Camavinga busca su sitio en el Real Madrid
El francés, del que no se sabe en el club blanco si es pivote o interior, se destapa como lateral zurdo en un 2023 de muchas idas y vueltas
En el Mundial, antes del ya intrascendente tercer partido de Francia en la fase de grupos, contra Túnez, la prensa le preguntó a Didier Deschamps si de verdad estaba pensando en poner a Eduardo Camavinga (Cabinda, Angola; 20 años) como lateral izquierdo para dar descanso a Theo Hernández. “En su carrera jugó, incluso, de central”, replicó el seleccionador, en referencia a algunas lejanas experiencias del joven en la cantera del Rennes. Al día siguiente, el madridist...
En el Mundial, antes del ya intrascendente tercer partido de Francia en la fase de grupos, contra Túnez, la prensa le preguntó a Didier Deschamps si de verdad estaba pensando en poner a Eduardo Camavinga (Cabinda, Angola; 20 años) como lateral izquierdo para dar descanso a Theo Hernández. “En su carrera jugó, incluso, de central”, replicó el seleccionador, en referencia a algunas lejanas experiencias del joven en la cantera del Rennes. Al día siguiente, el madridista disputó, efectivamente, los 90 minutos en ese flanco zurdo de la defensa y en la final frente a Argentina, ya a la desesperada, volvió a aparecer ahí en lugar de Theo y fue parte desde esa esquina de la gran reacción de Les Bleus liderada por Mbappé. En Qatar, de hecho, solo ejerció de lateral izquierdo. El técnico no quiso saber mucho de él como centrocampista. La última vez que había jugado con el equipo nacional, en septiembre y ante Dinamarca, su pareja en el eje con Tchouameni solo duró hasta el descanso. Después de siete balones perdidos, Deschamps lo mandó al rincón de pensar y le soltó en público: “Hizo algunas cosas que no quiero volver a ver. Él lo sabe”.
De Camavinga no se sabía todavía en el Madrid de Ancelotti si se le veía más mediocentro o interior cuando su selección lo descubrió como un socorrido y estimable lateral izquierdo, una nueva veta que ha explotado Ancelotti en las últimas fechas por las ausencias por lesión de Mendy y Alaba. A la espera de comprobar si utiliza ahí al austriaco, de vuelta de sus problemas físicos, la experiencia ha agradado y sorprendido al italiano, por su trabajo defensivo y la buena mezcla con Vinicius. El italiano siempre ha valorado tanto su ímpetu como agitador en las segundas partes —clave en las remontadas europeas— como lo ha temido en cuanto ha cargado con una tarjeta saliendo de inicio, y la probatura ahora en el flanco zurdo de la zaga le ha dado al francés una continuidad desconocida para él: segunda parte contra el Atlético en Copa (por la lesión de Mendy), Real Sociedad, Valencia y Mallorca (hasta que entró Alaba en el 70). El asalto al Mundial de Clubes ofrece una oportunidad para averiguar hasta dónde llega la apuesta como lateral zurdo en este momento de la temporada.
Piernas extensibles
La gente que lo ha estudiado desde la etapa en el Rennes siempre ha apostado por su futuro como pivote porque así puede explotar mejor su capacidad para ver el fútbol de cara, y no de espaldas en la posición de interior, y por sus dotes para el pase y la recuperación gracias a unas piernas extensibles. Ante el final no muy lejano de la afamada pareja Kroos-Modric, consideran que su unión con Tchouameni en el medio resultará antes o después inevitable.
Sus últimas cinco semanas han condensado todas sus ubicaciones, virtudes y desconfianzas a ojos de Ancelotti. Lo quitó en el descanso de la semifinal de la Supercopa contra el Valencia “para evitar jugar con 10″ y fue el primer sacrificado en la final tras el correctivo del Barcelona. En la cita de Arabia Saudí y en ausencia de Tchouameni, dio prioridad a Kroos para ocupar el eje del centro del campo cuando hace mucho tiempo se llegó a la conclusión que el alemán se sentía ortopédico en esa posición. Y cuando Carletto necesitó una terapia de choque con el equipo en los huesos, le encargó la función de pivote en San Mamés y le puso “sobresaliente”. Ahí repitió cuatro días después en Copa contra el Atlético hasta que la lesión de Mendy lo mandó al lateral zurdo.
A diferencia de su compatriota, lastimado ahora en el músculo semimembranoso de la pierna izquierda para un mes y medio, Camavinga se entendió en ataque a la primera con Vinicius porque él aparece en zonas interiores y no le invade la línea lateral. Con la cautela obligada del escaso recorrido (la empresa estadística Opta solo puede comparar partidos completos y Camavinga solo ha ejercido de lateral zurdo de inicio a fin contra la Real y Valencia), él ha conectado con Vini una vez cada cuatro minutos y medio, mientras Mendy acumula una combinación cada nueve. En número de pases en el último tercio del campo cada 90 minutos, también se observa una diferencia clara a favor del postizo respecto al titular (13-4). Hacia atrás, eso sí, las condiciones de origen de Mendy las agradece Ancelotti, más aún con un extremo como el brasileño al que le cuesta replegarse.
De momento y mientras se le espera en el próximo centro del campo blanco, él ha aliviado el agujero en una demarcación, la de los laterales, en dificultades este curso: por la escasez de piezas naturales (solo Carvajal y Mendy) y por rendimiento.
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