La Real Sociedad arranca un empate contra el Valencia a pesar de jugar con uno menos desde el minuto 15

El equipo de Imanol tira de su manual de resistencia después de que Aritz Elustondo fuera expulsado, mientras que los de Gattuso no logran aprovechar la superioridad

Los jugadores de la Real Sociedad celebran el gol en el partido contra el Valencia, en Anoeta este domingoANDER GILLENEA (AFP)

Después de un inicio feliz y un tanto afortunado, a la Real le fue cambiando la suerte según iban pasando los minutos, y no le quedó más remedio que repasar todos los capítulos de su manual de resistencia. Rebañó un empate, todo un tesoro ante un Valencia con hambre pero con la nevera vacía.

No había pasado el fútbol de un toqueteo futil cuando a Thierry se le escurrieron los tacos de las botas en una salida del balón que parecía inocua. El resb...

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Después de un inicio feliz y un tanto afortunado, a la Real le fue cambiando la suerte según iban pasando los minutos, y no le quedó más remedio que repasar todos los capítulos de su manual de resistencia. Rebañó un empate, todo un tesoro ante un Valencia con hambre pero con la nevera vacía.

No había pasado el fútbol de un toqueteo futil cuando a Thierry se le escurrieron los tacos de las botas en una salida del balón que parecía inocua. El resbalón le dejó un ancho pasillo a Illarramendi, que entró en el área, centró en paralelo y Hugo Guillamón, que es donostiarra, pero no juega en la Real, batió a su compañero Mamardashvili en su intento de despeje.

Sin hacer todavía demasiado, se le abría el cielo al equipo de Imanol, que ponía el partido en su terreno, hasta que Aritz Elustondo, cinco minutos más tarde, no midió bien en un cruce con Lino y le clavó la bota en el tobillo. Después de una larga visita al VAR, Munuera expulsó al jugador de la Real, que se quedaba con uno menos para los siguientes 75 minutos de partido. El batiburrillo lo aprovechó el Valencia, que se fue hacia delante y no tardó demasiado en empatar, con un disparo de Lino desde el borde del área. Hasta ese momento, el grupo que dirige Gattuso había intentado amasar la pelota cerca del área, pero sin levadura la masa no crecía. Con Guillamón dándole vueltas a la cabeza por el error en el gol de la Real, y fallando más de la cuenta, el Valencia jugaba al balonmano a punto de caer en el pasivo. Cuando Lino encontró la rendija pareció que el partido se inclinaría inexorablemente hacia el bando valenciano.

El desconcierto de los siguientes minutos pudo hacer daño a la Real, pero con una fuerza mental indestructible, con la grada detrás, de uñas con las decisiones arbitrales, aguantó el tipo como pudo hasta el descanso, para calmar los ánimos, recibir las instrucciones correspondientes y ajustar las tuercas. Imanol tomó las medidas oportunas para evitar las vías de agua y achicar la que entraba. A la vista de los resultados, lo hizo a la perfección el técnico realista. Realizó tres cambios de golpe para la segunda parte. Quitó a un delantero, reforzó la medular y colocó sacos terreros en la defensa, mientras Gattuso enviaba a los suyos hacia delante, aunque se encontró con líneas muy cerradas, pocos espacios y un muro delante de Remiro, al que apenas obligó. La mejor ocasión la tuvo la Real en una acción de Magunacelaya que Sorloth remató al larguero. El Valencia sólo tuvo una, en un saque rápido de falta que cogió despistada a la zaga local. Marcos André disparó cerca del palo.

No se permitió más despistes la Real, firme en sus posiciones defensivas. Aguantó el chaparrón, que era más bien sirimiri de otoño, y sumó un punto. Más de lo que se hubiera podido esperar jugando en inferioridad desde el primer cuarto de hora. El manual de resistencia de Imanol funcionó.

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