Alcaraz tritura el revés de Shapovalov

El número uno despacha al pálido canadiense (6-1, 6-4 y 6-2, en 2h 10m) y se enfrentará en los octavos al italiano Musetti, superior en el único precedente

Alcaraz devuelve de revés durante el partido contra Shapovalov en la Chatrier.JULIEN DE ROSA (AFP)

Resolviendo como resuelve el segundo parcial, Carlos Alcaraz viene a parafrasear a Harvey Keitel y su Sr. Lobo (Mr Wolf) en la maravillosa Pulp Fiction, la tarantiniana obra de culto del 94: hola, soy Carlitos, soluciono problemas. El canadiense Denis Shapovalov –un flan que disponía de una renta de 4-1 hasta que definitivamente se rompe, va agrietándose y encajando una serie de cinco juegos consecutivos–, acentúa su regresión y refuerza la sólida idea de que el murciano, como buen murciano, es un tipo duro de mollera (6-1, 6-4 y 6-2, tras 2h 10m) y a cada dificultad que v...

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Resolviendo como resuelve el segundo parcial, Carlos Alcaraz viene a parafrasear a Harvey Keitel y su Sr. Lobo (Mr Wolf) en la maravillosa Pulp Fiction, la tarantiniana obra de culto del 94: hola, soy Carlitos, soluciono problemas. El canadiense Denis Shapovalov –un flan que disponía de una renta de 4-1 hasta que definitivamente se rompe, va agrietándose y encajando una serie de cinco juegos consecutivos–, acentúa su regresión y refuerza la sólida idea de que el murciano, como buen murciano, es un tipo duro de mollera (6-1, 6-4 y 6-2, tras 2h 10m) y a cada dificultad que va encontrando esta temporada, responde con las debidas herramientas. Así se adentra en los octavos de París, en los que aguarda el italiano Lorenzo Musetti.

“Lo he tenido jodido…”, responde con una expresión de alivio, “así que estoy muy contento de haber ganado ese segundo set”. Alcaraz luce una gorra de Jordan en la sala de conferencias, muy próxima ya la medianoche, y valora el tiempo ahorrado en la pista frente a un rival que ha colaborado (y mucho) gracias a la fragilidad de su revés y a su reiteración en las dobles faltas (10); Shapovalov, un competidor de gelatina. En todo caso, el número uno –el más precoz de la historia, 24 semanas ya– ha vuelto a solucionar un apuro y a enviar un mensaje diáfano de que para comprometerle hace falta mucho más que una simple ráfaga o un achuchón cuando él levanta el pie del acelerador; o se le tira, o no perdona. No hay vuelta de hoja.

Y él razona. “Diría que soy un jugador completo. Llevo al rival al límite, estoy ahí cada punto y le obligo a hacer grandes cosas para superarme, no pierdo el foco”, describe. “Tengo cosas que mejorar, siempre se puede hacer mejor todo y además voy a necesitarlo, porque esto es un Grand Slam; tengo que hacer mejor las cosas y creo que así lo haré en las próximas rondas”, prosigue después de un ejercicio de demolición natural, porque Shapovalov y él han adoptado rumbos opuestos. El canadiense, de 24 años y 32º del mundo, irrumpió como potencial figura y con el paso del tiempo no solo ha perdido la efervescencia, sino que va diluyéndose en una peligrosa conformidad; en sentido inverso, Alcaraz cayó como un rayo y además de crecer día a día, parece no advertir límites.

Sigue abriéndose paso el de El Palmar en el Bois de Boulogne, en este último episodio haciendo trizas el reverso del rival. Otra salida en estampida, otra muestra de jerarquía. Frente al sufrimiento vespertino de Novak Djokovic, jugando tal vez al despiste el serbio, o quizá no, un triunfo sin mayor complicación que el remiendo de la segunda manga. El zurdo Shapovalov, capaz de rendir dos veces a Nadal, en su día top-10, otro atractivo proyecto de la ambiciosa escuela canadiense, hace aguas y se entrega sin rechistar en la recta final. Asoma ahora por el horizonte de los octavos Musetti, delicioso revés a una mano (diestro) y superior en el único precedente; le concedió el año pasado el título en Hamburgo. Académico, sabe jugar.

“Se han hecho mejores”, se refiere Alcaraz a Nadal, Federer y Djokovic, compañeros de viaje. “Yo no he tenido la oportunidad de jugar contra Rune [dos veces] o Musseti [la citada], pero sí contra Sinner [ya eliminado]. Nuestros partidos son de una alta exigencia física y tenística, y por supuesto que me hace mejorar; seguro que vamos a tener grandes encuentros y seguro que ellos me harán mejorar”, incide el murciano antes de poner rumbo al hotel, alimentando día tras día la candidatura que propuso desde el inicio de la primavera, cuando metió la sexta marcha y festejó aquí y allá, de Latinoamérica a Europa: Buenos Aires-Indian Wells-Barcelona-Madrid. ¿París? “Era y soy cabezón”, recuerda. Y lo tiene entre ceja y ceja.

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