La renovación más dura de Simeone
Por primera vez, a un año de que acabe su contrato aún no se han iniciado negociaciones entre el Atlético y el técnico
“¡Choooooolo!”. Un grito agudo procedente de las gradas abrió este sábado el entrenamiento matutino del Atlético de Madrid en el Civitas Metropolitano. Una jornada de puertas abiertas incluida por el club en el tradicional día del niño que tendrá continuidad en el duelo de este domingo ante Osasuna (16.15, Movistar LaLiga). Entre los chiquillos y los adultos que les acompañaban, unas 9.000 personas asistieron a la sesión en la que el técnico fue aclamado. A su término, mientras los jugadores pateaban a las gradas balones firmados por ellos, ...
“¡Choooooolo!”. Un grito agudo procedente de las gradas abrió este sábado el entrenamiento matutino del Atlético de Madrid en el Civitas Metropolitano. Una jornada de puertas abiertas incluida por el club en el tradicional día del niño que tendrá continuidad en el duelo de este domingo ante Osasuna (16.15, Movistar LaLiga). Entre los chiquillos y los adultos que les acompañaban, unas 9.000 personas asistieron a la sesión en la que el técnico fue aclamado. A su término, mientras los jugadores pateaban a las gradas balones firmados por ellos, Diego Pablo Simeone enardecía a la muchachada regalando autógrafos. La hinchada es ahora mismo el mayor valedor del preparador argentino, que vive una novedosa situación contractual.
Por primera vez en 13 años, y a solo uno de que finalice su contrato, las negociaciones para una ampliación aún no han comenzado, según aseguran las partes implicadas. Las seis renovaciones que ha firmado Simeone desde que se hizo cargo del equipo en 2011, o bien se anunciaron entre febrero o marzo, o cuando se concretaron en verano fue después de que hubiera constancia de negociaciones previas entre Miguel Ángel Gil Marín, máximo accionista del club, y Natalia Simeone, hermana y representante del entrenador. Todas las prolongaciones, con las consiguientes y notables subidas de emolumentos que se ganó Simeone, se rubricaron bajo un clima de euforia y la sensación de que no había otro inquilino del banquillo más apropiado para dirigir los destinos del equipo. Ahora, pese a que el equipo está a un punto de lograr la clasificación para la próxima Champions tras una notable mejoría en el juego y en los resultados, el júbilo ha disminuido en los despachos. Tampoco parece que la bonanza económica precedente vaya a presidir la próxima renovación del técnico, si es que se da. Simeone ya rebajó sus emolumentos de algo más de 20 millones de euros netos a 16,5 para contribuir a paliar los efectos que la pandemia generó en las arcas del club. Mantener su actual salario en un hipotético próximo acuerdo no parece factible a ojos de la entidad.
La dilación en afrontar el nuevo compromiso responde a las dudas que se apoderaron de los dirigentes rojiblancos tras el mal inicio de campaña. La eliminación en la primera fase de la Champions, sin siquiera la pedrea de disputar la Liga Europa al ocupar la última plaza en un grupo con el Oporto, el Brujas y el Leverkusen hizo daño. Que el equipo quedara descartado de la pelea por el título de Liga antes del parón por el Mundial de Qatar también invitó a la dirigencia a no iniciar conversaciones formales para prolongar el contrato del entrenador. Externa e internamente esta es la temporada que más se ha disputado la continuidad de Simeone. En los peores momentos del curso, incluso se cuestionó que Simeone agotara su vinculación hasta 2024.
Lo sucedido en el homenaje que el club le preparó por haberse convertido en el entrenador con más partidos de su historia fue significativo. Con el auditorio del Metropolitano repleto de invitados y de prensa, Simeone presidió un cálido y emotivo tributo. No faltaron los agradecimientos, pero sorprendió que en sus discursos ni Gil Marín, ni el presidente Enrique Cerezo, expresaran el típico “esperemos que estés muchos años más”.
Las mayores dudas de la dirigencia hacia el entrenador las alimentaba la sensación de que el equipo se le había ido de las manos. Tanto que hubo consultas al propio Simeone y a los pesos pesados del plantel para testar sus niveles de energía. En este sentido, la recuperación experimentada en la segunda parte del curso juega a favor de Simeone. En los despachos admiten que un equipo que parecía muerto antes del Mundial ha recobrado la vida. Los mensajes del club y del propio Simeone ahora sí son rotundos con respecto a que cumplirá el año de contrato que le queda.
Otra cosa serán las negociaciones por la renovación. Nunca Simeone se había presentado en inferioridad respecto al club. Bajo los éxitos cosechados, Natalia Simeone se sentaba a negociar con Gil Marín en clara y justa ventaja para monetizar en las cuentas de su hermano el crecimiento exponencial al que ha llevado al club. Ambos han aceptado con naturalidad esta novedosa tardanza en abrir la negociación. Su gran carta, aparte de los méritos contraídos, es que hasta que se produzca la venta del club, prevista para cuando se termine el proyecto del complejo deportivo anexo al Metropolitano, ni Gil Marín ni Cerezo van a encontrar a otro entrenador que les proporcione más estabilidad entre la masa social. Aunque ese poderío también les inquieta.
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