Jagoba Arrasate, entrenador de Osasuna: “Nunca es buen momento para jugar contra el Real Madrid”
“Los entrenadores vascos tenemos la pasión en común, pero en lo futbolístico somos gente muy diferente”
En el túnel de vestuarios de El Sadar huele a hierba mojada, recién cortada. Por allí aparece Jagoba Arrasate (Berriatua, Bizkaia, 44 años), amable, cercano, sonriente. Lleva cuatro años ocupando el banquillo del Club Atlético Osasuna, y se ha convertido en el segundo técnico rojillo con más partidos a sus espaldas. Ha desbancado a Pepe Alzate y ya sólo queda por delante Pedro Mari Zabalza, una institución. El entrenador vizcaíno va camino de convertirs...
En el túnel de vestuarios de El Sadar huele a hierba mojada, recién cortada. Por allí aparece Jagoba Arrasate (Berriatua, Bizkaia, 44 años), amable, cercano, sonriente. Lleva cuatro años ocupando el banquillo del Club Atlético Osasuna, y se ha convertido en el segundo técnico rojillo con más partidos a sus espaldas. Ha desbancado a Pepe Alzate y ya sólo queda por delante Pedro Mari Zabalza, una institución. El entrenador vizcaíno va camino de convertirse en otra.
Pregunta. Es usted una especie en extinción. Ya quedan pocos entrenadores que se sienten cara a cara para conceder una entrevista.
Respuesta. Pues no sé. Es verdad que este mundo va hacia eso. Al final, los clubes no sé si es por proteger, o por qué, el producto lo dan ya casi hecho. Se ha perdido un poco eso, pero yo, personalmente, siempre he sido de seguir el periodismo. A mí estas cosas me gustan, pero entiendo que para los periodistas es cada vez más difícil.
P. Piensan así usted y cuatro más.
R. Sí, bueno. Es porque valoramos su trabajo, y además, si te dan el producto hecho no es como en el cara a cara, porque te lo dan enlatado y queda poco margen. Siempre que se hable de fútbol de manera respetuosa, yo creo que es bueno para las dos partes.
P. Usted es vizcaíno pero más de la escuela guipuzcoana, ¿tal vez porque desde su pueblo era más fácil llegar a Gipuzkoa?
R. Yo soy de Berriatua, de la frontera, pero mi padre es de Mutriku, y con seis años me apuntó ya a los torneos playeros de Deba, jugaba en los equipos de Mutriku, y he hecho más vida futbolística en Gipuzkoa que en Bizkaia, pero soy vizcaíno y a mucha honra.
P. ¿Hay algo que diferencia a los entrenadores vascos de los del resto de España?
R. No lo sé, me han preguntado más de una vez. Es verdad que somos muchos y la verdad, no sé por qué es. Será por la pasión que tenemos por el fútbol, por el rigor también, pero dentro de los entrenadores vascos, también hay gente muy diferente.
P. ¿Qué diferencias?
R. Yo creo que los que hemos trabajado en el norte, como Mendilibar, o los dos Garitano, o Imanol, o Ernesto Valverde también, somos de un perfil parecido, pero Emery ha recorrido todo el mundo, ha estado en equipos grandes, Lopetegui también; Eder Sarabia viene de otra escuela. Seguro que tenemos cosas en común, pero en lo futbolístico somos diferentes.
P. Usted cayó en Pamplona de pie, lleva ya cuatro años. ¿Se ve el límite?
R. Me recibieron bien, sí, pero nunca se sabe, el fútbol es muy cambiante, pero es verdad que desde el primer día las cosas han ido bien. Nosotros conocíamos a Osasuna, sabíamos dónde veníamos, la sociedad navarra también, y eso ayuda. Al final es como que pisas suelo firme, y para nosotros eso era una ventaja. Luego las cosas han ido bien, así que estoy encantado de estar aquí tanto tiempo. Es buena señal.
P. Que pusiera el club un cartel en medio de la ciudad para anunciar su renovación no es usual, además con el lema “Berritua”, que significa “renovado”, casi como el nombre de su pueblo.
R. Eso fue una vergüenza para mí, porque me avisaron uno o dos días antes y no había margen de nada. Fue un puntazo, una bilbainada, y ya les dije yo que era de Berriatua, y no de Bilbao, pero mire: lo guardo en casa. Fue una cosa atípica. Lo importante es para qué se hace eso, y si es para anunciar una renovación es una buena señal.
P. Confiaron en usted, como cuando aguantó el club después de encadenar trece partidos consecutivos sin ganar.
R. Cuando se dice que Osasauna es diferente, no son solo palabras. Fue en ese proceso cuando noté la confianza del club, y la notas cuando el director deportivo sale a rueda de prensa y es tan tajante al hablar de que confía en mí. Luego, a partir de ahí, las cosas empezaron a mejorar. Cuando llevas tiempo en un club, también tienes rachas malas. Tenemos también una familia en el vestuario, que en los momentos malos sabe arrimar el hombro para sacar las cosas adelante, así que estoy orgulloso de pertenecer a este club y a este vestuario.
P. ¿Por qué salen tantos jugadores navarros? El último es Aimar Oroz.
R. No lo sé, supongo que será un compendio de cosas, porque tampoco es que Navarra sea una comunidad muy poblada, pero el navarro, en los deportes, y se ve en la pelota, es una persona muy competitiva, de mucho rigor, de hacer mucho caso a lo que dicen los entrenadores. Digamos que eso hace que saquen lo mejor de cada uno. Luego también tienen talento, pero no solo eso. No es casualidad que haya tantos futbolistas navarros en la élite, y no solo ahora, sino históricamente.
P. El hecho de que usted sea profesor, ¿tiene algo que ver con su forma de entrenar y explicar lo que quiere a sus jugadores?
R. Seguramente sí. Para mí, la pedagogía es una forma de vida, así que a la hora de tomar decisiones o de gestionar, creo que es importante. Para mí la escuela era algo vocacional, estuve diez años en la enseñanza. Tenía que sacar el mayor rendimiento del niño y ahora del jugador. Sí que tienen muchas cosas en común y creo mucho en la pedagogía.
P. Usted pidió una excedencia para entrenar, ¿se acuerda todavía?
R. Al principio pides una excedencia porque no sabes cuánto va a durar el fútbol, porque ya sabemos que este mundo es muy inestable, pero eso ya se me acabó, y ahora disfruto de la profesión de entrenador, y si algún día tengo que volver a la docencia, lo haré encantado también.
P. ¿Se sintió infravalorado cuando cogió las riendas de la Real, en su primera aparición en la élite?
R. Para nada, no. Venía de estar en el cuerpo técnico de Phillipe Montanier, y de repente, el año que vas a jugar la Champions, eres el entrenador. Puedo entender que a la gente le sorprendiera, o que no tuviera un bagaje para poder entrenar a la Real, pero no me sentí infravalorado. Aproveché al máximo esa experiencia. El primer año fue muy bueno y el segundo lo empezamos mal, y se cambió al entrenador. Le doy normalidad a todo eso. Disfruté, sufrí también, las cosas como son, pero eso me hizo ser mejor entrenador y persona.
P. ¿Aprendió mucho de Montanier?
R. Sí, mucho. Precisamente, este verano coincidimos porque jugamos un amistoso y le tengo un cariño especial porque se portó muy bien conmigo, aparte de que fue un año fantástico, donde quedamos cuartos, y además aprendí de una escuela diferente como la francesa, más analítica, menos táctica pero más técnica también y yo estaba ahí con los cinco sentidos puestos, y eso me permitió tener una visión más amplia del fútbol.
P. Su segunda experiencia fue el Numancia. ¿Qué aprendió allí?
R. Era una decisión muy importante después de salir de la Real. Estuve tres años en Soria, unos años fantásticos. Necesitaba un sitio tranquilo, entre comillas, un equipo asentado para trabajar, mejorar, en el que me iba a sentir respetado. En ese aspecto, el Numancia fue un punto de inflexión muy importante, porque también hubo de todo. Mejoré como entrenador y también a nivel familiar, era la primera vez que salíamos de casa, fue importante ese paso.
P. Y al final, Pamplona, y esta temporada Osasuna ha empezado bien, ¿cuáles son sus expectativas?
R. En Primera hay que respetar la categoría. Aquí puedes estar dos meses sin ganar, esto es muy exigente. Las expectativas pasan por seguir creciendo como club, mantenernos en Primera. Tenemos un estadio precioso, una afición que vibra con el equipo y debemos darle continuidad a eso. No nos ponemos límites, pero sabemos que la estabilidad del club pasa por la permanencia. A partir de ahí, quedar lo más arriba posible, llegar lo más lejos en la Copa del Rey, pero respetando la categoría y dándole valor a lo que hemos hecho en los últimos años.
P. ¿Sin hacer locuras?
R. En Osasuna no se hacen locuras, empezando por la dirección deportiva. Se ha firmado poco pero bien, en el aspecto económico el club lo pasó mal, pero se ha encauzado en los últimos tiempos. Aquí prima la cordura, y se puede compaginar la cordura con la ilusión.
P. ¿Qué piensa cuando escucha a los entrenadores de los equipos grandes que piden más fichajes?
R. ¿Sabe lo que pasa?, que sabemos dónde estamos y cuando se cierra el mercado siempre pensamos que tenemos la mejor plantilla que podemos tener. Nuestro trabajo se basa en sacar el mejor rendimiento a lo que tenemos. Ya sé que todos queremos más, que los clubes grandes seguro que quieren más, los entrenadores quieren más, pero aquí no somos de pedir, sino de intentar sacar el máximo de lo que tenemos.
P. El siguiente paso es el Bernabéu y el año pasado empataron. ¿Qué piensa que puede pasar esta vez?
R. A esos campos siempre hay que ir con un plan que pueda salir. Si vas con miedo, mal; si vas con respeto, mal; si vas a verlas venir, mal; si eres un suicida, mal.
P. Hay muy pocos bienes, ¿no?
R. Sí, hay muy pocos bienes. Me preguntan si es el mejor momento para ir, pero yo creo que no hay ningún buen momento para jugar contra el Real Madrid. Han ganado todos los partidos que han jugado, están en un gran momento de forma y lo que tenemos que hacer es poner el listón muy alto, sacar la mejor versión de Osasuna y si luego superan ese listón les felicitaremos. Si estamos a nuestro mejor nivel, somos un equipo difícil para el rival.
P. ¿Cómo está el vestuario de cara al partido después de quince días sin jugar?
R. La última derrota contra el Getafe fue una pequeña desilusión porque ganar nos hubiera puesto muy bien, pero aprovechamos el parón para jugar un amistoso, para desconectar el fin de semana y ahora estamos otra vez con ganas, porque además no paramos hasta el Mundial. Vienen muchos partidos seguidos y hay que echar el resto para llegar a ese parón de mes y medio con los máximos puntos posibles.
P. Con todas las labores que se hacen ahora para analizar al rival, ¿del Real Madrid qué tienen, una enciclopedia?
R. Hay que hacer el filtro, porque si empiezas a analizarlo todo, no tienes tiempo. Es muy sencillo: todos sabemos cómo juega el Madrid, cuáles son sus puntos fuertes, pero lo difícil es contrarrestarlos. Ahí está la grandeza del fútbol. Si con los análisis fuéramos capaces de minimizar al Madrid, sería todo más sencillo, pero no se puede.
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