La paz de Asensio: de las dudas y el ‘plan Mendes’ a la reconciliación con el Bernabéu
El mallorquín, que marcó contra el Leipzig, pasó el verano en vilo con su agente buscándole equipo, mientras parte de su gente le animaba a quedarse y añadir entrega a su talento
La reconciliación de Marco Asensio con el Bernabéu no comenzó con su gol al Leipzig el miércoles, sino unos veinte minutos antes, cuando se tiró a la hierba a robar un balón cerca del área de Courtois. De ahí nació una contra de Valverde, un disparo de Vinicius y una vaselina del propio Asensio. Se fue alta, pero el robo ya había hecho el trabajo: salva de aplausos poco después de la pitada general cuando entró al campo en el 64.
Fuentes del entorno del futbolista se fijan más en ese l...
La reconciliación de Marco Asensio con el Bernabéu no comenzó con su gol al Leipzig el miércoles, sino unos veinte minutos antes, cuando se tiró a la hierba a robar un balón cerca del área de Courtois. De ahí nació una contra de Valverde, un disparo de Vinicius y una vaselina del propio Asensio. Se fue alta, pero el robo ya había hecho el trabajo: salva de aplausos poco después de la pitada general cuando entró al campo en el 64.
Fuentes del entorno del futbolista se fijan más en ese lance que en el gol, un envío de precisión a partir de una falta puesta en juego por Kroos. Un clásico del repertorio de uno de los futbolistas con mejor disparo del panorama europeo. Lo esperable, según las mismas fuentes, que aseguran que una parte de su entorno se ha empleado estos meses en tratar de empujar al jugador, de 26 años, a completar sus prestaciones con algo más de lucha. “El fútbol es para guerreros”, dicen.
Creen que en el estado actual de la élite no basta con su enorme talento, y consideran que solo esa vía le permitirá establecerse entre los más habituales del Real Madrid y aparecer dentro de dos meses entre los seleccionados para el Mundial de Qatar.
Estas conversaciones del futbolista con personas de su círculo, y su frustración por verse superado por Rodrygo y Valverde en las preferencias de Carlo Ancelotti, estaba íntimamente entrelazadas. Se mezclaron, además, con el horizonte del final de su contrato con el Real Madrid, que vence el próximo 30 de junio. La perspectiva llevó a Asensio a contratar el pasado mes de abril los servicios de representación de Jorge Mendes, dejando a un lado a su agente de toda la vida, Horacio Gaggioli.
El Madrid no le había ofrecido ampliar su contrato, y la entrada en escena de Mendes introducía en el panorama la posibilidad de un traspaso, ya fuera como alternativa real o como baza para lo que se suponía que sería una inminente negociación.
La estrategia diseñada para afrontar ese momento crítico de la carrera de Asensio provocó algunas discrepancias en el entorno del futbolista. No todos compartieron, por ejemplo, una respuesta suya, que algunos entendieron como retadora, en una rueda de prensa con la selección en junio. Un periodista le planteó que tenía dos opciones en el Madrid: ampliar su contrato o salir traspasado. “Yo creo que hay tres posibilidades. También está la posibilidad de quedarme, porque es el año que me queda de contrato”, dijo, sugiriendo que podría marcharse gratis el siguiente verano. Alguna persona cercana a él atribuye la actitud adoptada desde la contratación de Mendes a la influencia de un coach.
Aquella convocatoria de Luis Enrique, inesperada por su poca presencia en el Madrid en el tramo final de la temporada, también produjo algún efecto benéfico, según las fuentes que le animaban a completar su talento con más entrega. El seleccionador exige esa actitud, y Asensio respondió.
En cualquier caso, pasó el verano en vilo. No llegaba una oferta de renovación del Madrid, que aún no la tiene en sus planes, y la exploración del panorama no resultaba prometedora. Según fuentes de Valdebebas, primero “dudaba de si quedarse” y después, cuando a dos días del final le dijo a Ancelotti que se quedaba, entonces tuvo dudas “por si había acertado o no”. Solo había jugado 8 minutos de los 360 posibles.
Después de la Supercopa de Europa, en la que no participó pese a que Ancelotti hizo cinco cambios, pidió audiencia con el entrenador. Se quejó, y el técnico le dijo que si se quedaba tendría opciones, pero habría que aguardar al cierre del mercado. El italiano conocía la intención del club de no ofrecerle una ampliación ni a él ni a Ceballos, pero pensaba que sus salidas perjudicarían al equipo.
Se quedó, y estaba a punto de disputar sus primeros minutos el domingo pasado contra el Mallorca, pero Lucas Vázquez se lesionó, Ancelotti lo sustituyó por Carvajal, y se quedó sin ventanas para más cambios. Asensio exhibió su enfado de vuelta al banquillo, y el italiano reconoció que no le faltaba razón. En cualquier caso, después de ese episodio y sus dudas veraniegas, el Bernabéu le recibió de uñas el miércoles.
Hasta que se tiró a la hierba, que parte de su gente cree que es el camino más corto hacia una renovación, y no la vía de colocarse en el mercado. Eso sí, de manera sostenida.
La reconciliación definitiva llegó con el gol. Se quedó mirando al tendido, aplaudiendo. “Conoce al madridismo. Le dedicó el gol a la grada”, dice una fuente del club.
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