Osasuna y la tríada de Jagoba Arrasate

El director deportivo, Braulio Vázquez, y el segundo entrenador, Bittor Alkiza, son parte del éxito del equipo navarro

El entrenador del Osasuna, Jagoba Arrasate, durante el último partido de su equipo el pasado domingo en Sevilla.José Manuel Vidal (EFE)

Jagoba Arrasate, el entrenador del Club Atlético Osasuna que se enfrenta este miércoles al Athletic en Pamplona en la ida de la semifinal de Copa (21.00, Movistar), es el responsable de la plantilla, pero cuenta a su lado con dos personas que le ofrecen la máxima confianza; con l...

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Jagoba Arrasate, el entrenador del Club Atlético Osasuna que se enfrenta este miércoles al Athletic en Pamplona en la ida de la semifinal de Copa (21.00, Movistar), es el responsable de la plantilla, pero cuenta a su lado con dos personas que le ofrecen la máxima confianza; con los que puede ir a cualquier sitio sabiendo que tendrá las espaldas bien cubiertas. Uno de ellos es el director deportivo osasunista, Braulio Vázquez; el otro, su segundo de a bordo, Bittor Alkiza. Arrasate comparte responsabilidades con los dos a distintos niveles. Y los tres llevan el mismo paso para que Osasuna pise firme en la Liga —es octavo clasificado, a un punto del Rayo, en posiciones europeas—, y esté a dos partidos de meterse en la final de Copa.

Braulio Vázquez (Pontevedra, 51 años) tuvo un paso fugaz por el Deportivo de John Toshack. Jugó algunos minutos en Primera División, después se marchó a Portugal y regresó a España para jugar en varios equipos de Segunda B y Tercera. Como entrenador tampoco tuvo demasiado recorrido: el Valencia le fichó como ojeador, y en 2010, en una de tantas crisis valencianistas, fue elevado a la dirección deportiva, con poco dinero para fichar y muchas exigencias de la afición. Pese a todo, el Valencia fue tercero dos temporadas consecutivas y semifinalista de la Liga Europa. En 2013, el club vendía mucho, compraba poco y Vázquez acabó siendo destituido por el presidente, Amadeo Salvo. Pasó luego por el Valladolid, y desde 2017 es el director deportivo de Osasuna. El club falló en el primer intento de ascender a Segunda con Diego Martínez en el banquillo, pero Braulio recurrió a Jagoba Arrasate para ganar la Liga y subir a Primera. Desde entonces, su relación ha sido parte del éxito de Osasuna, a pesar de que el club mantiene un perfil discreto a la hora de contratar jugadores.

“Nos gusta planificar con mucha antelación, porque Osasuna no puede ir a pujas a nivel económico y hay que hacerlo con mucho tiempo”, explica Braulio. El club navarro mira cada euro que entra y que sale de sus arcas, así que con los cuatro jugadores que se han ido en el mercado invernal, se ha ahorrado bastante dinero. En resumen, “somos la aldea gala de Astérix, y estamos encantados, pero no olvidemos la dificultad que eso conlleva; porque somos un club, no tenemos un dueño que a final de temporada amplíe capital y tenga dinero para hacer fichajes”, remata.

Así que Osasuna sigue viviendo de lo que produce Tajonar, los últimos frutos: Aimar y Moncayola; y de las incorporaciones en las que hay que afinar, como en el caso de Moi Gómez.

La confianza en el entrenador vizcaíno se plasmó de manera nítida el 14 de enero de 2021, con el equipo en puestos de descenso. Fue entonces cuando Vázquez apareció en rueda de prensa para defender al técnico: “El barco lo pilota el capitán, que es Jagoba, el teniente es Bittor y la tripulación somos el resto”, aseguró rotundo. “Y el barco llegará a puerto o no, pero con el mismo capitán. Si nos hundimos, nos hundimos todos. Y si no, llegaremos todos a puerto. Confiamos en ellos a muerte. Vamos todos juntos”.

Sin variar el estilo, con ese fútbol dinámico que enciende las gradas de El Sadar, que bombardea incansable el área rival, Osasuna salió. Dos años después, las cosas se ven de otra manera, y cuando le preguntan a Braulio por la continuidad de Arrasate, es tan rotundo como hace tres años. “Tengo experiencia con entrenadores que tenían ofertas y no veo a Jagoba con intención de irse a ningún lado. No es una percepción, es una información, él quiere batir el récord de permanencia en el banquillo de Osasuna [Zabalza sumó 340 partidos y él lleva 195]”. Y confiesa: “Le apoyé cuando el barco estaba a la deriva, y ahora que va en velero por el Mediterráneo, sé que estará ahí para seguir en el equipo”.

El sitio adecuado

El otro vértice del triángulo es Bittor Alkiza (San Sebastián, 52 años), que como futbolista comenzó en la Real Sociedad, en la que su padre era el presidente, y tuvo un nexo común con Braulio Vázquez: también le dirigió Toshack, que no puso ninguna pega a su traspaso al Athletic por 220 millones de pesetas (1,3 millones de euros), pese a ser uno de los jugadores más queridos por la afición. Al final de su carrera regresó a la Real para jugar sus dos últimas temporadas, y en 2010 pasó a ser director del fútbol base en Zubieta. Allí comenzó la relación con Arrasate, como tercer técnico en el primer equipo realista. Cuando el vizcaíno fue destituido, Bittor se marchó con él, primero al Numancia y después a Osasuna. “Seguramente hayamos caído en el sitio adecuado en el momento justo”, apuntaba Alkiza en una entrevista a Mundo Deportivo. “Jagoba ha ido dando pasos importantes en el día a día en la manera de transmitir de cara al exterior, porque hacia dentro siempre lo ha tenido. Estamos en el sitio ideal por la manera de ser que tiene Jagoba. Ha caído de pie”, asegura su mano derecha en el banquillo. “En los momentos de dificultad, Braulio siempre ha dicho que Jagoba era el indicado y que iban a seguir contando con él fueran cuales fueran los resultados y eso te hace afrontar el futuro con tranquilidad y garantías”.

Un futuro que Alkiza observa siempre al lado de Arrasate, sin querer pasar al primer plano, porque en un mundo de egos desmedidos, Bittor hace una sorprendente confesión: “Yo lo tengo muy claro. Jagoba sabe lo que quiere de mí, yo sé lo que quiere e intuyo lo que pueda necesitar, pero de primero sé que no valgo”, y se extiende: “Hay que valer para gestionar un grupo y para transmitir las ideas que tienes hacia dentro y hacia fuera. Y es muy complicado. La gente no sabe el esfuerzo que requiere ser un entrenador capacitado. Y yo sé que no valgo”.

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