Inter y Milan, gran derbi para llegar a la final
Los italianos dejan atrás al Benfica y uno de los rivales de Real Madrid o Manchester City en Estambul se sustanciará en un doble duelo en San Siro
El Inter se jugará contra el Milan el pase a la final de la Champions. Atrás queda el Benfica, que como el Nápoles ante los rojinegros, se postulaba para llegar a las semifinales en base a una excepcional temporada de juego y resultados. Pero a la hora de la verdad hay algo, una barrera muchas veces intangible, que en el fútbol separa a la alta burguesía de la nobleza. Y en Milán, aún en tiempo de apreturas, hay un aristocrático linaje. Uno de los finali...
El Inter se jugará contra el Milan el pase a la final de la Champions. Atrás queda el Benfica, que como el Nápoles ante los rojinegros, se postulaba para llegar a las semifinales en base a una excepcional temporada de juego y resultados. Pero a la hora de la verdad hay algo, una barrera muchas veces intangible, que en el fútbol separa a la alta burguesía de la nobleza. Y en Milán, aún en tiempo de apreturas, hay un aristocrático linaje. Uno de los finalistas que se opondrá en Estambul a Real Madrid o Manchester City se sustanciará en un doble derbi en San Siro.
El Inter se hizo valer a partir de los dos goles que logró en la ida en Lisboa, que fueron tres cuando poco antes del cuarto de hora de partido Otamendi se difuminó en una disputa aérea con Dzeko. Lautaro y Barella se avivaron para generar un incendio ante una zaga sin bomberos y el talentoso mediapunta italiano colocó la pelota en la escuadra.
Siempre fue superior el Inter, pero no bajó los brazos el orgulloso Benfica, huérfano del virtuoso Rafa Silva, que apenas se hizo ver en toda la eliminatoria. Apareció, eso sí, con un centro preciso, que le dio el empate a Aursnes poco antes del descanso, un hilo de esperanza que barnizó la segunda parte para los encarnados, audaces en un planteamiento que llevó al goleador del extremo izquierdo al lateral derecho para dar cancha a Neres, que le dio vida al ataque benfiquista.
El Inter jamás dejó de controlar el partido. Gestionó la cita sin padecer y encontró los espacios para, con un gol de Lautaro y otro de Correa, convertir el último tramo del duelo en una monumental fiesta que no empañó ni un remate al palo de Neres ni dos tantos postreros de António Silva y Musa para igualar el segundo parcial de la eliminatoria (3-3) porque, por increíble que parezca, en el último medio siglo los interistas apenas habían llegado tres veces más (1981, 2003 y 2010) a semifinales.
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