Con Raúl vais
El libro Bendita locura, de Raúl Gómez, es un recorrido por las emociones que se sienten al correr
Antes de salir a correr suele haber unos instantes de pereza. Una comprensible duda asoma en el horizonte. ¿No estarás mejor en casa, tranquilamente, con el día que hace? Ese dilema se transforma en excitación y expectativa cuando se trata de una carrera con dorsal, recorrido oficial y público a ambos lados del trayecto. Esos segundos previos, antes de que la muchedumbre comience a moverse, cuando se oye de lejos el pistoletazo que marca la salida, condensan tantas y tantas cosas que es casi ...
Antes de salir a correr suele haber unos instantes de pereza. Una comprensible duda asoma en el horizonte. ¿No estarás mejor en casa, tranquilamente, con el día que hace? Ese dilema se transforma en excitación y expectativa cuando se trata de una carrera con dorsal, recorrido oficial y público a ambos lados del trayecto. Esos segundos previos, antes de que la muchedumbre comience a moverse, cuando se oye de lejos el pistoletazo que marca la salida, condensan tantas y tantas cosas que es casi imposible no empezar a mover los pies. Las horas de entrenamiento, las lesiones, los días en que no podías más y al final sí, los días en que no podías más y al final, efectivamente, no. Y con esa carga de sensaciones que vuelven desde la memoria surge algo parecido a las emociones. Ese conjunto de vivencias —muchas no tendrán que ver con el deporte— acompañarán al atleta a lo largo de la carrera. Las repasará de manera automática y relativamente ordenada en la parte central. Y volverán al caos, agolpándose, en los metros finales, para volver a adentrarse en el terreno de la emoción. Emoción por completar el recorrido. Pero también por todo lo que se ha sentido durante la prueba.
El reportero, corredor y comunicador Raúl Gómez suele escribir en su dorsal los nombres de personas a las que quiere. El de su mujer y el de sus dos hijas. O el de su hermano Roberto, fallecido hace 18 años en un accidente de tráfico. En todos ellos piensa cuando está a punto de cruzar una meta. A todos ellos lleva en cada zancada del camino. Bendita Locura (Plaza & Janés) es su segundo libro y arranca con la aventura de replicar, en la medida de lo posible, el trayecto que hizo Filípides para llegar a Atenas y anunciar la victoria del ejército griego en la Batalla de Maratón. Relato inicial que hace las veces de presentación del protagonista: un tipo abierto, dicharachero —con lo que cuesta hablar al correr—, enérgico y sentimental que, 23 maratones, un Ironmnan y decenas de carreras populares después estaba a punto de afrontar un nuevo reto: el de la paternidad. Le sumará el inicio de un nuevo proyecto, Superhumanos, en el que se acercará a hombres y mujeres de todo el mundo que viven en circunstancias extremas: de frío, de calor o de altura. Pensará en varias ocasiones para qué demonios se metió en ese lío. Sentirá la indescriptible sensación de regresar a casa después de echar de menos a la familia. Y, como tantos padres y mujeres del mundo, será feliz tomando en brazos a su hija Julieta para recorrer los últimos metros de una maratón. Entonces, toda la carga espiritual que acompaña una carrera se concentrará en ese diminuto cuerpo de recién nacida, generando una sensación inversamente proporcional a su tamaño.
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