Djokovic descabalga a Tsitsipas de la lucha por el trono

Luce Novak Djokovic puño y codo, y saca el mentón orgulloso. Es un trabajo bien hecho, piensa. El serbio, pentacampeón de la Copa de Maestros, ya ha rendido a Stefanos Tsitsipas (6-4 y 7-6(4), tras 1h 38m) y rubricado su primer triunfo en esta edición, que tiene una doble derivada: por una parte, le concede el punto de la tranquilidad, tan necesario en un torneo de tantas urgencias como este, y por otra, apea al griego de la carrera por cerrar el curso en lo más alto del ranking. Es decir, un aspirante menos a falta de seis días para la resolución.

Ahora la lucha queda reducida a...

Luce Novak Djokovic puño y codo, y saca el mentón orgulloso. Es un trabajo bien hecho, piensa. El serbio, pentacampeón de la Copa de Maestros, ya ha rendido a Stefanos Tsitsipas (6-4 y 7-6(4), tras 1h 38m) y rubricado su primer triunfo en esta edición, que tiene una doble derivada: por una parte, le concede el punto de la tranquilidad, tan necesario en un torneo de tantas urgencias como este, y por otra, apea al griego de la carrera por cerrar el curso en lo más alto del ranking. Es decir, un aspirante menos a falta de seis días para la resolución.

Ahora la lucha queda reducida a dos, Carlos Alcaraz y Rafael Nadal. El murciano observa desde casa por la televisión, lesionado, y el mallorquín –citado este martes con Felix Auger-Aliassime en una situación de emergencia– tendrá que levantar el trofeo el próximo domingo para desbancarlo del trono. Así lo confirman las matemáticas, que a su vez aseguran que si Nole bate el miércoles a Andrei Rublev –superior a Daniil Medvedev en este arranque del Grupo Rojo– sellará su pase a las semifinales de un torneo que no gana desde 2015 y en el que aspira a cazar a Roger Federer, seis laureles el suizo.

“Ha sido un año complicado”, apunta el de Belgrado, condicionado por su propio credo y ausente en dos de los cuatro grandes –Australia y US Open, además de cuatro Masters 1000–. “Pero ganar Wimbledon fue un alivio para mí”, prorroga con la cartilla de rendimiento en la mano. Desde entonces, 15 triunfos y solo dos derrotas; dos títulos (Tel Aviv y Astaná) y un repunte considerable antes de zanjar el ejercicio. Tsitsipas, guerrillero pero negado, siempre colabora lo suyo.

Al fin y al cabo, el ateniense ha perdido los nueve últimos partidos contra el serbio, que lo ha derrotado en 10 de los 12 compromisos entre ambos; desde 2019, cuando inclinó a su favor en Shanghái, no hace más que encajar un disgusto tras otro, aunque ninguno tan importante como el que sufrió en la final de Roland Garros del año pasado, cuando tuvo a Nole contra las cuerdas –dos sets arriba– y terminó descosido. Ahora, el campeón de 21 majors vuelve a castigarle y lo aparta de la pelea por el trono, al que hubiera accedido el próximo lunes si hubiera completado el torneo invicto.

“Honestamente, no tengo prisa por llegar ahí; sé que algún día lo conseguiré. Pero puedo ser feliz sin el número uno”, señala Tsitsipas, de 24 años y obligado a vencer en la segunda cita, ante Medvedev. “Hacer historia en este deporte es algo que siempre me motiva. Por supuesto que soy consciente de que puedo volver a hacer historia y es un honor estar en esta posición”, concluye Djokovic, empecinado en alcanzar a Federer y, de paso, el enésimo récord.

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