Los últimos empeños fallidos de Eden Hazard
El belga, que cumple 32 años este sábado, se propuso en la celebración de la Decimocuarta regresar, pero no rindió antes del Mundial, del que salió como suplente, y fue invisible ante el Cacereño
Dos días después de la visita del Real Madrid en la Copa del Rey, en el vestuario del Cacereño, además de recordar del subidón de competir al rey de Europa, seguía una conversación sobre algo que les resultó desconcertante. No superan el asombro de haber visto a Eden Hazard, que este sábado cumple 32 años, vagar por el campo: “Estaba como desganado”, repetían. “No intentó nada, apenas participó. Había otros que se ofrecían, pero él...”.
La conversación sobre el belga la abrió ya la noche del partido el jugador del Cacereño Carmelo Mereciano, que describió una actuación mortecina: “Como ...
Dos días después de la visita del Real Madrid en la Copa del Rey, en el vestuario del Cacereño, además de recordar del subidón de competir al rey de Europa, seguía una conversación sobre algo que les resultó desconcertante. No superan el asombro de haber visto a Eden Hazard, que este sábado cumple 32 años, vagar por el campo: “Estaba como desganado”, repetían. “No intentó nada, apenas participó. Había otros que se ofrecían, pero él...”.
La conversación sobre el belga la abrió ya la noche del partido el jugador del Cacereño Carmelo Mereciano, que describió una actuación mortecina: “Como que le daba igual”. En el Príncipe Felipe pareció desvanecerse el último empeño del futbolista por reflotar su historia con el Madrid. Sorprendió en Cáceres, pero mucho menos en los despachos blancos. Hazard es solo el 20º futbolista en minutos esta temporada, y no se trata de un capricho de Carlo Ancelotti. Más bien al contrario, siempre ha tratado de impulsarlo, incluso cuando en el trabajo diario se le aprecia algún escalón por debajo en intensidad respecto del grupo.
En el club han asistido ya a unos cuantos de sus empeños por reflotar su carrera. El penúltimo, y quizá el que sonó más firme, lo hizo público el propio futbolista a los pies de La Cibeles, mientras el equipo celebraba la 14ª Copa de Europa. Empezaba ya a caer la noche del 29 de mayo del año pasado, y Hazard, con un vaso de papel en la mano izquierda, agarró el micrófono con la derecha: “Mira. He hecho estos tres años con lesión, esto... muchas cosas. Pero el próximo año lo voy a dar todo para vosotros”, aseguró, y sus compañeros se arremolinaron a su alrededor, le abrazaron, y saltaron con él. Una celebración. Un pequeño desahogo.
Durante tres años habían visto a su compañero enlazar una lesión tras otra después de la entrada en la que Thomas Meunier le rompió el tobillo en un Real Madrid-PSG en noviembre de 2019. Tres operaciones, multitud de roturas musculares, recuperaciones y recaídas enlazadas. Una época durísima para un futbolista que apenas se había lesionado desde que debutó como profesional a los 16 años con el Lille en Francia. Los compañeros que lo abrazaron aquella tarde festiva habían presenciado el calvario desde primera línea, y habían visto también que Hazard lo había atravesado sin aparente pérdida de ánimo, como subrayan a menudo varias fuentes que siguen el trabajo diario en Valdebebas.
El belga regresó del verano con un punto mejor de forma que los años anteriores, y sin la placa de titanio del tobillo derecho, que se le había infectado y que le retiraron el pasado marzo, después de casi un año tratando de convencer al club para que le permitieran deshacerse de ella. Ya no tenía dolor, y Ancelotti le dio media hora en el debut liguero y siete minutos en la segunda jornada. Después desapareció.
Hasta la noche en que Karim Benzema se lesionó en Glasgow contra el Celtic a la media hora, y el técnico italiano recurrió a él por delante de un asombrado Rodrygo, que volaba entonces bastante por encima del belga. Pero Ancelotti, que siempre ha tratado de protegerlo, realizó otro gesto en atención a su estatus y Hazard registró una de sus mejores noches en un encuentro que se abrió enseguida, y por el que circuló a sus anchas, con defensas que lo contemplaban desde cierta distancia. Incluso marcó el 0-3 final.
Aquello le sirvió para ser titular cinco días después como falso nueve contra el Mallorca en el Bernabéu. La resurrección llegó hasta el minuto 59, cuando con 1-1 lo sustituyó Luka Modric. El encuentro terminó 4-1, y el belga no volvió a asomar en ningún partido de Liga, aunque sí disputó 57 minutos en el 1-1 contra el Shakhtar y 14 en la derrota contra el Leipzig (3-2).
Su siguiente intento por regresar lo fijó en el Mundial. La selección belga ha sido a menudo un refugio en el que aún se sentía importante y donde Roberto Martínez disponía un esquema en el que podía aportar como mediapunta más libre. Pocos días antes de viajar a Qatar concedió una entrevista a Marca en la que sonaba resuelto: “Tengo que demostrar a todos que puedo jugar al fútbol. La gente tiene dudas de lo que puedo hacer, pero yo no”, dijo. “Tengo que demostrar cuando juego, sean cinco minutos, 10 o 15. Quiero jugar y cuando lo haga tengo que hacerlo bien”.
La crisis con Bélgica
Se mostraba convencido de que solo necesitaba minutos. Como después de ganar el primer partido contra Canadá en Qatar (1-0), cuando se paró en la zona mixta para explicar en español que sabía que no había tenido una buena actuación, pero que estaba contento por los minutos jugados, porque lo que necesitaba para afinarse era solo eso: jugar minutos.
Sin embargo, el camino se torció cuando perdieron contra Marruecos en la segunda jornada (0-2) y Bélgica se encontró en mitad de una formidable crisis interna. L’Équipe aseguró que después de la derrota se había producido una fuerte discusión en el vestuario belga, en la que Hazard había recibido reproches por haber dicho en público que sus defensas ya no eran tan rápidos como en 2018. Les quedaba un último encuentro contra Croacia para tratar de pasar a octavos y Courtois y Hazard se vieron ante la prensa tratando de apagar el fuego, asegurando que nada de lo contado había sucedido.
El incombustible Modric aguantó con los suyos un 0-0 y Bélgica quedó fuera en un partido en el que Hazard, el gran capitán, solo jugó cuatro minutos, sus últimos con la selección. Unos días después de naufragar su último empeño de regresar anunció que nunca volvería a jugar con Bélgica. La siguiente oportunidad se le presentó el martes en Cáceres, donde dejó el recuerdo de un futbolista rendido y ausente.
Tiene contrato hasta junio de 2024 con el Madrid, que no le pondría obstáculos si promoviera una mudanza. Aunque no será en este mercado de enero, como explicó antes del Mundial: a él y a su familia les gusta Madrid. La siguiente ventana se abre el 30 de junio, pero en los despachos ven difícil que resulte atractivo con actuaciones como las de la Copa. No hubo ni un jugador del Madrid del que Opta registrara menos intervenciones que las 24 del belga.
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