El Athletic supera en intensidad y fe al Villarreal de Setién

Un gol de Iñaki Williams le da los tres puntos al equipo rojiblanco, que desperdició una decena de ocasiones

Iñaki Williams celebra su gol ante el Villarreal, este domingo en San Mamés.Javier Zorrilla (EFE)

Ganó el Athletic y regresa al buen camino. El club montó su fiesta en la explanada de San Mamés al estilo de lo que se hace en otras ligas, y habilitó también una mini actuación de Gatibu, un grupo que pega mucho en el País Vasco, en pleno césped. Pero la fiesta de verdad estuvo en el campo, en el que los hombres de Valverde superaron en intensidad y fe a su rival.

Era cuestión de darle marcha al partido contra el Villarreal; a evitar que los amari...

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Ganó el Athletic y regresa al buen camino. El club montó su fiesta en la explanada de San Mamés al estilo de lo que se hace en otras ligas, y habilitó también una mini actuación de Gatibu, un grupo que pega mucho en el País Vasco, en pleno césped. Pero la fiesta de verdad estuvo en el campo, en el que los hombres de Valverde superaron en intensidad y fe a su rival.

Era cuestión de darle marcha al partido contra el Villarreal; a evitar que los amarillos envolvieran al Athletic en su juego; el que traen de serie después de años con Emery, y el que está en fase de implantación con Setién. Claro que el técnico cántabro también llevaba su plan a la Catedral, que en la pizarra todo se sostiene, pero luego está lo que pasa en el campo, y en los primeros minutos funcionó lo que propuso el equipo visitante. Bajaba Parejo a recibir de Rulli y jugaba con Lo Celso, que buscaba después las bandas. El dúo del arte, sin embargo, se deshizo cuando el argentino se tuvo que retirar lesionado. Ya no fue tan fácil llegar y saltarse las líneas rojiblancas.

El submarino perdió tracción. Sin renunciar a su juego, el Villarreal cedió poco a poco el control al Athletic, que también perdió a De Marcos. Los últimos minutos de la primera parte fueron de un acoso constante a la portería de Rulli. Los bilbaínos aumentaron varios grados su intensidad y tuvieron llegadas en las que los puntas rojiblancos no afinaron con la portería.

Con el arranque del segundo acto se desató el vendaval rojiblanco. Valverde ordenó a toda máquina, ajustó la presión y el Villarreal perdió el rumbo, además de todos los balones en medio campo. Se encadenaron las ocasiones. La grada era un ¡uy! continuo, hasta que Raúl García, siempre aplicado a la hora de poner intensidad, peleó un balón en el círculo central, se giró hacia el área contraria, enfiló la pelota hacia Iñaki Williams, que encaró a Rulli para batirle en su salida. Era un premio merecido, pero tal vez corto, porque ante un Villarreal sin respuestas, y liderado por un Sancet espléndido, que por fin jugó los 90 minutos, el equipo bilbaíno siguió sumando llegadas y más llegadas ante la inacción amarilla.

Solo una vez Morales había asustado a la grada con un disparo que rechazó Unai Simón. Luego marcó su gol el Athletic, pero los hermanos Williams pudieron hincharse; también Raúl García, incluso Vencedor, que a diez metros de la portería y sin defensas cerca, disparó al muñeco. La retahíla de ocasiones desperdiciadas ocasionó que los últimos minutos se vivieran con inquietud en la grada de San Mamés, aunque el Villarreal no pudo encadenar tres pases seguidos para llegar al área a causa de la feroz presión local, que seguía funcionando con el tiempo casi completado.

Posiblemente, a Quique Setién le queden todavía bastantes piezas para completar el puzle que quiere montar en su nuevo proyecto. Todo lo contrario que a Valverde, al que, a pesar del accidente del Camp Nou, las cosas le van razonablemente bien.

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