Cristiano, misión en Arabia: cenas con ministros, reunión con Roberto Martínez y visita al Madrid
El fichaje del portugués por el Al-Nassr, financiado con fondos del gobierno saudí, es la punta de lanza de su plan para impulsar la imagen del país a través del fútbol
Un enorme Range Rover blanco con los cristales casi opacos se desliza al lado de varios campos de fútbol de tierra ocupados por niños al suroeste de Riad hasta estacionar en el aparcamiento interior de la pequeña ciudad deportiva del Al-Nassr. La sesión de entrenamiento de este viernes del Real Madrid está programada allí media hora más tarde. Dos tipos uniformados de traje y corbata ocupan los asientos delanteros. Su pasajero viaja oculto detrás.
Más tarde, cuando los jugadores del Madrid ya correteaban por el campo...
Un enorme Range Rover blanco con los cristales casi opacos se desliza al lado de varios campos de fútbol de tierra ocupados por niños al suroeste de Riad hasta estacionar en el aparcamiento interior de la pequeña ciudad deportiva del Al-Nassr. La sesión de entrenamiento de este viernes del Real Madrid está programada allí media hora más tarde. Dos tipos uniformados de traje y corbata ocupan los asientos delanteros. Su pasajero viaja oculto detrás.
Más tarde, cuando los jugadores del Madrid ya correteaban por el campo de prácticas, se elevó un runrún desde el túnel de los vestuarios, por el que asomó el pasajero, que finalmente emergió bromeando con los periodistas: “Qué pesados los españoles”, dijo Cristiano Ronaldo. Ganó enseguida el refugio del banquillo, donde comenzó a charlar con Carlo Ancelotti, a quien acogía en las instalaciones de su nueva aventura futbolística: “¿El campo está bien?”, le preguntó.
El portugués tenía programada una sesión de trabajo en el mismo lugar después de la del Madrid, pero adelantó su llegada y, además de departir con el técnico, saludó a una pequeña procesión de empleados con los que había coincidido durante sus años en el Bernabéu. Bromeó con Roberto Carlos y le mostró los abdominales a Chendo levantándose el jersey negro.
Cristiano completa unos primeros días en Arabia Saudí con rasgos de misión diplomática. Desde el vehículo en que lo conducen de un lado a otro, a la agenda, en la que ayer fue anfitrión del Madrid. Un par de noches después de su llegada se difundieron mucho varios vídeos de su cena con el ministro de Deportes saudí, el príncipe Abdulaziz bin Turki Al-Faisal, en Diriyah, la histórica primera capital del reino, hoy un pintoresco barrio en las afueras con sugerentes construcciones de adobe. Al-Faisal, uno de los principales facilitadores de la contratación de Cristiano, sostenida con fondos del Gobierno, anunció el día de la firma que la gran operación era solo la primera, ya que estaban dispuestos a apoyar a otros clubes para cerrar “acuerdos de calidad con estrellas internacionales”.
El portugués, la punta de lanza del plan saudí para impulsar la imagen del país a través del fútbol, mantuvo otra importante reunión esta semana en Riad. Roberto Martínez, el flamante seleccionador de Portugal, voló a Arabia para reunirse con él y con los portugueses que juegan en el Valencia (Thierry Correia y Almeida) y el Betis (Rui Silva y William Carvalho). El entrenador español se ha propuesto hablar en persona con los jugadores de la selección que acaba de asumir antes de comenzar a trabajar. Su lista empezaba en Riad.
Allí Cristiano, después de saludar a la gente del Madrid, se fue al vestuario, se cambió, se fotografió con futbolistas de su antiguo equipo y regresó al campo de prácticas para entrenarse. El Al-Nassr, líder de la liga, visita esta noche al segundo clasificado, el Al-Shabab, aunque el portugués no podrá jugar, ya que tiene pendiente uno de los dos partidos de sanción con los que llegó.
En el banquillo rival se sentará esta noche el español Vicente Moreno, exentrenador del Espanyol: “Es una pena que no pueda estar Cristiano, porque le daría más repercusión. Jugamos en casa y seguro que habría más gente”. Moreno llegó a Arabia empujado en parte por la inquietud de pasar demasiado tiempo en la reserva tras salir del club catalán: “No quería quedarme en casa viendo cómo estaban empezando los equipos”, dice por teléfono. “Me había planteado la posibilidad de aceptar este tipo de experiencias a medio o largo plazo, pero prefiero estar activo. Y ya no es solo una experiencia. Quiero aprovechar para pelear y ganar títulos”.
Bajo el mando del español, el Al-Shabab, que no es el club más potente del país y en el que juegan Santi Mina y Éver Banega, ha ocupado el primer puesto de la tabla durante las primeras 13 jornadas.
El campeonato, que admite ocho extranjeros por equipo, tiene su miga, como explica desde Sansenxo Raúl Caneda, que dirigió al Al-Ittihad y al Al-Nassr entre 2012 y 2016: “La de Arabia Saudí es de siempre la liga más importante de Asia, lo ha sido en los últimos 30 años”, dice. “También es la liga más seguida del mundo árabe, es el foco del mundo árabe, de todo el Magreb, donde hay una gran pasión por el fútbol”. La intensidad de los aficionados llamó la atención a Caneda: “Algunos de sus futbolistas son mitos allí y en todo el mundo árabe. Es verdad que no son conocidos en Europa, pero es porque ganan el dinero en su país. Con los futbolistas, allí es más locura que aquí, una locura absoluta”.
Entrenamientos divertidos
El fútbol ocupa un lugar fundamental en la sociedad saudí fomentado por su Gobierno, que después de que la selección derrotara a Argentina en el Mundial decretó un día de fiesta en el país.
Moreno cree que aquella demostración en Qatar sirve para calibrar el nivel de sus futbolistas: “El jugador local es un jugador de talento”. Aunque explica que aún se encuentran en el proceso de afinar los métodos y el trabajo, algo a lo que debe contribuir que todos los entrenadores de la liga sean extranjeros. “Ven el fútbol cada vez de manera más profesional, pero todavía lo perciben más como algo para disfrutar. Les gustan los entrenamientos más distendidos, más de juegos”.
En cualquier caso, ambos técnicos coinciden en que Cristiano no ha aterrizado en un campeonato en el que pueda pasearse, como dice Moreno: “Cristiano de por sí es competitivo. Se exige, no hace falta que le exijan. Y eso le va a hacer falta, porque hay buenos jugadores. Si se deja llevar, empieza mal para conseguir marcar la diferencia”.
Caneda apunta en la misma dirección: “La exigencia para Cristiano va a ser muy alta. Es una operación que paga el Estado”. Y recuerda la advertencia que recibió al llegar al Al-Ittihad: “Te contaban que Bebeto había sido un desastre [fichó por ese club en 2002, con 38 años]. Son futbolistas que vienen ya mayores y no les da para hacer la diferencia. Venía de ser una estrella y aquí tuvo mucha presión, porque las expectativas eran muy altas. Y le salió mal porque su rendimiento no mejoró y el ambiente se le acabó haciendo muy hostil”.
Hasta los presidentes dejaban correr su pasión con menos reparos que en Europa: “El príncipe Faisal bin Turki, el presidente del Al Nassr, se sentaba conmigo en el banquillo. Pero no para inmiscuirse. Era muy respetuoso”, recuerda.
Ahora el puesto lo ocupa Musalli Al-Muammar, que el próximo jueves será el anfitrión del Paris Saint-Germain en el estadio Mrsool Park, en el que será el primer partido con el Al-Nassr de Cristiano, que coincidirá con Messi sobre el campo, algo garantizado por contrato. Otra misión de proyección mundial saudí para el portugués.
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