El Madrid salva otro etapón
Tras ganar al Villarreal, un golazo de Benzema lanza a un Real resistente contra un Athletic al que no le faltó remangue y voluntad con un San Mamés de récord
Cuando se intuía un desplome en el extenuante mes de enero, el Real Madrid cogió aire en San Mamés, una plaza siempre de aúpa en la que no vale el garrafón. Un gol con mayúsculas de Benzema dio continuidad en la Liga al repunte copero de los madridistas en Vila-real. Atrás quedó el Athletic, severo y punzante, con timbre hasta el final. Pero no le alcanzó para más cuando Kroos le rasgó definitivamente con el 0-2 cuando faltaba un parpadeo. Con más oficio que tino, el Real superó otro etapón.
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Cuando se intuía un desplome en el extenuante mes de enero, el Real Madrid cogió aire en San Mamés, una plaza siempre de aúpa en la que no vale el garrafón. Un gol con mayúsculas de Benzema dio continuidad en la Liga al repunte copero de los madridistas en Vila-real. Atrás quedó el Athletic, severo y punzante, con timbre hasta el final. Pero no le alcanzó para más cuando Kroos le rasgó definitivamente con el 0-2 cuando faltaba un parpadeo. Con más oficio que tino, el Real superó otro etapón.
Carlo Ancelotti, preventivo ante lo estrujado del calendario, se remitió al duelo con el Villarreal. Conservador como es, esta vez el técnico italiano hizo un guiño a los meritorios: Ceballos y Asensio, reclutas titulares. Modric y Kroos, los infinitos del Madrid, a la sala de espera. Camavinga, sin Tchouameni el único pariente remoto de Casemiro, de pivote por delante de los centrales.
El formato le resultó al Real una vez que Ceballos maniobró para sacudir los apretones del Athletic, de inicio vivificante a hombros de un San Mamés de récord (49.316 espectadores). Mordían los de Ernesto Valverde y al cuadro visitante le costaba articular el juego, obligado Courtois al patadón perpetuo. Cierto que el primer aviso fue un zurdazo de Benzema, pero el partido iba con la marcha de los Williams. Dos hermanos con piernas jamaicanas que fuerzan que el Athletic pretenda jugar a toda pastilla. Es su mejor veta. Pero con una mecha que exige una precisión que no siempre tiene el equipo, ni los Williams. Nico estuvo a un dedo del gol tras un caño a Camavinga y un tiro combado. Iñaki tuvo la suya tras un pulso con Courtois.
Enjaulado el Madrid, Benzema y Asensio interpretaron bien su papel. El Real necesitaba arquitectura para articular el juego y ambos, aun a costa de vaciar el área de Unai Simón, recularon para sumarse a la causa de Ceballos. Se asentó Camavinga, firme, y el conjunto blanco templó al Athletic. Justo entonces le dio la puntilla. Un golazo.
Equilibraba el encuentro el Madrid cuando Ceballos conectó con Valverde. El uruguayo centró, Asensio, que no es Santillana, cabeceó hacia su campo con la coronilla. Nada inquietante para los rojiblancos de no ser porque Benzema suele ser Benzema. El francés, de espaldas, dio un paso atrás y cazó una volea categórica con la zurda. Un gol a la altura de quien ya es el quinto máximo goleador en la historia de la Liga, empatado con Raúl (228 tantos). Por delante, casi nada: Messi, CR, Zarra y Hugo Sánchez.
El 0-1 dejó algo sonado al Athletic, que no daba con Sancet para activar a los Williams. Y tampoco tenía cuerda para gobernar el gabinete del medio campo. Nacho y Militão sostenían el tendal defensivo, donde sintonizaban Rüdiger y Mendy, que poco a poco ajustó la marca de Nico Williams. Lo mismo hizo De Marcos con Vinicius.
El Athletic volvió a tocar el tambor tras el descanso. De nuevo con más ardor que finura. Suficiente para comprimir a su rival, al que le costaba un mundo coger vuelo salvo cuando se daba un respiro el cuadro de Valverde. Cuando se le aflojaron las piernas, intervino el técnico local. Para entonces, Nacho ya había provocado una estupenda parada de balonmano de Unai. Y a Asensio, tras una trenza magnífica entre Valverde y Benzema, se le fue el 0-2 por una falange. El Athletic necesitaba asaltar más el área de Courtois (Guruzeta), más ingenio (Muniain) y rellenar el depósito en el eje (Herrera). Ancelotti dio paso a un ilustrado (Modric). El partido iba con pinzas para los dos. A por todas el Athletic, resistente el Real, agobiado en el último tramo. Marcó entonces Iñaki Williams, pero un rechace previo de Guruzeta en fuera de juego invalidó el tanto. No se desanimó el Athletic, que en San Mamés, en partidos con hueso, va sobrado de remangue. Justo a lo que se aferró el Madrid hasta el último suspiro. Modric no pudo atar el juego y el equipo quedó a expensas de los centinelas de Courtois hasta que llegó el chispazo terminal de Kroos. El Barça sigue a tiro.
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