Un clásico vital entre Barcelona y Real Madrid para la suerte de la Liga y el rumbo del club azulgrana

La carga ambiental y el duelo en la cancha contrastan con las formas del palco. El partido entre los dos equipos, el cuarto en la temporada, llega en medio de la tormenta por el ‘caso Negreira’

Los jugadores del Real Madrid y del Barcelona, antes del inicio de la ida de las semifinales de Copa del Rey, en el Santiago Bernabéu.Angel Martinez (Getty Images)

El clásico llega inflamado al Camp Nou (21.00 horas, Movistar). Aunque las versiones varían cada edición en función del momento de forma de cada equipo y de la situación institucional de los clubes, el Barça-Madrid se mantiene vigente como espectáculo de máximo interés, símbolo de la rivalidad, hoy concentrada en el estadio del Barcelona. El partido se anuncia tan interesante como tenso porque decidirá de alguna manera la duración de la Liga y también porque el contencioso histórico que ambos mantien...

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El clásico llega inflamado al Camp Nou (21.00 horas, Movistar). Aunque las versiones varían cada edición en función del momento de forma de cada equipo y de la situación institucional de los clubes, el Barça-Madrid se mantiene vigente como espectáculo de máximo interés, símbolo de la rivalidad, hoy concentrada en el estadio del Barcelona. El partido se anuncia tan interesante como tenso porque decidirá de alguna manera la duración de la Liga y también porque el contencioso histórico que ambos mantienen se ha alimentado de una polémica arbitral que ha alcanzado un momento cumbre con el caso Negreira. El clásico se juega hoy en el palco, en el campo, en la red, en la televisión, lo impregna todo, incluso la camiseta azulgrana, que lucirá el logotipo del álbum Motomami de Rosalía después de que el protagonista en el Bernabéu fuera Drake en virtud del acuerdo barcelonista con Spotify.

La gent blaugrana aspira a celebrar un acto de afirmación que pasa por ganar el partido, y el equipo ponga rumbo decidido hacia el título, y también por sostener al club en un momento de extrema debilidad después de que los últimos cuatro presidentes pagaran hasta 7,3 millones al vicepresidente del Comité Técnico Arbitral. La causa ha movilizado al fútbol español y europeo —la Liga, Federación, UEFA, el CSD, los clubes y, por supuesto, al Madrid, que se ha personado como acusación particular—, la mejor manera de responder a la presión social y de estar al corriente de los trapicheos con Negreira. La decisión ha sido mal recibida en el Camp Nou —”ahora ya están todos”, respondió el Barça— después de que las dos entidades lideren el proyecto de la Superliga en oposición a la Liga que preside Javier Tebas. “No solo nos defenderemos, atacaremos”, ha respondido Joan Laporta, que se ofrece como zaguero y delantero, garantía única del Barça.

Las relaciones de Laporta con Florentino Pérez, el presidente del Madrid, han sido habitualmente fluidas, sobre todo en periodo electoral, desde que coincidieron en 2003. A pesar de que ya tenía cerrado el fichaje de David Beckham, el mandatario madridista no desmintió al candidato azulgrana cuando anunció un acuerdo por el jugador con el Manchester United. Florentino también felicitó a Lluís Carrasco por la pancarta —”Ganas de volver a veros”— colgada en el Bernabéu en los comicios azulgrana de 2021 ganados por Laporta. Y el presidente azulgrana descartó el acuerdo con CVC que le proponía la Liga y podía asegurar la continuidad de Leo Messi para activar las palancas y el Espai Barça con algún fondo de inversión como Sixth Street y JP Morgan, que no es ajeno al Bernabéu. También desaparecieron para satisfacción azulgrana los avales de garantía exigidos en clubes que no son sociedades anónimas deportivas como el Madrid y el Barcelona.

Quedan 13 jornadas

Los intereses comunes no han rebajado un contencioso visible desde que Florentino fichó a Luis Figo y a José Mourinho. Los partidos que han tenido una mayor carga ambiental en el Camp Nou fueron aquellos que disputó el Madrid con el jugador portugués (octubre 2000 y noviembre 2002) y con el técnico (2008-2012) que en su día estuvieron vinculados al Barça. La tensión de entonces desapareció y las relaciones de las directivas son cordiales, por más que se mantengan aparentemente distantes y se eviten las comidas que se organizaban en cada clásico, ya fuera en Barcelona o Madrid. Aunque ambos se necesitan, el club azulgrana depende ahora más del Madrid.

No se ha rebajado, en cambio, el contencioso en la grada ni en la cancha y para hoy se aguarda una fuerte carga ambiental en el Camp Nou. El barcelonismo se ha hecho fuerte en casa y la comunión de la hinchada con el equipo está por encima del juego y de Negreira. A pesar de las limitaciones, ausentes todavía Pedri y Dembélé, el Barça ha sorprendido al Madrid en la Liga y en la ida de las semifinales de la Copa. A falta de 13 jornadas, los azulgrana distancian en nueve puntos a los madridistas, a pesar de que contaban tres puntos menos cuando perdieron en el Bernabéu. El remonte se ha sustentado en una excelente defensa que solo ha concedido ocho goles y uno de penalti en el Camp Nou. El Barça cuenta los partidos en su feudo por victorias, a excepción de los empates con el Espanyol (1-1) y el Rayo (0-0), y suma 19 partidos sin encajar un gol (21 con los dos de Copa).

A partir del 1-0, nueve veces repetido en la Liga —”también se ganó por 1-0 en Wembley 92 y nadie dijo nada”, se defendió Xavi; “una cosa es el resultado y otra el estilo”—, los azulgrana son más firmes que el Madrid. El equipo blanco, sin embargo, recuperó las buenas sensaciones después de sus cinco goles en Anfield y Ancelotti volvió a bromear: “Igual pongo a Vinicius en la derecha”, una manera de evitar la marca de Araujo, el central que solo ha permitido dos regates al brasileño que enciende la Liga. El Madrid mejoró su juego y la estadística le permite ser optimista de cara a un partido que necesita ganar para mantener sus aspiraciones: solo ha perdido uno de los últimos nueve partidos en el Camp Nou y ha cantado tres victorias y un empate en las cuatro últimas salidas (tres de Liga y una de Copa).

“Saldremos ofensivos”, anunció Ancelotti, mientras Xavi respondía que nadie logrará desestabilizarlos antes del cuarto partido de la serie (el Madrid ganó el de Liga y el Barça el de la Supercopa y el de Copa). La victoria parece también irrenunciable para el Barça: el club necesita del equipo y el equipo de la afición para aguantar la tormenta Negreira. Así que tot el camp serà un clam en el clásico vital para la Liga.

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