca del trabajo, en un entorno más similar a un pueblo que la capital, adonde no va muy a menudo. A diferencia de Luis Enrique, que visitaba Las Rozas de manera esporádica, De la Fuente ha seguido hábitos de oficinista que le permiten también cumplir con sus sesiones diarias de entrenamiento matutino en el gimnasio de la federación.
Esos días siguientes se realizaron análisis de los partidos de Noruega y Escocia, tanto con su equipo como con otro personal federativo, en los que apareció alguna discrepancia. De la Fuente defendió en Glasgow su decisión de realizar ocho cambios respecto del encuentro de tres días antes, algo habitual en su mandato en la sub-21: “Cuando hay partidos tan seguidos, me gusta refrescar”, dijo esa noche. “Seguiré actuando exactamente igual”. Sin embargo, otros análisis internos consideraban que ese baile había sido uno de los problemas de un proyecto con tan pocas horas de vuelo. Poco después, De la Fuente contó en Informe+ que solo habían realizado 25 minutos de trabajo táctico en marzo.
Se fueron perfilando cambios para la Liga de las Naciones, empezando por el perfil de la convocatoria, para la que rescató por sorpresa a dos veteranos que ya habían ganado trofeos con la selección: Jesús Navas (Mundial 2010 y Eurocopa 2012) y Jordi Alba (Eurocopa 2012). Una lista “para ganar un título”, explicó el seleccionador. Además, entre la semifinal contra Italia el jueves y la final contra Croacia el domingo, solo introdujo dos cambios, y uno fue por los problemas físicos de Rodrigo Moreno.
La posibilidad tan cercana de ganar un título con la selección —”solo dos partidos”, repetían— y la tranquilidad irradiada por De la Fuente contribuyeron a que el grupo mostrara una sintonía aún mejor que en el primer parón. “Estaban enchufadísimos”, dice una fuente de la federación. El seleccionador también lo subrayó en público: aseguró que a veces tenía que bajarles las revoluciones por su exceso de intensidad. Por eso canceló la sesión matinal del domingo 11 de junio, porque se habían pasado la tarde anterior, en el primer día de trabajo.
“Voy a tener una”
La presencia de Navas y la estabilidad en las formaciones provocaron que Carvajal no entrara en el once contra Croacia, la primera gran final de su carrera que empezaba en el banquillo. Sin embargo, contribuyó de manera determinante, según explicó después Rodri: “Se ha comportado como un auténtico líder. Hoy no le ha tocado participar, pero ha hecho una charla previa muy emocionante que nos ha servido de mucho”. Carvajal, que ha ganado cinco Champions con el Real Madrid pero no tenía ninguna medalla con España, habló de lo difícil que era ganar con la selección, de la oportunidad que tenían, y de lo importante que era ganar por su país. “Nos ha contagiado a todos”, dijo Rodri.
Cuando iba a entrar al campo en el minuto 96, le hizo un anuncio a Morata: “Hoy voy a tener una”. Al llegar a los penaltis, pidió tirar uno y le tocó el sexto, que resultó ser el decisivo. En ese instante decidió hacer algo que nunca había hecho: “Había ensayado cruzarlo a los dos lados, pero cuando estás con confianza, con ilusión, te atreves a hacer cosas que no sueles hacer”. Dejó perplejo hasta a Morata, que lo conoce desde los 13 años: “Me he quedado... Ya le diré que me enseñe. Una tranquilidad...”.
Según contó, se trató de una iluminación del momento: “Lo quería tirar al medio porque estaba viendo que él se tiraba en todos los lanzamientos. Y justo cuando voy a pegar, veo que se lanza, y ralentizo mi tiro para que no le dé tiempo a reaccionar”. No fue un panenka puro, pero funcionó. “Era imposible que fallara”, decía al abandonar el estadio con el balón, el mismo que llevaba bajo el brazo derecho a la mañana siguiente en el aeropuerto de Róterdam y del que no se separó en todo el viaje de regreso a Madrid. La pelota que cerró el trayecto de Glasgow al triunfo.
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