‘Microondas’ Griezmann se impone en Mestalla
El francés, suplente por tercera vez consecutiva, vuelve a salir pasada la hora de juego y le da la victoria al Atlético ante un Valencia que pagó sus errores defensivos
Bajo las sospechas de que sus tres suplencias en lo que va de curso responden al intento del Atlético de rebajar los 40 millones de euros al Barcelona si juega 45 minutos en el 50% de los partidos en los que haya estado disponible este curso, Griezmann se ve en la tesitura de hacerse valer de media hora en media hora. Anoche, por tercera vez consecutiva, entró al campo con la hora de juego recién cumplida. Y sale comiendo hierba en sus primeras intervenciones. En Getafe hizo un gol a la primera pelota clara que tuvo, ante el Villarreal condujo una contra a toda mecha y en Mestalla ganó el part...
Bajo las sospechas de que sus tres suplencias en lo que va de curso responden al intento del Atlético de rebajar los 40 millones de euros al Barcelona si juega 45 minutos en el 50% de los partidos en los que haya estado disponible este curso, Griezmann se ve en la tesitura de hacerse valer de media hora en media hora. Anoche, por tercera vez consecutiva, entró al campo con la hora de juego recién cumplida. Y sale comiendo hierba en sus primeras intervenciones. En Getafe hizo un gol a la primera pelota clara que tuvo, ante el Villarreal condujo una contra a toda mecha y en Mestalla ganó el partido para el Atlético con su primer toque de bola. Como aquel Vinnie Johnson de los Detroit Pistons que condensaba altas puntaciones en pocos minutos, Griezmann rescató a su equipo de un empate que le descolgaba demasiado de la cabeza.
Como se podía esperar de dos entrenadores viscerales, el partido nació inflamado. Con dos equipos tensos y dispuestos para el combate del fútbol-fricción. Hay muchos tics que emparentan a Gattuso y a Simeone. Los dos fueron dos futbolistas de entrañas, pierna y esa clase de pasión que evangeliza adeptos por su capacidad para transmitir su fervor como coreógrafos de sentimientos futboleros. Mestalla parece tan entregado a su impulsivo técnico italiano como el Metropolitano a su par argentino.
En ese tipo de guerras, las gradas juegan su peso, y la hinchada del Valencia cargó con decibelios para que sus futbolistas salieran ganadores de los duelos. Pero como al fútbol se juega con la pelota y se trata de pasarla bien, de esa batalla por hacerse dueño de ella salió ganador el Valencia. Nadie como Oblak, convertido en el mejor pasador de su rival, expresó el desconcierto en el que se sumergió el Atlético. Malo para el equipo de Simeone cuando el esloveno ofrece síntomas de nerviosismo. Pérdida a pérdida, Guillamón y Musah marcaron territorio y Carlos Soler se lo comía a la espalda de De Paul, Kondogbia y Koke. Indetectable el capitán valencianista para ese centro del campo de contención que no contenía nada y menos creaba. Thierry y Samu Castillejo por la derecha y, Lato, por la izquierda, apuñalaban la fragilidad que exhibían los rojiblancos en sus costados. Un mal al que se tiran con descaro sus rivales. No tardó mucho en cargarse con una amarilla Saúl, castigado por la velocidad de Thierry y la cintura caliente de Samu Castillejo.
Superados por un rival con el colmillo afilado, Musah reventó con un derechazo lejano la portería de Oblak, tan sorprendido como mal colocado. Le salvó al Atlético que el VAR reclamó la revisión del colegiado en la acción previa por falta de Diakhaby a João Félix. La anulación desinfló un tanto al Valencia más que mejorar a los de Simeone. Cometieron el error los futbolistas de Gattuso de que al Atlético le emergiera la calidad de sus futbolistas sin necesidad de encontrar juego. Thierry estuvo implicado en todas las concesiones. Primero con una mala entrega que acabó con João Félix obligado a Mamardashvili a un buen vuelo. Después comiéndose un pelotazo de Giménez que persiguió Morata y acabó derribándole cuando era el último hombre. Si el VAR alivió al Atlético, también al Valencia al hacerle rectificar al colegiado la tarjeta roja que le mostró a Thierry. Este cerró su trilogía de cantes con un cruce mal culminado que permitió a João Félix dejar citar a Morata con Mamardashvili. Su puntera salvadora describe a un portero en continuo crecimiento que apunta alto.
Ahí murió el primer tiempo. El segundo nació con el cambio de Saúl, amenazado por la amarilla, por Carrasco. No le sirvió para tomar la iniciativa al Atlético, que siguió sometido en el juego de trincheras, aunque menos agobiado en las inmediaciones del área. A la hora de juego de siempre en lo que va de curso, Simeone llamó a Griezmann y a Lemar. Ya que Kondogbia y De Paul no contenían, se fue a buscar el partido afilando los interiores. Y la jugada le salió redonda porque a la primera que tuvieron entre los dos montaron la contra que culminó Griezmann con ese disparo que entró tras tocar en Carlos Soler.
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