Lorenzo Brown juega a la pocha
La integración del base nacionalizado en la pista y el vestuario refleja el éxito de una España de jornaleros que se enfrentará a Finlandia en cuartos
La España del cambio tiene muchas caras. Bajo el ala del capitán Rudy, ha crecido un grupo con siete debutantes en una gran cita que ha tenido que madurar a marchas forzadas en un Eurobasket de alto nivel. De la adolescencia a la edad adulta, la selección que se presentaba en el torneo con la idea de sumar rodaje de cara a cotas más altas (Mundial de 2023, Juegos de 2024) se ha vuelto a colar en el camino hacia las medallas. ...
La España del cambio tiene muchas caras. Bajo el ala del capitán Rudy, ha crecido un grupo con siete debutantes en una gran cita que ha tenido que madurar a marchas forzadas en un Eurobasket de alto nivel. De la adolescencia a la edad adulta, la selección que se presentaba en el torneo con la idea de sumar rodaje de cara a cotas más altas (Mundial de 2023, Juegos de 2024) se ha vuelto a colar en el camino hacia las medallas. La victoria contra Lituania (102-94) ha plantado a España en los cuartos que jugará este martes (17.15, Cuatro) frente a Finlandia, que derrotó a Croacia por 86-94. Es la 21ª ocasión seguida, desde 1979, en que el combinado español está entre los ocho mejores en un Europeo, registro en el que ha superado a la URSS. Sin los hermanos Gasol, sin Ricky ni Llull ni Sergio Rodríguez, pero con Rudy al mando de una familia de jornaleros, España es otra por fuera pero la misma por dentro.
Los 12 enchufados. ”Si pensamos que somos los de antes será un fracaso garantizado. Hay menos talento. Hemos de ser conscientes de nuestras limitaciones”, avisó Scariolo antes de volar a Tbilisi. El vestuario lo interiorizó para repartirse el sudor. Hoy son 12 jugadores enchufados, ninguno se ha salido de la rotación e incluso el menos utilizado por el técnico, Sebas Saiz (seis minutos de media por encuentro), ha tenido sus ratos de protagonismo. Willy Hernangómez manda en la estadística como el máximo anotador (16,3) y reboteador (7,5) del equipo, acompañado como pareja interior titular en los tres últimos partidos por Jaime Pradilla.
El joven alapívot del Valencia, de 21 años, cursó un máster contra Valanciunas y Sabonis. Su crecimiento desde la preparación del torneo hasta los encuentros en Georgia y Alemania ha sido tan alto como el de Garuba, un monumento a la pelea. El jugador de los Houston Rockets llegó a la concentración fuera de su mejor forma y con la convocatoria en el aire por una lesión, pero ha esprintado y desde sus 2,03m supo anticiparse a Valanciunas en otro ejercicio de entrega en cada uno de los aros. Difícil hacer más con menos. A ese tren se sube en el momento justo Juancho Hernangómez, que parece haber recobrado la confianza en su talento para fajarse en la zona y afinar la muñeca desde el triple. Uno más sumado a la causa.
Por el camino que ha recorrido, Alberto Díaz es otro reflejo de esta España esforzada. Fue uno de los descartes de Scariolo pero el seleccionador lo repescó a última hora tras la lesión de Llull, necesitado de un especialista defensivo. Díaz ha respondido con creces. Frente a Turquía, en el duelo que decidía el liderato del grupo A, provocó la quinta falta de Sengun, en ataque, y robó un balón providencial a Larkin a falta de 19 segundos. Ante Lituania, con España uno arriba con 26 segundos por jugarse y balón para el rival, le sacó una crucial falta ofensiva a Sabonis.
De fichaje a decisivo. Lorenzo Brown entró en el vestuario de España sorteando el incendio que provocó su nacionalización exprés sin tener ningún lazo con el país ni con el baloncesto nacional y ha acabado uniéndose a las partidas de pocha con sus nuevos compañeros. “Aquí soy un simple americano. Estos chicos hablan español y estoy aprendiendo cada día. Es impresionante cómo me han tratado. Lo que ocurre fuera no me importa, sólo lo que piensan estos chicos. Ellos me quieren y yo les quiero”, dijo Brown tras la victoria ante Lituania. Fue su explosión con España: 28 puntos y ocho asistencias. Y una prórroga que hizo suya interviniendo en 17 de los 19 puntos del equipo: 12 puntos y dos pases, uno a Garuba para que machacara y otro a Willy para un dos más uno.
Son solo 12 veces internacional, pero Brown se ha ganado al menos despejar las dudas sobre su juego. Una de cada tres asistencias de España (40 de 121) lleva su nombre, líder del combinado con 6,7 de media por encuentro. Con vistas al futuro, la esperada recuperación de los lesionados Ricky y Alocén, y el buen papel de Brown y Alberto Díaz en este torneo aumentan la competencia para el puesto de base.
La pizarra de Scariolo. Contra Lituania bullía “un plan” en la cabeza de Scariolo después de las dos derrotas durante la fase de preparación en agosto contra el conjunto de Valanciunas y Sabonis. En la partida de ajedrez contra su colega Kazys Maksvytis, el italiano se sacó de la manga varias jugadas que ayudaron a la remontada. Por ejemplo, una zona con la que invitó a Lituania a jugarse una y otra vez la carta de los triples, y así lanzaron casi tantos (30, con 19 fallos) como tiros de dos (31). Y la alineación de Lorenzo Brown como escolta en la prórroga con Alberto Díaz oficiando de base. Liberado de la dirección del juego, el nacionalizado multiplicó su producción ofensiva.
La continuidad de Scariolo ha sido clave para manejar esta época de relevo generacional. A los 61 años, el preparador tiene contrato hasta los Juegos de París 2024, meta del ciclo que ha comenzado en este Eurobasket y que tiene una parada intermedia en el Mundial del próximo verano. Scariolo conquistó la pasada campaña la Supercopa y la Eurocup con la Virtus Bolonia, un doblete que fue “una inyección de confianza y seguridad”. “Debía demostrar mi competitividad”, afirma. Con la selección busca su octava medalla después de tres oros europeos (2009, 2011 y 2015) y otro mundial (2019), una plata olímpica (2012), y un bronce europeo (2017) y otro en los Juegos (2016).
Rudy y la defensa. España suma 88,8 puntos de media en ataque, un botín que ha exprimido gracias a su fortaleza defensiva. Ahí se arremanga el capitán, Rudy Fernández, que a los 37 años estira una carrera con 16 grandes citas disputadas y los Juegos a la vista. Si aterriza en París, el español se convertirá en el único baloncestista de la historia con seis participaciones olímpicas. Y para entonces seguramente habrá alargado sus 244 partidos como internacional por encima del récord de 253 de Juan Carlos Navarro. Rudy como espejo para Alberto Díaz o Joel Parra para apretar las tuercas sin el balón y alargar los brazos en cada rincón. Es además el jugador con el que España suma más ventaja en el marcador cuando está en pista.
Los cruces de la fase final del Eurobasket.
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