El Manchester City humilla al United en un duelo que escenifica el relevo entre Haaland y Cristiano Ronaldo
El noruego marca tres goles, igual que Foden, mientras el portugués observaba desde el banquillo como su equipo caía vapuleado (6-3)
El cambio de guardia se produjo en un derbi de Manchester el día en el que Erling Haaland anotó su tercer hat-trick consecutivo en el Etihad para llegar a los 14 goles en 7 partidos, dos menos que los que anotó Sadio Mané la pasada temporada, tres por debajo de Harry Kane en ese mismo curso, a cuatro de la excelente producción de ...
El cambio de guardia se produjo en un derbi de Manchester el día en el que Erling Haaland anotó su tercer hat-trick consecutivo en el Etihad para llegar a los 14 goles en 7 partidos, dos menos que los que anotó Sadio Mané la pasada temporada, tres por debajo de Harry Kane en ese mismo curso, a cuatro de la excelente producción de Cristiano Ronaldo durante toda el último ejercicio. Haaland, que agregó además dos asistencias, va más allá de lo que se podría imaginar y el astro luso, camino de los 38 años, presenció desde el banquillo como lideró una goleada (6-3) del Manchester City a un United que medio maquilló un marcador que tenía un barniz humillante.
Tras su calamitoso inicio de temporada, el cuadro de Old Trafford parecía estabilizado. Ganó dos partidos a finales de agosto, uno de ellos contra el Liverpool y en los cuatro primeros días de septiembre venció en otros dos, en los que infligió al Arsenal su única derrota hasta la fecha. Aplazó sus dos partidos siguientes, pero aún así a Ten Hag le designaron como mejor entrenador del mes, un placebo. Llegó octubre, apareció el Manchester City y se evidenció la diferencia entre un equipo construido y otro en obras.
El andamiaje del United colapsó ante la sucesión de embates de su rival, que apenas le permitió pasar del centro del campo durante la primera media hora y mostró exuberante en primera instancia su condición coral y después la de sus estrellas. Pocos combos pueden presumir de un engrase como el que prepara Pep Guardiola, que no pudo disponer de su bisagra, Rodri, por lesión y tenía sentados en el banquillo a Ruben Dias y Aymeric Laporte, sus presuntos centrales titulares. Con piezas intercambiables que se ensamblan en una idea en la que se cree y se adiestra, fluye un fútbol vibrante en el que se trazan triángulos, apoyos y continuas llegadas al área. Esta vez la producción atacante se sucedió sin cesar porque en cuanto el rival agarraba la pelota ya le están encimando para que la devolviese.
Ese pelele fue el Manchester United en el Etihad. Hay ocasiones en las que el City se espesa y parece que todo se detiene. Pero cuando logra circular la pelota es un equipo incomparable, único. En ese escenario se potencia la aportación de Bernardo Silva y Phil Foden, que también se fue del partido con un triplete goleador. Ambos conectaron a los siete minutos para abrir el marcador. Para entonces el City ya coleccionaba ocasiones para marcar. El luso jugó por dentro y por fuera sin que nadie le sujetase. El inglés es el futbolista menos británico de la historia de los inventores del fútbol, pero va camino de estar entre los más grandes si es que ya no lo está. La pareja tiene un punto de infravaloración. A veces el fulgor no entiende de futbolistas. Y hay estrellas que brillan más que el sol. Como Erling Haaland.
El chico llegó en verano a Manchester, la ciudad donde vivió de niño y le preguntaron por cual era el rival contra el que más ansiaba jugar. Respondió sin dudar, concreto como parece en todas las facetas de la vida: “El Manchester United”. En abril de 2001 tenía nueve meses cuando Roy Keane, sacrosanta gloria de Old Trafford se llevó por delante a su padre, Alf-Ige Haaland y le jubiló del fútbol. Cuatro años antes el centrocampista irlandés había sufrido una severa lesión de rodilla en un choque fortuito con el zaguero noruego, entonces en el Leeds. Papá Haaland le recriminó cuando estaba en el suelo porque pensó que estaba fingiendo. Tiempo después Keane reconoció que su intención era la de hacer daño. “A la mierda con él. Ojo por ojo. Recibió su justa recompensa” Los dos protagonistas de aquel negro episodio estaban este domingo en el Etihad. En la previa del partido llegaron a estar separados por apenas 15 metros en una de los costados del campo, cada uno en una emisión televisiva diferente.
No se traslucieron sentimientos en Erling Haaland, que ejerció de frío ejecutor, como acostumbra. El United fue una nueva muesca más en su revolver. En tres minutos remató a la red un testarazo a la salida de un córner y se estiró como un guepardo para encajar con la planta del pie en la meta un monumental centro de De Bruyne. Cuando Foden redondeó un 4-0 al filo del descanso gran parte de los seguidores del Manchester United abandonaron el estadio. La reanudación fue un trámite que ambos equipos adornaron con goles para alivio de Ten Hag y su tropa, que estuvo al filo de un resultado que entrase en los libros de historia. Ahora el City se queda a un punto del líder Arsenal y ocho por encima de su rival ciudadano.
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