El Barcelona conquista su segunda Champions tras remontar dos goles en contra al Wolfsburgo

Las azulgrana tocan el cielo europeo con dos goles de Patri Guijarro y uno de Rolfö en la segunda parte, para dar la vuelta al 0-2 de la primera mitad

Alexia Putellas levantaba este sábado en Eindhoven la segunda Champions de la historia del Barcelona.Foto: INMA FLORES | Vídeo: EPV

Una final tan emocionante como cambiante coronó al Barcelona en Eindhoven. Segundo título de Champions para las azulgrana, dispuestas a robarle la hegemonía en Europa al Olympique de Lyon. No fue la final de Alexia Putellas, ganadora de dos Balones de Oro, aunque tuvo su protagonismo, básicamente simbólico. Fue la final de Guijarro, de Aitana y Graham Hansen y de Rolfö. También, por supuesto, de Jonatan Giráldez: el técnico...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Una final tan emocionante como cambiante coronó al Barcelona en Eindhoven. Segundo título de Champions para las azulgrana, dispuestas a robarle la hegemonía en Europa al Olympique de Lyon. No fue la final de Alexia Putellas, ganadora de dos Balones de Oro, aunque tuvo su protagonismo, básicamente simbólico. Fue la final de Guijarro, de Aitana y Graham Hansen y de Rolfö. También, por supuesto, de Jonatan Giráldez: el técnico supo rectificar la estrategia para firmar una remontada histórica en el Philips Stadion.

Atado a su guion de juego, ese que prioriza justamente la escuela neerlandesa, el Barcelona se dejaba pasar por arriba por el Wolfsburgo en Eindhoven. Abrazadas al balón, pero sin profundidad, la efectividad de las alemanas dejó el marcador 0-2 en el entretiempo. Entonces, sucedió lo nunca visto para las azulgrana. Le dieron una lección de rebeldía, tenacidad y agresividad a las alemanas. Y de fútbol, claro.

Alemania es pasado en el fútbol practicado por mujeres —sus equipos suman nueve Orejonas, su selección ocho europeos y dos mundiales— pero también presente. Alemania, en definitiva, nunca se esconde. Hoy, sin ningún mejor referente que el Wolfsburgo, un equipo de mil caras, capaz de ser tan distante como cercano con el balón, inteligente para leer los espacios, siempre competitivo. Eligió Tommy Stroot esperar al Barcelona cerca de la medular. Ni la presión violenta que había buscado en la ida de la semifinal de la campaña pasada (5-1, en el Camp Nou), ni el refugio cerca de Frohms de la vuelta (0-2). La estrategia del técnico alemán estaba en el ideario de partido que imaginaba Giráldez. No estaba, en cambio, que Oberdorf le hiciera de sombra a Aitana, mucho menos que Pajor abandonara el área para recostarse sobre el ala izquierda para desafiar en un mano a mano a un tótem como Lucy Bronze.

Sin la polaca como referente de ataque del Wolfsburgo, el área del Barcelona, entonces, quedaba para el símbolo del equipo alemán: Alexandra Popp. Pocas jugadoras representan mejor el espíritu del fútbol alemán. La capitana de Las Lobas, rebelde frente a todo infortunio, tan dura fuera como dentro del campo, versátil e inteligente, tiene un imán en la cabeza. Así aprovechó el Wolfsburgo un despiste de Mapi León que, cuando quiso recular, ya era tarde y la 11 estaba solo para mandar a la red el centro de Pajor. 0-2 en 37 minutos. Entonces, los fantasmas de Turín, esos que también habían acosado al Barça en su primera final de Champions en Budapest, cuando el Lyon fusiló la ilusión de las azulgrana en la primera media hora, sobrevolaron en Eindhoven. El déjà vu, en cualquier caso, había comenzado mucho antes.

El duelo todavía se estaba sacando las legañas cuando la experimentada Lucy Bronze cometió un error de principiante. La inglesa, mejor jugadora del mundo en 2019, ganadora de dos Champions (Lyon) y una Eurocopa, se durmió justamente ante la jugadora del Wolfsburgo menos indicada: Pajor. La polaca, máxima goleadora de esta edición de la Liga de Campeones (nueve), le birló el balón a la lateral y armó un latigazo, imposible para Sandra Paños.

Alexia Putellas, besa el trofeo de la Champions. INMA FLORES
Las jugadoras del Barcelona celebran el triunfo en la Champions. INMA FLORES
Laporta, presidente del Barça y Xavi Puig, directivo responsable del fútbol femenino del equipo tras conseguir la copa de campeonas de la Champions.INMA FLORES
El entrenador del Barcelona, Jonatan Giraldez (centro), celebra la victoria junto a sus padres. JOHN THYS (AFP)
Las jugadoras del FC Barcelona celebran su segunda Champions INMA FLORES
Aitana lucha por la pelota frente a dos contrarias. INMA FLORES
Rolfoe celebra el tercer gol del FC Barcelona. INMA FLORES
La portera alemana del Wolfsburgo Merle Frohms (derecha) intenta para el balón lanzado a la portería por la jugadora del Barcelona Fridolina Rolfo. SIMON WOHLFAHRT (AFP)
La defensa azulgrana Irene Paredes, durante la final. KENZO TRIBOUILLARD (AFP)
Hansen, Bonmatí y Patri Guijarro celebran uno de los goles del Barça. INMA FLORES
Patri Guijarro celebra el segundo gol de las azulgranas. INMA FLORES
La jugadora alemana Felicitas Rauch golpea las piernas de la jugadora azulgrana Hansen. INMA FLORES
Merle Frohms del Wolfsburg y Salma Paralluelo delFC Barcelona en un momento de la final.INMA FLORES
Alexandra Popp (derecha) celebra el segundo gol del Wolfsburgo. INMA FLORES
Lucía Bronze en una jugada del partido.INMA FLORES
La jugadora del FC Barcelona Bruna Vilamala intenta controlar el balón antes las jugadoras del Wolfsburgo. KENZO TRIBOUILLARD (AFP)
Ewa Pajor (derecha) celebra el primer gol del Wolfsburgo. DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)
Mapi León (izquierda) salta para intentar controlar el esférico.KENZO TRIBOUILLARD (AFP)
Las jugadoras del Barcelona y del Wolfsburgo se saludan antes de la final. INMA FLORES
Las futbolistas del FC Barcelona posan momentos antes del comienzo del partido. INMA FLORES
Las jugadoras hacen su entrada en el Philips Stadion de Eindhoven. INMA FLORES
Momento de la entrada del trofeo en el Philips Stadion de Eindhoven (Países Bajos). INMA FLORES
Las jugadoras del Wolfsburgo femenino, momentos antes de la final. INMA FLORES
Las jugadoras del Wolfsburgo femenino, durante el calentamiento antes de la final. INMA FLORES
Las jugadores del FC Barcelona femenino en el césped del Philips Stadion de Eindhoven (Países Bajos). INMA FLORES
La afición del Fc Barcelona en las calles de Eindhoven, este sábado. INMA FLORES
Unas aficionadas del FC Barcelona femenino, en las calles de Eindhoven este sábado. INMA FLORES

El desafío era mayúsculo para el Barcelona. Las azulgrana tenían que demostrar, sobre todo demostrarse, que eran capaces de burlarse de la adversidad. El primer golpe lo hizo Giráldez. Era solo un movimiento emocional: mandó a calentar a Alexia Putellas. La hinchada azulgrana, en modo silencio, tras los dos cachetazos del Wolfsburgo, se puso de pie cuando vio a su capitana agitar los brazos en búsqueda de aliento.

Giráldez, en cualquier caso, tenía un movimiento más en la cabeza. Y lo hizo sin agitar nada. Solo enrocó piezas: Mariona por Salma. Paralluelo pasó a jugar por dentro, mientras que la futbolista formada en la Masia se abrió por la banda izquierda. La clave, sin embargo, estuvo en adelantar a Guijarro y a Aitana, como también en poner la mirilla en Graham Hansen. En el primer tiempo pasaba lo que le acostumbra a pasar a las muchachas de Giráldez: mucha tenencia, algunas ocasiones, cero efectividad. De hecho, se repetían los centros de las azulgrana que no encontraban destinatarias en el área.

El movimiento de Giráldez funcionó. Y cómo le funcionó. El balón, primero, tenía que pasar por Graham Hansen. Como con ese tipo de superpoderes solo aptos para los comics de Marvel, la noruega tiene dos caras, una dentro y otra fuera del campo. En la primera discreta y silenciosa; la segunda, omnipresente y ruidosa. La 10 se le coló a Rauch y el área del Wolfsburgo ya no estaba vacía de camisetas azulgrana. Patri Guijarro apareció para firmar el 1-2. Pero la volante, que como Graham Hansen no es muy amiga del escaparate, tenía algo más para decir, justamente, en el mayor escaparate del fútbol femenino: la final de la Champions. De nuevo por la banda derecha, esta vez desde la bota derecha de Aitana, salió el centro para que Guijarro empatara el duelo tras un remate de cabeza.

Ya no había dudas en Eindhoven: el Barcelona había despertado y quería recuperar lo que el Lyon le había arrebatado en Turín, el título de Europa. Faltaba, en cualquier caso, el golpe final. Y llegó. Pero llegó como llegaron todos los goles del Barça en el Philips Stadion. Las azulgrana no estaban atrapadas en la paciencia y la retórica con la pelota, sino que con el ímpetu para recuperar el cuero, esencialmente la agresividad para atacar. Mordió Mariona en el inicio de la jugada del Wolfsburgo y Rolfö, atenta, pescó el balón en la puerta del área pequeña para sacar un remate potente que sellaba la remontada de Barcelona.

Pero a la alegría azulgrana le faltaba un gol invisible, tan importante para el equipo como los dos de Guijarro y el de Rolfö: la presencia de Alexia Putellas. La capitana, por primera vez en la temporada, saltaba al campo en la Champions tras superar la lesión en la rodilla izquierda. Entonces, sí. La fiesta azulgrana era completa. Para Putellas, por supuesto, pero sobre todo para el Barcelona que vuelve a tocar el cielo de Europa.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Sobre la firma

Más información

Archivado En