El Bayern vence al Inter y el Liverpool se estrella en Nápoles
Cara y cruz para alemanes e ingleses. Mientras los primeros tratan de integrar a Sadio Mané, los segundos lo añoran
Ganó el Bayern en San Siro al Inter (0-2) y dejó la impresión de que tiene más de lo que mostró, suficiente desde luego para controlar a uno de sus rivales en un grupo en el que también debe fajarse el Barcelona. El gigante bávaro aún debe encontrar la manera de aplicar la mejor versión de Sadio Mané, que juega más encorsetado que en Liverpool, donde ejercía como un falso nueve que elegía espacios para moverse. En el...
Ganó el Bayern en San Siro al Inter (0-2) y dejó la impresión de que tiene más de lo que mostró, suficiente desde luego para controlar a uno de sus rivales en un grupo en el que también debe fajarse el Barcelona. El gigante bávaro aún debe encontrar la manera de aplicar la mejor versión de Sadio Mané, que juega más encorsetado que en Liverpool, donde ejercía como un falso nueve que elegía espacios para moverse. En el Bayern, el senegalés ha tomado el rol de Lewandowski, entre centrales. Y su juego no es el del polaco, hábil como pocos para encontrar situaciones de remate en espacios reducidos.
El Bayern busca un nueve que funcione, el Liverpool lo anhela. Jürgen Klopp no encuentra recambio y se estrenó en esta Champions con una estrepitosa goleada en Nápoles (4-1) en la que Darwin Núñez, presunto sucesor de Mané, jugó la última media hora con todo ya sentenciado. El que sigue a lo suyo es Lewandowski. El martes regresa a Múnich, pero con la camiseta del Barcelona, que por ahora es el único que ha mejorado con el movimiento de fichas.
Pese a todo, al Bayern le sobra carácter y capacidad para mandar. Llegaba a San Siro después de dos empates consecutivos en la Bundesliga y agarró el partido por la solapa. Y de paso al Inter. Líneas altas, avidez por recuperar la pelota y prestancia para dispararse hacia la portería. Riesgo y convicción. Y si había que tocar ahí estaba la calidad de sus futbolistas para trazar triángulos o paredes. Coman y Sané así lo mostraron en el gol que sentenció el partido mediada la segunda parte. El Bayern pasó el rodillo por más que la estadística marcase igualdad en la posesión de la pelota. A veces los datos son un camelo. El Inter tuvo la pelota lejos de la meta rival. Y el balón para el Bayern siempre fue un estímulo para acelerar en busca del gol. Lo encontró justo cuando el Inter se desató de la frontal de su área para subir líneas. Kimmich detectó el movimiento y respondió con el balón al pie de Sané, que con un desmarque en diagonal desmontó el teatrillo interista.
El Inter quiso dar un paso adelante tras el descanso. Pero fue más una intención pasajera que una realidad. El Bayern retomó su control y con media hora por jugar marcó el segundo en una sucesión inverosímil de pases que D’Ambrosio llevó a la red de su portería tras un postrero toque de Sané. Sadio Mané lo vio de cerca, sin intervenir. Poco después Onana le negó el gol. El partido ya había decaído, el Bayern bajó líneas y guardó el botín.
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