Darwin Núñez patenta el control ‘rebotado’ antes de recibir al Madrid en Liverpool
El uruguayo anota el 0-1 en la visita del equipo de Klopp a Newcastle, saldada con un 0-2 muy engañoso tras la expulsión del portero local, a tres días de la ida de los octavos de Champions
El control más heterodoxo imaginable, obra de Darwin Núñez, seguido de un remate al bulto, abrió el marcador y encendió la batidora del Newcastle-Liverpool. Se sucedieron diez minutos de frenesí en St James Park. El saldo provisional fue el definitivo: gol de Núñez, gol de Gakpo, expulsión de Pope, portero local, 0-2, y un partido extraño. Más difícil de resolver para el Liverpool de lo que revelaron el marcador, la superioridad numérica y los highlights. Engañoso para los analistas del Real Madrid q...
El control más heterodoxo imaginable, obra de Darwin Núñez, seguido de un remate al bulto, abrió el marcador y encendió la batidora del Newcastle-Liverpool. Se sucedieron diez minutos de frenesí en St James Park. El saldo provisional fue el definitivo: gol de Núñez, gol de Gakpo, expulsión de Pope, portero local, 0-2, y un partido extraño. Más difícil de resolver para el Liverpool de lo que revelaron el marcador, la superioridad numérica y los highlights. Engañoso para los analistas del Real Madrid que siguen al equipo de Jürgen Klopp en busca de pistas que sirvan a Carlo Ancelotti para preparar el duelo de la ida de los octavos de Champions, el próximo martes.
Tres días antes de recibir al Madrid en Anfield, el Liverpool viajó al extremo norte inglés para medirse al Newcastle en su feudo. La cita de Premier enfrentó al sufriente equipo de Klopp, lastrado de bajas y achaques físicos, con el conjunto enérgico que ha revolucionado la temporada en el campeonato inglés. Al cabo de apenas un año de la adquisición por el fondo soberano de Arabia Saudí, el Newcastle marcha cuarto en la clasificación, a costa del Tottenham (5º), el Chelsea (10º) y el propio Liverpool (8º), que lucha por remontar los seis puntos que le separan de los puestos de Champions.
La agonía del Liverpool está documentada. Sin Sadio Mané, el motor de su ataque, vendido al Bayern, la maquinaria se ha resentido. En defensa, las cosas no marchan mejor. Instalado en una gravedad que desconocía, el monumental Virgil van Dijk, el pilar de la zaga, no se ha recuperado de la rotura de ligamentos cruzados que sufrió hace tres años. Sigue siendo un gran defensa, pero mucho más lento que antes del infortunio. Thiago Alcántara, el centrocampista más clarividente, se ha roto para un mes, según The Telegraph. El colombiano Luis Díaz, el extremo más incisivo, no se ha recuperado de la lesión de rodilla. Henderson y Millner, los viejos líderes de su mediocampo, ya han jugado los mejores 300 partidos de sus carreras. El ocaso amenaza al equipo que levantó la Champions en 2019 y que disputó la última final contra el Madrid, el año pasado en París.
La visita a Sat James Park comenzó cargada de tensión competitiva. La primera jugada rompedora descubrió a Almirón mano a mano con Alisson. El portero del Liverpool evitó el gol con una reacción de mérito. El Newcastle presionó con valor. Empujaron todos en bloque. Animosos y desordenados. Eddie Howe ha construido un equipo peculiar. Tan rendidor como alborotado. “Fue un comienzo salvaje”, recordó Klopp, tras la conclusión. En el golpe por golpe, salió ganador el Liverpool.
Fue Trent Alexander-Arnold quien lanzó un balón de 40 metros sobre Darwin Núñez. El uruguayo tuvo la virtud de romper el fuera de juego y moverse con decisión entre dos centrales que le perdieron la marca con demasiada facilidad. Lo que sucedió a continuación escapa a las categorías. El hombre levantó su pie derecho en el intento por controlar la pelota y el efecto fue el del ladrillo sobre la goma. La pelota golpeó la bota como si golpeara un objeto macizo, rebotó, pegó en el pecho del futbolista, y por efectos físicos de gran complejidad acabó proyectándose hacia adelante, botando en la hierba, y brindándole al hombre una segunda oportunidad. Ansioso por acabar una tarea que se le complicaba por momentos, el audaz Núñez cerró los ojos y le pegó con el alma. Sin dirigir el tiro a pesar de tener tiempo. El balón pasó junto a la mano del portero Pope y se estrelló en la red.
“Fue un súper control de Darwin”, celebró Klopp luego. Por la cuenta que le trae. El técnico alemán pidió el fichaje de Núñez personalmente para que el club hiciera el mayor desembolso de su historia por un jugador: 100 millones de euros.
El gol fue típico de Núñez, jugador atormentado sin espacios y aprovechable contra defensas abiertas y malparadas como las del Newcastle. El tanto alivia la tensión generada en el Liverpool por el fichaje, al que no acaban de encontrar sitio. Ni los dueños americanos ni la secretaría técnica británica están contentos con el rendimiento errático del delantero, que suma seis goles en 17 partidos de Premier. Esperaban más. Por eso fueron especialmente cautos cuando este enero, tras el Mundial, Klopp les pidió, a modo de redención, al delantero de Holanda, Cody Gakpo. El Liverpool pagó 30 millones de euros más 20 de variables por el nuevo reclamo. La visita al campo del Newcastle resultó una bendición para el entrenador. Siete minutos después del gol de Núñez, Gakpo hizo el 0-2. Fue tras una jugada mal defendida por Joelinton, bien hilada por Bajçetic y mejor acabada por Fabinho y Salah. El egipcio dio el último pase a un toque, con la cucharita. Gakpo se desmarcó al vacío y metió el 0-2 para perplejidad de la hinchada del Newcastle.
Darwin, duda para el martes
Nadie esperaba que este titubeante Liverpool, que venía de ganarle al Everton (2-0), se impusiera por segundo partido consecutivo en un campo tan difícil. Así fue. Después de 21 encuentros marcados por la irregularidad en 2023, el equipo rojo logró dos victorias sucesivas. Gracias, en buena medida, a la expulsión de Pope en el minuto 20. El portero cogió el balón fuera del área, en una jugada inexplicablemente gestionada, cuando Salah corría en pos de un pase de Alisson de 60 metros. El Newcastle venía de intentar rematar una falta lateral. El Liverpool se defendía. Fue la tónica de la hora que le restó al partido.
Atacaron los locales con 10 y se defendieron los visitantes con 11. Sin tregua. Con Alisson parando tiros peligrosos, sobre todo uno de Saint-Maximin, y los demás resistiendo y contragolpeando. Sin control. Sin poder especular. Con algún sobresalto. Darwin Núñez pidió el cambio a la hora del partido, tras golpearse un hombro en una caída. El uruguayo se fue tocándose la clavícula y alentó el temor de no poder estar listo este martes para recibir al Madrid. “Necesitamos examinar su hombro”, dijo Klopp. “De momento, es doloroso. Esperemos que solo sea dolor”.
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