El Barça menos Barça es más líder
Con un gol de Dembélé y el aplomo de Araujo, los azulgrana avanzan en cabeza tras derrotar a un Atlético discontinuo y sin puntería
Con los apuntes de Dembélé y Araujo, el Barça liquidó a un Atlético discontinuo en un partido con mucho barbecho. Una victoria de pico y pala del líder, tan obligado al cuerpo a cuerpo en el cuadrilátero del Metropolitano que terminó con Kessié y Sergi Roberto como faros, con lo que eso supone en el Barça.
Al Atlético, que no despertó hasta el gol de Dembélé, no le bastaron 19 remates. Ni siqui...
Con los apuntes de Dembélé y Araujo, el Barça liquidó a un Atlético discontinuo en un partido con mucho barbecho. Una victoria de pico y pala del líder, tan obligado al cuerpo a cuerpo en el cuadrilátero del Metropolitano que terminó con Kessié y Sergi Roberto como faros, con lo que eso supone en el Barça.
Al Atlético, que no despertó hasta el gol de Dembélé, no le bastaron 19 remates. Ni siquiera sin Ter Stegen por delante. En el último pestañeo, Araujo rascó bajo el larguero un remate de Griezmann, justo después de un asalto de lucha libre entre Savic y Ferran, ambos expulsados. Otro síntoma de lo que fue el encuentro que asentó al Barça en el trono con tres puntos de ventaja sobre el Real Madrid.
Comenzó el choque a fuego lento. Poco del Barça, complacido con la pelota como anestesia. Casi nada del Atlético, abrochado muy cerca de Oblak en la fría noche madrileña. Nadie quería arriesgar, todos neutralizados. El equipo de Xavi era el reflejo de De Jong, dedicado a tramitar el partido en chanclas. El cuadro de Simeone iba colgado del tendal de sus centrales, jabatos para bloquear algunas intenciones azulgrana. Xavi dispuso un equipo con tres centrales para atacar y una retaguardia con cuatro centinelas cuando la pelota era ajena. Balde era el comodín, extremo en ataque, lateral para el cierre.
Tan hundido estaba el grupo de Simeone, que prescindió de inicio de Morata, que Ter Stegen le quedaba a viaje lunar. Ni migas de João Félix, y apenas algo más que remangue de Griezmann, víctimas de un equipo con la marcha atrás. El francés no tenía con quién atacar ni a quién ordenar, con sus camaradas refugiados en las cuerdas. En los catalanes, tan inocuo era De Jong como poco peso tenía Ansu como punta, pinzado entre Savic y Giménez.
Con cada cual en su papel, la monotonía la rompió Pedri. Por fin, alguien audaz en un encuentro tan impreciso como plano. El canario, emprendedor, se lanzó a la aventura, dejó a rebufo a Griezmann, Barrios y Koke y fijó a Gavi en la posición de ariete. El sevillano, chaparro pero jabato como pocos, le ganó el asalto a Reinildo y dio cita con el gol a Dembélé, certero en su tiro cruzado. Un brote de Pedri y 0-1.
El gol alteró la trama. Espabiló a los rojiblancos y entonces fueron los barcelonistas los que se encogieron durante media hora. Mal rollo para el Barça, más capaz en territorio rival que en el propio. Sin la pelota, el cuadro barcelonista se queda en tanga. A punto estuvo de aprovecharlo el Atlético, ya con otra bravía. Un cabezazo de Giménez se fue por un pelo y Ter Stegen selló una palomita ante un disparo de Griezmann y luego pifió una salida y casi le condena Reinildo.
Tan mal lo vio Xavi que antes de la hora ordenó una elocuente mudanza: el macizo Kessié por el insustancial De Jong. Como el fútbol tiene sus vericuetos, el cambio tuvo efecto en Pedri, que acudió al rescate de los de Xavi con el mejor recurso posible: la pelota. Poco a poco se desinfló de nuevo el consorcio de Simeone, por más que el argentino diera vuelo a todos los delanteros.
Cosido de nuevo el balón, al Barça solo le estiraba Dembélé, aunque fuera por una ruta poco explorada por los azulgrana. Un pase al horizonte de Koundé lo cazó su compatriota en carrera y tras un rebote en Savic la pelota frenó contra el poste izquierdo de Oblak. Eso sí, Ferran daba tan pocas señales como Ansu. O como había dado João Félix, de nuevo al cuarto oscuro antes de tiempo.
El Atlético, sometido un rato por Pedri, remontó en el último tramo, el del arrebato, ya con Kessié más protagonista que el volante canario. El duelo tenía más estrépito que fútbol. Cargaba el cuadro colchonero y barrían Araujo y Christensen. Llegó entonces la gran ocasión local. Griezmann, en la sala de espera del gol, remató con Ter Stegen fuera de órbita y Araujo evitó el empate. Una jugada que retrató a un Barça mutante. Sin Lewandowski, más eficaz en su rancho que en el adversario. Como prueba, la portería a cero en 12 partidos ligueros. El Atlético, reducido a otras misiones, a la pelea con el Betis, la Real y otros por un puesto en el cartel de la Copa de Europa. Ese será su partido a partido a partir de ahora. Aunque puede que en el despacho del Cholo siempre fuera ese el objetivo. Su tibieza inicial ante el líder lo plasmó.
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