Asensio, el suplente más prolífico de Europa, exprime el momento
En sus últimos meses de contrato, y cerca ya de la renovación, el atacante marca y asiste como nunca en la temporada en la que juega menos minutos
La última temporada de contrato de Marco Asensio (Calviá, Mallorca; 27 años) empezó como una tortura frustrante, y ha ido virando hasta encaminarse a quedar como su curso más productivo en el Real Madrid. Su gol el miércoles al Chelsea en el Bernabéu, en la ida de los cuartos de la semifinal de la Champions, subrayó un rasgo captado por las empresas de recolección de datos: según Opta, en la historia de la Champions no hay otro jugador que haya marcado más que él entrando de refresco. Acumula nueve, por l...
La última temporada de contrato de Marco Asensio (Calviá, Mallorca; 27 años) empezó como una tortura frustrante, y ha ido virando hasta encaminarse a quedar como su curso más productivo en el Real Madrid. Su gol el miércoles al Chelsea en el Bernabéu, en la ida de los cuartos de la semifinal de la Champions, subrayó un rasgo captado por las empresas de recolección de datos: según Opta, en la historia de la Champions no hay otro jugador que haya marcado más que él entrando de refresco. Acumula nueve, por los siete de Benzema, Thomas Müller y Solskjaer.
Aunque ahora ha encontrado el modo de manejarlo mejor y de extraerle todo el jugo a los minutos de que dispone. Según los registros de Statsbomb, en la Liga es el jugador de la plantilla que suma más contribuciones al gol (goles + asistencias) por cada 90 minutos: 0,81 (0,54 goles sin penaltis y 0,27 asistencias). Es su mejor temporada en el Madrid, casi el doble de las 0,48 contribuciones por 90 minutos del curso pasado. Y con menos participación. Exprime como nunca el tiempo y se ha convertido en uno de los futbolistas más determinantes de las cinco grandes ligas europeas con la menor participación entre quienes alcanzan sus registros.
El técnico lo resumió el miércoles después de la victoria ante el Chelsea: “En cada partido que juega, más o menos marca en todos, sea que empieza el partido, sea que entra. Es un jugador determinante en una plantilla, porque en cualquier momento te puede dar ventaja con goles y asistencias”. Las palabras del italiano abocetan también las condiciones de una futura renovación, según fuentes del entorno del futbolista, que apuntan a que el aspecto económico no resultará un obstáculo para llegar a un acuerdo. Se fijará más en entender que se le valora, que es parte importante del equipo, y sentirse feliz con lo que desarrolla en el campo. Las mismas fuentes aseguran que en este punto del curso se cumplen estas condiciones y apuntan a que ha habido acercamientos en las últimas fechas y que este mes podría cerrarse el trato.
El Madrid le presentó hace unos meses una oferta que, según otras fuentes conocedoras de la negociación, seguía lo que podría denominarse esquema Ramos: esto es lo que podemos darte, pero entendemos que lo rechaces si cuentas con opciones mejores. El camino hasta este punto favorable no ha discurrido en línea recta. Pero el futbolista, que prefiere no atender a los susurros de la Premier, Italia o el PSG, ha encontrado cierta paz en la entrega a su trabajo exprimiendo todos los minutos.
Para Asensio siempre ha resultado descorazonador no verse de manera continuada en el once inicial. Ya lo pasó mal al principio, cuando llegó al Madrid de Zidane en la temporada 2016-17. El técnico francés dedicó entonces tiempo a ayudarle a manejar la impaciencia. El futbolista venía de dos temporadas en las que lo había jugado casi todo en el Mallorca y el Espanyol, como le había sucedido siempre desde niño, y se vio frenado de repente a la sombra de la BBC. Zidane llegó a decirle en un entrenamiento que no había visto una zurda como la suya desde Messi, y al mismo tiempo no terminaba de darle vía libre sobre el campo.
Titularidad tardía
Seis años más tarde, cuando el pasado agosto vio que no participaba ni un minuto en la final de la Supercopa contra el Eintracht Frankfurt en Helsinki, y que en los primeros partidos jugaron 19 futbolistas antes que él, habló con Carlo Ancelotti. Quedaban días del mercado de fichajes por delante, el club no le había presentado ninguna oferta de renovación y se mantenía abierta la posibilidad de que se marchara traspasado. Varias fuentes con acceso al vestuario coinciden en señalar que el orillamiento de Asensio se leyó como parte del juego político alrededor de su situación contractual. Incluso cuando meses más tarde volvió a verse de nuevo con menos minutos y mantuvo una conversación con un miembro del cuerpo técnico, flotaba esa sensación.
El mallorquín siguió en el club, pero no fue titular por primera vez hasta el 25 de octubre, contra el RB Leipzig en Alemania, el penúltimo partido de la fase de grupos de la Champions. Para entonces se habían disputado ya 11 jornadas de Liga. En el club seguían con la idea de no presentarle una oferta de renovación. Antes de aquella primera titularidad, hubo una tarde en el Bernabéu en la que su frustración se desbordó en público. Con 20 minutos todavía por delante, Asensio se encontraba en la banda a punto de entrar, pero se lesionó Lucas Vázquez, Ancelotti introdujo a Dani Carvajal y agotó las ventanas de cambios. El mallorquín regresó al banquillo exhibiendo su enfado.
El técnico se disculpó y tres días después lo mandó al campo en el 64 contra el RB Leipzig y el Bernabéu le recibió con una pitada bastante extendida. Poco después escenificó su plan para revertir su complejo principio de curso: se tiró a la hierba a robar un balón cerca de su área, del que nació una contra de Valverde que terminó el propio Asensio con una vaselina que se fue alta. El arranque disolvió el descontento general, que se transformó en una sentida salva de aplausos.
Esa es la senda que ha transitado desde entonces: estrujar el momento, tanto en ataque como en defensa. Su partido contra el Chelsea vuelve a resumir su plan: apenas tres minutos después de entrar por Rodrygo, marcó un tanto que dio aire a un partido que parecía encallado, y también tuvo tiempo para recuperar dos balones en menos de 20 minutos, al ritmo de los mejores defensores del partido.
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