Club 622
Tú te pones a jugar al fútbol como un principiante y partido a partido vas acumulando encuentros hasta que un día el recreo se acaba, tienes que dejar de jugar y alguien para resumir tu carrera decide mirar cuántos partidos jugaste
“Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”. Groucho Marx (1890-1977)
El gran Groucho Marx también sabía en su compleja inteligencia que hay clubes en los que uno nunca pidió entrar y, sin embargo, acaba dentro sin saber uno muy bien cómo ha llegado hasta allí. Por ejemplo, tú te pones a jugar a esto del fútbol como un principiante, un debutante, un aprendiz, y partido a partido vas acumulando encuentros hasta que un día el recreo se acaba, tienes que dejar de jugar y alguien para resumir tu carrera decide mirar cuántos partidos jugaste: 622 es la ci...
“Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo”. Groucho Marx (1890-1977)
El gran Groucho Marx también sabía en su compleja inteligencia que hay clubes en los que uno nunca pidió entrar y, sin embargo, acaba dentro sin saber uno muy bien cómo ha llegado hasta allí. Por ejemplo, tú te pones a jugar a esto del fútbol como un principiante, un debutante, un aprendiz, y partido a partido vas acumulando encuentros hasta que un día el recreo se acaba, tienes que dejar de jugar y alguien para resumir tu carrera decide mirar cuántos partidos jugaste: 622 es la cifra final sin que uno sepa si eso es mucho, poco o lo contrario. Luego van pasando los años, esa cifra cae en el olvido y ya nadie sabe, ni yo mismo, si eran 621, 622, 623 o vete tú a saber, hasta que, de pronto, el asunto adquiere notoriedad porque hay un candidato llamado Joaquín, un tipo alegre, divertido, extrovertido, excelente futbolista y de enorme trayectoria, al que las matemáticas de los partidos a jugar en su última temporada le abren la posibilidad de alcanzar esa apreciable cifra. Comienza una especie de cuenta atrás que ha finalizado con su feliz despedida de su público del Benito Villamarín y que le ha abierto la puerta de este club 622 en el que ya me sentía un poco solo y para el cual había pedido la llegada de alguien con el perfil del fenómeno de El Puerto de Santa María. Además, si le sumamos a los partidos disputados en la Liga española los que el extremo andaluz ha jugado en la Liga italiana, sus números son estratosféricos.
Este asunto de los 622 partidos me ha hecho recordar aquel de cuando jugaba y pude disputar mi partido número 100 con la selección española, en un encuentro en Erevan, Armenia. Nadie hasta entonces lo había conseguido y era uno de esos clubes, este centenario, que tenía mucho prestigio a nivel europeo y mundial. Recuerdo que alguien me preguntó sobre que esa cifra iba a ser difícil de conseguir y ya habrán visto que cinco bólidos futboleros me han rebasado como si nada…, bueno, como si nada no, que son todos campeones del mundo y de Europa, ahí es nada.
Si quieren otra referencia a un club que se ha mantenido en secreto en medio de tanta información, veamos ese del que Paco Liaño ha sido el dueño de la llave con 26 porterías a cero, más de un 65%, en una temporada desde 1994 y que se ha mantenido invisible hasta que esta temporada Marc-André Ter Stegen ha decidido llamar al timbre, dar la contraseña válida y acceder a ese espacio en el que habitaba en soledad Liaño, ese espacio tan privilegiado como olvidado.
Hay otros tipos de clubes que parecen que se han activado últimamente, como ese en Arabia Saudita que va reuniendo a algunos de los jugadores actuales con cifras y récords enormes y que se dan cita en un país al que nunca le habíamos puesto vitola de futbolero y al que el Mundial de Qatar le ha ayudado a eliminar las prevenciones éticas que había antes y que ahora todas las dudas quedan resueltas con las enormes cifras que se están publicitando, como si fueran una actualización de aquel “Es la economía, estúpido” con el que Bill Clinton se sirvió para derrotar a George Bush en 1992.
Mientras, Joaquín, te propongo que tú y yo vayamos ordenando un poco este club 622, que lo he tenido muy desordenado, hacemos unos arreglos para que te sientas cómodo y nos sentamos a esperar al próximo inquilino porque veo que si Raúl García se queda en nuestra Liga va a sacar la calculadora y se va a dar cuenta de que estamos a tiro.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.