Carlos Alcaraz, el prodigio que se supera
El murciano, citado por Tiafoe en las semifinales, se había fijado los objetivos ya logrados de entrar en el ‘top-15′ y jugar el Masters, y ahora apunta al número uno
Mientras su padre y algunos familiares paseaban entre los neones de Times Square y observaban boquiabiertos la envergadura de los edificios y el colorido publicitario, de El Palmar a Nueva York, Carlos Alcaraz ya había empezado a jugar el cruce de cuartos con Jannik Sinner. A esa hora, el tenista más precoz en irrumpir en las semifinales del US Open desde que lo hiciera Pete Sampras a su misma edad, 19 años en 1990, descansaba plácidamente en el hotel porque “cada detalle cuenta”, como él mismo repite. El mensaje ha calado hondo. “Al final, no deja de ser un chico joven y no ha sido fácil, per...
Mientras su padre y algunos familiares paseaban entre los neones de Times Square y observaban boquiabiertos la envergadura de los edificios y el colorido publicitario, de El Palmar a Nueva York, Carlos Alcaraz ya había empezado a jugar el cruce de cuartos con Jannik Sinner. A esa hora, el tenista más precoz en irrumpir en las semifinales del US Open desde que lo hiciera Pete Sampras a su misma edad, 19 años en 1990, descansaba plácidamente en el hotel porque “cada detalle cuenta”, como él mismo repite. El mensaje ha calado hondo. “Al final, no deja de ser un chico joven y no ha sido fácil, pero ha entendido que para llegar arriba tiene que ser muy meticuloso con todo, y el reposo a estos niveles es fundamental”, transmite un miembro de su equipo.
“¡Estoy hecho un toro, estoy hecho un toro!”, profería al día siguiente en dirección a su banquillo durante la memorable refriega nocturna con Sinner, resuelta en cinco sets (6-3, 6-7(7), 6-7(0), 7-5 y 6-3) y reflejada ya en los libros de historia como el segundo duelo más extenso del torneo –con 5h 15m, por detrás del Edberg-Chang de 1992, de 5h 26m– y como la sesión más golfa jamás presenciada en Flushing Meadows. Nunca un partido había terminado tan tarde (2.50). Los dos tenistas terminaron fundidos, aunque en la última recta pesó más la concienzuda preparación física de Alcaraz, que desde hace un par de años se desenvuelve entre mancuernas, cintas y suplementos alimenticios.
A excepción de esas pinceladas improvisadas que deja sobre las pistas, no hay un solo paso del tenista que responda al azar. Todo lo que lo rodea está minuciosamente diseñado. Desde que el joven firmase su primer contrato de representación, la multinacional IMG se ha asegurado de rodearlo de la estructura adecuada tanto en términos deportivos como comerciales. Primero llegó la alianza con Juan Carlos Ferrero, un exnúmero uno que conoce de primera mano la gestión de una explosión temprana como la de él; después (a los 16 años) vino el contrato con Nike; posteriormente el engranaje de preparadores para la transformación física; y a partir de ahí, asentadas las bases, el despegue y la persecución de los objetivos.
En diciembre del año pasado, Alcaraz y los suyos repitieron la dinámica de los tres años previos, cuando Ferrero tomó las riendas. Sentados alrededor de una mesa en el centro de entrenamiento de Villena (Alicante), donde se ejercita a lo largo del año, consensuaron las metas para este 2022 a partir de un ambicioso plan que ha terminado saltando por los aires. Con Alcaraz, suele ocurrir.
Ha ido rompiendo moldes desde que era un crío –trofeo tras trofeo durante la etapa formativa– y acelerando el proceso natural. La escalada debía ser progresiva, pero el chico se ha saltado varios peldaños. Nunca se le han fijado límites, pero la hoja de ruta marcaba en rojo esta temporada un par de atractivos: filtrarse entre los 15 mejores jugadores del circuito y, cogido ritmo, sumar los puntos necesarios en la carrera anual para desfilar en noviembre (del 13 al 20) por la Copa de Maestros que se celebrará por segundo año Turín.
Mano a mano con Nadal
A 9 de septiembre, uno y otro objetivo han sido tachados. De entrada, la progresión de estos días en Nueva York le ha garantizado su presencia en el Masters. Alcaraz se eleva hasta la segunda posición de la race, el sistema –denominado oficialmente así por la ATP– que señala a los ocho mejores del ejercicio; solo figura por delante de él Rafael Nadal, al que superaría en el caso de que conquistara el torneo y se apropiara de su primer grande. En cuanto al ranking, el murciano ha ido comiéndose a bocados las distintas franjas. A comienzos de 2021 su nombre no estaba entre el top-100; este año partió el curso como el 32º del mundo; y en apenas cuatro meses ya lucía en el top-10.
Si en 2021 se destapó, al deslumbrar precisamente en Nueva York, esta temporada ha supuesto la de su eclosión definitiva. No han faltado las turbulencias –“por primera vez no he sabido manejar la presión”, dijo tras caer en la primera ronda de Montreal, el 10 de agosto–, pero el trazado describe a un talento fuera de lo normal. Tomó Miami –ningún representante masculino lo había conseguido– y luego se exhibió en Barcelona y Madrid, con el aderezo del premio en Río de Janeiro antes. Junto con Nadal, es el que más títulos ha levantado y el que más triunfos (49) suma. Es, también, el jugador más precoz que llega a las semifinales de un major desde el mallorquín (Roland Garros 2005).
Y rumbo al cruce con Tiafoe (1.00, Eurosport), sigue soñando: “Ahora mismo siento que tengo muchísima confianza”.
LA DAVIS EN EL HORIZONTE Y LA OPCIÓN DE LA LAVER CUP
Alcaraz ha sido citado por el capitán Sergi Bruguera para jugar la fase de grupos de la Copa Davis que se disputará la próxima semana en Valencia. En principio, el murciano se trasladará allí conforme termine su participación en el US Open, aunque su mayor o menor protagonismo en las series dependerá de su estado físico al coger el avión.
El murciano acumula este curso 59 partidos –distribuidos en 14 torneos y la eliminatoria que jugó en febrero contra Rumania en Marbella– y estos días el desgaste está siendo importante, después de haber resuelto dos partidos muy exigentes a cinco sets y de actuar al menos en tres sesiones nocturnas.
Por otra parte, el joven español podría jugar la Laver Cup, del 23 al 25 de septiembre en Londres. De entrada no figura en el cartel de convocados, pero los organizadores del evento y el capitán del equipo europeo (Björn Borg) lo contemplan como opción en el caso de que pueda producirse alguna baja a última hora.
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