Marc Márquez, un año después del giro radical a su vida: “Cuando todo va bien, no te paras a pensar”
El piloto de Honda, ocho veces campeón del mundo, se abre en canal después de pasar tres inviernos lesionado: ha vuelto a vivir como quiere, aunque en Madrid, se ha hecho empresario y aspira al título
“A los 30, entrevistas sin filtros”, avisa. Los cumplió el pasado viernes, 17 de febrero. Dos días después paralizaba la Gran Vía y movilizaba a cientos de moteros, que llenaron la madrileña plaza de España para asistir a un evento atípico: la proyección en abierto y en una pantalla gigante del primer capítulo de la docuserie que recorre su última temporada. Una temporada llena de drama, dolor, médicos y muchas más horas sentado en el sofá o en el tren que en el sillín de su moto. Marc Márquez, All in (o todo al rojo, que diría él, ya disponible en Amazon) puede resumirse en una frase q...
“A los 30, entrevistas sin filtros”, avisa. Los cumplió el pasado viernes, 17 de febrero. Dos días después paralizaba la Gran Vía y movilizaba a cientos de moteros, que llenaron la madrileña plaza de España para asistir a un evento atípico: la proyección en abierto y en una pantalla gigante del primer capítulo de la docuserie que recorre su última temporada. Una temporada llena de drama, dolor, médicos y muchas más horas sentado en el sofá o en el tren que en el sillín de su moto. Marc Márquez, All in (o todo al rojo, que diría él, ya disponible en Amazon) puede resumirse en una frase que ya se ha hecho viral: “Carácter tengo. Y huevos, más”. Su falta de escrúpulos y su amor por las carreras sitúan al seis veces campeón de MotoGP a un mes de volver a intentar alzarse con el título tras una sequía que ya dura desde 2019. Después de romperse el húmero y pasar por quirófano hasta en cuatro ocasiones. Tras vivir otros dos episodios de diplopia que le provocaron un tortuoso problema de visión doble.
Un calvario tal que hoy la tópica crisis de los 30 le hace reir. “La crisis la he pasado a los 27, 28, 29… He cubierto el cupo. Ahora estoy ilusionado. Y como me vuelvo a sentir bien físicamente, siento como que tengo 20″.
Pregunta. ¿Qué será capaz de hacer en su regreso a MotoGP?
Respuesta. Todo lo que sea conveniente para intentar luchar por un título. Luego, lógicamente, como acabemos es otra cosa. Pero para eso trabajamos. Este es un deporte de equipo. Por eso yo hablo siempre en plural. Hay una moto, un equipo, un piloto, y todos tenemos que ir de la mano. Yo daré el 100 por cien, Honda y el equipo también lo harán. Luego veremos de qué somos capaces, pero tengo un buen presentimiento. Ganar o no depende de muchos factores, pero la ilusión y la mentalidad competitiva siempre la he tenido; la tuve incluso en la pretemporada del año pasado, a pesar de que ya sabía que estaba mal.
P. Después de lo vivido estos años, ¿competirá diferente?
R. No creo, porque el ADN es el mismo. Cierto que en muchos momentos tengo que utilizar la experiencia, si no, no sería inteligente. Hay pilotos jóvenes que van muy rapido; yo intentaré compensar lo que ellos no tienen y las carencias que yo pueda tener, pero a la mínima que se pueda atacar, atacaré. Siempre he pensado que la mejor defensa es un buen ataque.
P. ¿Qué le hace dudar más: el físico o la moto?
R. En invierno lo que más me hacía dudar era el físico. Cuando acabaron los tests en Valencia, en noviembre, apreté a Honda, lo hice en público y en privado, todavía más. Porque tocaba. Y porque cuantas más facilidades ofrezca la moto mejor trabajará el físico. Pero tenía dudas sobre mi físico. Me preguntaba si llegaría y hasta dónde sería capaz de llegar en invierno. Pero ya he llegado mucho mejor de lo esperado al mes de febrero. Hacer un test de tres días de pretemporada en Malasia y hacerlo con toda normalidad me ha dado mucha tranquilidad a pesar de que en mi plan pone que estaré al 100 por cien a finales de marzo, no a primeros de febrero. Así que todavía tenemos margen. Respecto a la moto, trabajamos para hacer una moto ganadora. Estamos en el Repsol Honda, uno de los dos tiene que pelear por el título.
P. ¿Cómo de lejos está de tener la moto que le gustaría?
R. Eso lo responderé en la primera carrera, en Portimão. Allí tendremos la respuesta. En la pretemporada, en Malasia, hicimos un entrenamiento muy extraño. Ha habido un cambio en la estructura de Honda, hay un nuevo director técnico, y se probaron muchas cosas, muchas, que no se hacen por el piloto, sino por el proyecto, cambios conceptuales como el hecho de trabajar en una moto sin alas.
Durante el tiempo que estuve lesionado pensé mucho
P. Lleva muchos años de quirófanos y rehabilitación. ¿Qué compensará todo el sufrimiento?
R. A mí la vida ya me está compensando. Todo esto viene de un error propio, de una precipitación, y también quizá de un mucho de mala suerte, pero lo está compensando la forma en que estoy volviendo a vivir. Como quiero. Disfrutando de mi pasión, que sigue siendo mi trabajo. Mi día a día ha mejorado mucho. Vivía con dolor constante. Solo coger la bolsa de la compra me dolía. Y ahora eso ya no me pasa. Espero que lo acabe compensando un buen resultado, pero ya me está valiendo la pena vivir todo lo que he vivido porque he madurado de una manera diferente.
P. Esto suena muy bonito, pero…
R. Sí, esto lo hago para volver a ganar.
P. ¿Pensar en ganar el noveno mundial es realista?
R. Sí. Es realista. Estoy trabajando y voy a entrenar con la mentalidad de luchar por un Mundial. Y mi objetivo es ganarlo este año. Luego, ya veremos si se puede. Y si no, ¿frustración? Pues, no. Si no se puede, no se puede. Lo de la cuarta operación y la mejora de la calidad de vida está muy bien, pero mi gran pasión son las motos. Y lo que me hace feliz es ganar.
P. Nueve son los títulos que tiene Rossi. ¿Le pone la cifra?
R. A mí lo que me pone es volver. Más que los nueve títulos.
P. Volver es…
R. Volver a ganar. Lo que me pone es el reto de pasar de la gloria al infierno y otra vez la gloria.
Vivía con dolor constante. Solo coger la bolsa de la compra me dolía
Para perseguir la gloria, Márquez decidió hace un año cambiar su residencia y mudarse a vivir a Madrid. Se trajo consigo sus motos de entreno y a su gente. Se buscó un casoplón en La Finca, una lujosa urbanización en Pozuelo de Alarcón; una plaza en el gimnasio más exclusivo de la zona, el David Lloyd; y se rodeó, también, de nuevas compañías. “He conocido a gente y ha habido muchas personas que me han ayudado, empezando por Carlos Sainz, el padre”, explica. Una de sus prioridades siempre fue dar saltos en una pista de motocross y ahora, asegura, tiene los circuitos incluso más cerca de lo que los tenía en Cervera, en la gélida Lleida. “También en el CAR me he hecho una grupeta de amigos, he intentado que sean todos padres de familia: todo más estable, yo soy el único soltero, que si no hay muchas distracciones”.
En diciembre, dice, vivió más Madrid, porque era su mes de vacaciones; pero desde enero no había pisado el centro. Hasta que lo hizo por exigencias del guion, para presentar la serie y atender entrevistas como esta.
P. La docuserie que ha estrenado esta semana la firma Fast Brothers Productions, ¿qué es?
R. Una productora mía. Cuando empieza el documental, empieza un proyecto que no está vendido. Decidimos hacerlo así, pero sin tener ningún objetivo más ambicioso. Este año también hemos creado una comunidad, We are 93, que llenará unas gradas en Jerez, por ejemplo. Es hacia donde irá MotoGP, hacia donde debe ir: para dar entretenimiento al aficionado durante todo el fin de semana, no solo durante los 45 minutos de la carrera.
P. Como espectador que ha sido este tiempo, ¿ha perdido atractivo el tinglado de MotoGP?
R. Esto es como una montaña rusa. Va por épocas. En 2018, por ejemplo, MotoGP estaba por encima de la F1; ahora es alrevés. MotoGP está pendiente de cómo darle la vuelta a eso, cómo reinventarse, cómo llegar al aficionado. Tampoco ayudan todas las retiradas, la de Lorenzo, la de Pedrosa, Valentino… o que yo me haya lesionado. Los cuatro que teníamos más nombre no hemos estado en el campeonato y eso se nota.
P. ¿Cómo ha cambiado su vida, más allá de las lesiones?
R. Mi vida ha cambiado mucho. Cuando todo va bien no te paras a pensar. Vas por inercia. Cuando las cosas van mal, y estos dos años he estado compitiendo, pero poco, y he pasado mucho tiempo en casa, solo, tienes tiempo para pensar. Para reflexionar. Para ver otras cosas. Mi vida, ahora mismo, es la misma que tenía en Cervera; prácticamente no ha cambiado. Lo único es que estoy ahorrando tiempo en AVEs y poco más. Algún fin de semana me voy a Cervera; y en otras ocasiones se viene la mama.
P. ¿Se ahorra mucho en impuestos al cambiar Barcelona por Madrid?
R. Ahora mismo la diferencia que hay de IRPF, que son cinco puntos, creo. Pero ese no fue el motivo. Si ese hubiera sido el objetivo me hubiera ido a vivir a Andorra, que tengo una hora en coche desde Cervera. He vivido toda mi vida en España, he tributado siempre en España. Me vine a vivir a Madrid por ahorrar tiempo en viajes y porque necesitaba un cambio. Llevaba dos años malos. Y ya había pasado una temporada larga en Madrid por la lesión en el húmero. Vi que no se estaba tan mal. Que podía salir de mi nido y crear otro nido. Y es lo que he hecho.
P. En Andorra se hubiera encontrado con media parrilla de MotoGP.
R. Sí, allí están muchos. Es respetable. Y los entiendo en cierta manera. Cada uno es libre de vivir donde quiera. Yo me ahorraría mucho dinero si me fuera, pero me perdería muchas otras cosas. Y ese tiempo perdido no lo recuperas. Yo priorizo el buen ambiente. Y si me apetece irme a Cervera dos semanas quiero poder hacerlo.
Sí, ha mejorado mi calidad de vida, pero a mí lo que me hace feliz es ganar
P. Ha cambiado de ciudad, de representante, de empresa de comunicación… ¿Por qué?
R. A Emilio [Alzamora, su exrepresentante] le estoy muy agradecido. Llevábamos prácticamente 18 años juntos. Pero hay un momento en que necesitas un cambio. Y el porqué es sencillo: no necesitas lo mismo cuando tienes 20 años que cuando tienes 30 o ves las cosas de manera diferente. Yo necesitaba un cambio. Sobre todo, por lo deportivo. En los últimos tres o cuatro años no acababa de fluir de la misma manera. Él se entregaba, pero yo necesitaba cosas nuevas. Y durante este tiempo que he estado lesionado pude pensar mucho.
Pensó, entre otras cosas, en su futuro, en su vida lejos de los circuitos, en su potencial. Y montó una agencia de representación junto con su hermano, Alex, también piloto, y su nuevo representante, Jaime Martínez Recasens, que fue durante diez años el responsable de Red Bull en España y ahora es el director. “No se sabe nunca de cara al futuro”, concede Márquez. “No me siento empresario, pero cuando tienes 30 años ves la vida diferente. Han pasado muchos proyectos por delante de mí y no me convencía nada. Hasta que llegó un punto en que dije: por qué no. Y creamos Vertical”. Se representantan a sí mismos, “por ahora”; porque el objetivo es crear un gran equipo, con los mejores profesionales, y en un futuro cubrir más deportes, no solo llevar a atletas de MotoGP, sino también de otras disciplinas. “Pero ese no es mi trabajo. Mi trabajo es competir. Para lo otro, lo que hay que hacer es coger al mejor de cada sector y dejarle que vuele solo. Soy muy cuadriculado en este sentido: cuando estás en activo no puedes tener otras cosas en la cabeza; pero para no tenerlas debes tener muy bien cubiertas las otras áreas”.
P. Ya no es el niño de la sonrisa perenne. ¿Cómo le han cambiado las bofetadas de los últimos años?
R. Te hacen madurar. Y ser más duro de carácter. Más directo. La lesión me hizo más fuerte.
P. ¿A quién echa más de menos, a la mama o al avi?
R. Diría que echo de menos más al avi, cada vez que voy me paro a pensar si volveré en un mes, un mes y medio, si esa será la última vez que lo vea. Tiene 92 años y ese pensamiento lo tengo a menudo. Mi madre, cuando le parece se coge un tren y se viene para aquí un par de días. Hasta que se cansa y se vuelve.
P. ¿Se le rompió algo cuando se separaron sus padres?
R. No, porque ya me pilló mayor. Si te pilla más joven, más pequeño, creo que es peor. A mí me pilló casi con 20 años. Eres joven, no sabes nada de la vida, pero puedes llegar a entender que algo así pase; además, que hoy es casi algo normal. Lo bueno es que se respetan los dos, que es lo más importante.
P. Hay un momento precioso en la docuserie que su madre dice que se va tranquila para casa porque sabe que los dos hermanos estáis juntos. ¿Cómo de importante es que Àlex se viniera también a Madrid?
P. Muy importante. Ya sabíamos que tenía que venirme para acá una época, unos tres meses para intensificar la recuperación y hacerlo de la mejor manera. Cuando llegó el momento ya llevaba casi un año yendo y viniendo. Pasé más tiempo en el AVE que entrenándome. Por eso me planteé venir a vivir a Madrid. Pero el planteamiento siempre llevó un añadido: me vendré a vivir a Madrid si viene Àlex. Y si viene Jose [José Luis Martínez, su asistente y amigo]. Era fundamental para que no cambiara mi estilo de vida, para seguir entrenando de la misma manera. Le dije: ‘si no vienes tú, yo tampoco’. Pero a él también le apetecía. Y le vino bien. Está muy bien sentirse protegido, estar en el mismo nido. Pero llega un momento en que necesitas volar solo, para hacerte fuerte. Y Àlex siempre había estado muy protegido: por mi padre, por Emilio, por mí. Ahora se ha quitado unas cuantas protecciones. Incluso en casa, le digo: tío, estamos los dos solos, yo tengo unas responsabilidades y tú otras. Él se encarga de la piscina y el jardín; yo, de la calefacción y de si se rompe algo en casa. Así, él también va madurando. Lo más importante es que sabemos separar muy bien lo personal de lo profesional.
P. Hay malpensados que dicen que ahora tiene un topo en Ducati con vistas al futuro.
R. El interés de mi hermano es ganar. Y ganar significa ganarme a mí. Y eso implica no dar pistas al rival. El topo es la pantalla de los tiempos. Eso es lo que te da la información que necesitas. Además, me quedan dos años de contrato en Honda. Mi objetivo es ganar. Y mi ilusión es volverlo a hacer con Honda.
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